XXI

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«Espejismo»

Desperté como las últimas ocho mañanas, con ganas de ver a Adrien, y en su lugar, golpeándome de cara con la realidad de estar encerrada en mi propio hogar

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Desperté como las últimas ocho mañanas, con ganas de ver a Adrien, y en su lugar, golpeándome de cara con la realidad de estar encerrada en mi propio hogar.

Me senté en la cama y miré hacia la izquierda donde se encontraba Nathaniel aún dormido. El reloj de pared marcaba las 5:04 AM y la luz de la mañana empezaba a asomarse.

Me levanté y recogí la ropa que había quedado regada en el suelo tras la candente noche anterior, me enfundé en una bata de satín, y salí al balcón. La ciudad apenas despertaba, se veían algunos autos circulando y se escuchaba a lo lejos el sonido de las campanas de Notre Dame, anunciando algún oficio matutino.

Este balcón era mucho más amplio que el de mi antigua habitación, había una pequeña fuente a un lado, varias macetas, una mesita con los restos de nuestra cena romántica, y un par de sillas de ratán. Me senté en una de ellas y froté mis brazos para entrar en calor, la mañana había amanecido algo fría, anunciando el otoño que poco a poco se hacía presente.

Los recuerdos de anoche llegaban uno tras otro a pesar de la gran cantidad de vino que ingerí para hacer la situación más llevadera, pero sobretodo, con la intención de no recordar nada al día siguiente, sin embargo, claramente no fue suficiente.

Los besos de Nathaniel se sentían tan frescos sobre mi piel que me producían escalofríos, y no es que haya sido rudo conmigo o malo besando, el problema era que no era la persona correcta... pero si mis planes salían como esperaba, pronto esa situación sería diferente.

Ya no estoy segura de cómo decidí poner en marcha mi elaborado segundo plan de escape, solo sé que ya no había vuelta atrás.

Empecemos en orden...

Al día siguiente de los sucesos que me llevaron a terminar en casa, desperté a causa de un ruido metálico constante. Me estiré y abrí los ojos, topándome con un musculoso pelirrojo levantando pesas. Por dos segundos quedé perdida en el sudor que escurría por sus bien formados músculos, cuando mi subconsciente me abofeteó mentalmente para salir de aquel trance.

 Por dos segundos quedé perdida en el sudor que escurría por sus bien formados músculos, cuando mi subconsciente me abofeteó mentalmente para salir de aquel trance

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(1) Deux coeurs, un battement - MLB +18 [Dos corazones, un latido]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora