«Lago de recuerdos»- ¿Es hermoso no crees?- pregunté impaciente por saber lo que pensaba de mi rincón especial.
- Lo es - respondió contemplando el lago.
- Amo este lugar - confesé recostándome sobre la manta y cerrando los ojos.
- ¿Cómo lo descubriste? - preguntó echándose a mi lado.
- Fue hace un par de años, estaba furiosa con Nathaniel por... algo que hizo. Subí a mi auto decidida a irme de la ciudad y alejarme de todo, pero tuve un contratiempo con el combustible y me quedé varada cerca de aquí. No pensaba llamar a mi padre ni mucho menos a Nath, así que empecé a caminar por el bosque hasta que dí con la orilla del lago, justo aquí. El sol estaba ocultándose, y los colores en el cielo reflejados en el lago me capturaron, era todo un espectáculo. Me recordó mucho a mi infancia... Así que me quedé aquí, pensando... recordando aquellos días en los que éramos una familia feliz... hasta que se hizo de día. Finalmente decidí volver a casa y darles otra oportunidad. Cada vez que necesito pensar vengo aquí... ¡Lo siento...! - dije al darme cuenta de que me había perdido en mis recuerdos diciendo un montón de cursilerías - debió sonar tan patético...
- No no no, lo opuesto - aclaró colocando un mechón suelto tras mi oreja - Fue muy profundo y personal... Gracias por compartirlo conmigo.
- Eres un ángel ¿Lo sabías? - dije girando mi cuerpo hacia él.
- Por supuesto que lo sé, princesa, pero por favor, continúa - dijo haciéndome enarcar una ceja.
- Definitivamente eres único - comenté riendo con algo de sarcasmo mientras volvía a mirar el cielo.
Disfrutamos de unos cuantos minutos de pacífico silencio hasta que su curiosidad pudo más.
- y... ¿Qué fue tan terrible que querías dejar París?
- Sabía que tarde o temprano lo preguntarías... - comenté cerrando los ojos ante los recuerdos de ese horrible día... - Se llamaba Claude, era un chico bastante atractivo, lo conocí en el arco del triunfo. Mi moto no arrancaba y bajó de su auto a ayudarme. Fue el primer hombre de mi edad que conocí, además de Nathaniel, claro... Fue tan dulce conmigo... me invitó un café y charlamos de todo un poco, luego fuimos a su apartamento... Esa fue mi primera vez...
- ¿Por qué hablas de él en pasado? - dijo adelantándose un poco. Me senté y abracé mis rodillas ignorando su interrupción.
- ...Una semana después de que empezamos a salir, descubrí que tenía algo con otra chica... Nunca acordamos exclusividad ni nada por el estilo, él estaba en su derecho realmente... pero eso no evitó que me sintiera herida... Esa noche regresé a casa destrozada, me encerré en mi cuarto y lloré con desesperación hasta que Nathaniel tocó mi puerta. Le conté todo y me dejé consolar por él. A la mañana siguiente desperté renovada, lista para seguir adelante, sin embargo cuando encendí el televisor, lo primero que ví fue su rostro en las noticias... bueno, el que solía ser su rostro... - froté mis brazos al recordar las imágenes - Lo sacaron del río, su rostro estaba totalmente desfigurado por los golpes... - mi voz se quebró, era la primera vez que le contaba esto a alguien. Adrien me abrazó por la espalda y empezó a masajear mis hombros - Fue Nathaniel... lo supe al instante. Lo confronté y nisiquiera intentó mentir... lo admitió con frialdad. Dijo que lo había hecho por mí... - las lágrimas empezaron a surcar mi rostro - Sentí tanta repulsión. Algunas horas más tarde, ya me encontraba en mi auto con una valija llena de ropa y dinero suficiente para sobrevivir un par de años. Me marché rumbo al funeral... ví a sus padres llorar, a sus amigos decir cosas lindas sobre su vida... Cuando todos se fueron de ahí dejé un ramo de flores frente a la lápida y subí al auto. Con todo el apuro y la tristeza no me percaté de la gasolina hasta que ya era demasiado tarde... - comenté lo último con una sonrisa nostálgica tratando de limpiar mis lágrimas - Vaya huida...
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(1) Deux coeurs, un battement - MLB +18 [Dos corazones, un latido]
Hayran KurguDespués de 10 años en Inglaterra, Adrien Agreste regresa a París tras la muerte de su madre, para unirse al negocio familiar durante una guerra fría entre las tres familias más influyentes de la ciudad. En medio de todo ese caos, lo que menos imagin...