Capítulo 23

3.9K 445 497
                                    

Al terminar ahí nos vinimos a casa, claramente no hice ni la mitad del trabajo que había planeado hacer y era extraño el pesado silencio que se instauró entre nosotros cuando nos subimos al auto. Aceleré porque debía hacerlo, pero no sabía qué nos esperaba en casa cuando llegáramos. Quizás tendríamos sexo nuevamente... o quizás Frank reaccionaría de forma extraña y yo quedaría ahí, hecho un nudo de nervios.

Todo indicaba que acontecerían los sucesos de la segunda opción.

Cada vez me sentía más incómodo, era una sensación especial, algo totalmente nuevo en mí, como una fuerza opresiva y repugnante que me hacía estremecer cada vez que me atrevía a mirar a mi hijo... como si estuviese sentado junto al pequeño espectro que acababa de matar.

Y en cierto modo así era.

Una vez estuvimos en casa Frank volvió a mirarme a la cara, lucía extraño y caminaba de forma lenta y tortuosa también. Parecía estar intensamente adolorido, y cuando hice mención de aquello dijo una frase que hasta hoy sigue resonando con especial claridad en mi mente.

— ¿Pues qué esperabas? Chad y tú son los únicos que han estado ahí.

Lo dijo de forma tan simple y tranquila que supe que era sincero, sonaba auténtico, demasiado él. Y eso intensificó y alargó hasta hoy, siete noches después de aquel suceso, mi insomnio... sus palabras lograron dividir mi mente en dos, la primera mitad era esa estúpida dicha de haberlo amado antes que Mike. Pero por otro lado... me puse al mismo nivel que Chad, y es incluso peor, porque él no lo disfrazó con amor. Esa noche, claramente, no pude dormir en lo absoluto. Y aunque Frank se encerró en su habitación en cuanto llegamos a casa, pude imaginar que él tampoco durmió nada. Dormir después de un suceso así de particular es bastante contraproducente y totalmente imposible.

Como estaba previsto, Frank no volvió a mencionar el tema en toda la semana que pasó hasta este momento. Ni siquiera en el desayuno al día siguiente o durante las tardes que como aquella, nos quedamos solos en la sala de profesores. No sabía y sigo sin saber qué sucede en su cabeza en torno a ese tema, y realmente me da un poco de miedo preguntar. Frank actúa normal, dentro de los parámetros previamente establecidos —y con previo me refiero claramente a previo-al-sexo—. Hablar de algo que sucedió es como quitarle la magia y realmente quiero que, si eso no vuelve a producirse, que quede grabado en mi memoria para siempre.

Aunque es obvio que así será.

Cada tanto mis ojos se atreven a recorrer su escuálido cuerpo, es increíble lo fácil que se me hace imaginar o más bien recordar, qué es lo que hay bajo las ropas en cada zona de su cuerpo. Me arrepiento de no haberlo desnudado completamente aquella vez, y cuando este arrepentimiento llega a mi mente un segundo pensamiento, uno un poco más esperanzador, me dice que posiblemente experimente una segunda vez. Y entonces sí lo desnudaré por completo.

Por otro lado, la sola idea de haber sido yo quien tomó aquello tan preciado que él había logrado recuperar desde que encarcelamos a Chad me repugna enormemente. Siento como si hubiese tomado mucho más que eso de él, y ni siquiera fue algo memorable. Fue sólo sexo sobre un escritorio... el sexo que viene a corromper tu cuerpo después de aquél terrible trauma que él vivió por meses no se supone que sea de ese modo, en un lugar así ni mucho menos con tu propio padre. A mi hijo le he arrebatado demasiadas cosas como para considerarme un buen padre, o un padre siquiera. Y mi mente no puede evitar seguir poniéndome al nivel de su anterior abusador.

Si hubiese un concurso de buenos padres yo ni siquiera tendría permiso de participar.

Además es frustrante el no tener a nadie con quien compartir estos pensamientos. No tengo amigos en este lugar y las personas con quienes hablo son también padres y algunos de ellos tienen a sus hijos en el colegio en donde doy clases, lo cual hace que contarles el cómo tuve sexo con mi propio hijo sea una pésima idea. Tampoco puedo contarle a Michael, enloquecería. Ni mucho menos a mis padres.

our blood • frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora