Capítulo 4

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Si tengo que ser sincero, me parece graciosa la forma en que Frank y Jared se comporta entre sí. Ambos intentando ignorarse, ambos intentando hablar conmigo mientras los helados que no tienen fin, se derriten en nuestras copas.

Jared un tanto molesto, me habla de la fiesta en su honor que preparé, pero a la que no asistí. Frank por su parte, me habla de las muchas cosas curiosas que vio en el centro comercial o las muchas dudas que le quedaron luego de asistir a mis clases. 

Las bolsas de las compras esperan bajo la mesa y yo sólo quiero terminar para ir a cenar a casa de mis padres. En un momento abandono la mesa para hacer una llamada telefónica a mi hermano. Sonrío al ver como se miran entre sí cuando se dan cuenta de que quedaron solos y me aparto lo  suficiente como para tener privacidad, pero sin perderlos de vista.  Ambos lucen tan diferentes que se me hace imposible buscar algún punto de comparación.

Jared es tan maduro, tan serio, tan profesional. Él ya vivió todo lo que tenía que vivir, ya no quedan muchas sorpresas porque ya las conoce todas. Y yo… yo soy bastante parecido a él. Frank por su parte es completamente diferente, Frank es sólo un niño… y se supone que los niños sean transparentes pero él no lo es, a veces su mirada demuestra una sabiduría enorme, es como… como si hubiese vivido mil años y hubiese ganado mil años de experiencia, pero sigue sorprendiéndose por cosas tan simples como lo bien que sabe el helado de pistacho cuando lo mezclas con helado de piña.

Mikey contestó al segundo timbre, estaba efectivamente en casa de nuestros padres y le pedí que les avisara que llegaría con una sorpresa. Así que debían poner un puesto extra en la mesa. No alcancé a darle muchos detalles porque en cuanto la conversación comenzó a alargarse, vi a Jared acercarse a Frank, susurrar algo y luego abandonar la mesa, dejando a Frank completamente solo ahí.

— ¿Qué pasó? —pregunto en cuanto llego a la mesa junto a él, Frank se encoje levemente de hombros y con algo de pesar responde:

— Dijo que debía irse, aunque creo que fue por culpa mía.

No alcanzo a decirle nada, aunque quiero quedarme a tranquilizarlo. En lugar de eso corro detrás de Jared y luego de unos metros lo alcanzo, él se gira hacia mí y me mira de pies a cabeza antes de suspirar. Se acerca a besar mis labios y luego se aparta levemente para hablar.

— No estoy enojado contigo, Gerard… es sólo que, debo admitir que todo este asunto me sorprende bastante. No me dijiste que…

— Yo tampoco lo sabía, Jared —le interrumpo al instante—. Pero Frank es mi hijo y hablaré con él, quizás simplemente estaba un poco incómodo por tu presencia. Debí haber pensado más esta cita, pero no creí que se comportaran así.

— No le gusto, Gerard —me dice llevando una mano a acomodar su cabello—. Ese niño estaba claramente celoso de mí. Ten cuidado ahí.

— ¿Cuidado, por qué?

— No lo sé, sólo… ese niño tampoco me gusta mucho. Ten cuidado con él, Gerard.

— Jared, es mi hijo.

— Eso lo sé, sólo te estoy advirtiendo.

— Es mi hijo, basta.

— Nos vemos mañana, ¿Sí? Te llamaré —dice luego de un rato, sonriendo levemente.

— No —niego una vez—, yo te llamo.

Con pesar me doy la vuelta y regreso a la mesa, durante algunos metros sentía la mirada de Jared fija sobre mi espalda, pero cuando volví a voltear él ya no estaba ahí. Intentando pensar en nuestra pequeña charla regreso a la mesa y suspiro al ver a Frank luciendo perturbado, preocupado. Jared es mi pareja, sí… pero no estoy seguro si volveré a llamarlo después de eso.

our blood • frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora