XIX

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«Preparativos»

Habían pasado cinco días desde que estaba encerrada en la mansión Agreste, extrañaba mis sábanas con olor a vainilla, mis almohadas de plumas con forro de satín, mi cómodo diván y el aroma a rosas que desprendía mi balcón

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Habían pasado cinco días desde que estaba encerrada en la mansión Agreste, extrañaba mis sábanas con olor a vainilla, mis almohadas de plumas con forro de satín, mi cómodo diván y el aroma a rosas que desprendía mi balcón...

Era viernes y mis heridas habían mejorado muchísimo, me habían retirado las vendas y apenas se podía leer el apellido de esa bruja en mis antebrazos. Esperaba que con el efectivo ungüento que me dieron y algo de maquillaje, nadie lo notara.

Realmente no tenía mucho de qué quejarme, me trataban como a una princesa y gracias a Adrien tenía a mi adorada minina dando vueltas a mi alrededor, mirándome con esos ojitos tan preciosos...

Había sido un milagro poder tener a Tikki y Plagg con nosotros...

Ya que nunca llegué al café que me indicó Nathaniel, Eliane se volvió a llevar a la minina, pero no a la mansión, sino a la casa de una de sus amigas. Al día siguiente de la cena con los Agreste, Adrien se encargó de localizarla, y de ese modo, coordinamos la entrega del precious cargo.

Con Plagg todo fue más sencillo, a pesar de los inconvenientes, el pilluelo siempre se las ingeniaba para colarse de polison. Así es como se metió en la camioneta de Nathaniel después del secuestro, luego al vehículo al que nos trasladaron y finalmente a la mansión misma.

Planeaba pasar un día tranquilo, mientras continuaban los preparativos para la boda, sin embargo Phillipe me sorprendió con una llamada urgente en el despacho de Gabriel Agreste.

Entre al lugar seguida por el mayordomo. El sr. Agreste estaba sentado en su silla con las manos entrelazadas bajo su barbilla. En cuanto me vió, en silencio señaló el teléfono descolgado.

Me acerqué y tomé el auricular.

- ¿Quien habla? - pregunté sin rodeos

- Hola, Marinette - dijo la odiosa voz de mi padre.

Traté de respirar profundo para que no me afectara, sin embargo fue inútil.

Lo primero que hizo fue preguntar por Nathaniel, y al saber que se encontraba bien, sonó aliviado, antes de exigir su liberación. Escuché sus demandas y finalmente le revelé que no sería liberado hasta después de la boda, se desató el infierno.

Me gritó de todo, inclusive se atrevió a decir que mi madre estaría decepcionada de mí... Bastó que mencionara a mi difunta madre, para que montara en cólera y le reclamara mis recientes descubrimientos.

Una parte de mí deseaba que por lo menos lo negara o intentara culpar a los Agreste de inventar pruebas, sin embargo lo aceptó todo... Eso terminó de partirme el corazón... Ahora más que nunca estaba ansiosa por dejar de usar su apellido... Odiaba a mi padre con todo mi ser.

Destrozada tras esa horrible llamada, fuí a cobijarme en los brazos de Adrien, sin embargo no me sentí totalmente comprendida, necesitaba hablar con Nathaniel, así que cuando el rubio se fue a hacer su rutina diaria de ejercicios, me escabullí hasta el sótano y le pedí al guardia que me dejara pasar, al principio se negó, sin embargo al recordarle que en tan solo unos días sería la nueva Sra Agreste, terminó por obedecerme.

(1) Deux coeurs, un battement - MLB +18 [Dos corazones, un latido]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora