«Bon appétit»
- ¿Chloé...? - dije en voz alta después de un largo minuto de observarla y corroborar que no era mi imaginación.
La aludida levantó el rostro con una sonrisa, dispuesta a responder, hasta que reparó en la azabache a mi lado.
- ¿Qué haces tú aquí, Dupain-cheng? - dijo observándola de pies a cabeza con tono despectivo.
- No es de tu incumbencia... - respondió la azabache cortante, acomodándose en mi brazo.
La rubia se puso de pie y examinando nuestra cercanía, enarcó una ceja.
- Parece que traes la correa muy larga, querida - dijo con aires de superioridad, luego se dió la vuelta y caminó hacia el comedor, cuyas puertas acababan de ser abiertas por el mayordomo.
- Ignórala, preciosa... - susurré a la azabache que parecía querer arrancarle el cabello de raíz.
Ingresamos a la habitación y tomamos nuestros lugares, que estaban designados por pequeñas tarjetas con letra dorada.
A la cabecera, estaba el sitio de mi padre y a su izquierda, como siempre, iba Félix, quién recién ingresaba.
A su lado, estaba Chloé y frente a ella, Marinette, mientras que yo, me encontraba entre ésta última y el lugar de mi padre.- ¿Qué estás haciendo aquí Chloé? - pregunté directamente.
- Después de lo que le sucedió a mi hermana... y a mi madre - dijo lanzándole una mirada envenenada a la azabache - acudí a tu padre en busca de protección.
- Tu madre intentó matarnos - dijo Marinette indignada.
- En lo que a mí consiente fue para saldar cuentas pendientes con tu padre... - dijo la rubia restándole importancia - además, no olvides quién SÍ logró consumar el acto, zorra... - agregó con rabia
- No me hables en ese tono si quieres conservar tus dientes intactos - dijo la azabache molesta por el insulto
- Veo que la agresividad es de familia... - comentó la rubia disfrutando del asunto
- ¿Y el sadismo también lo es? ¿O eso solo lo tenía tu madre...? - contraatacó Marinette
- Es de familia, así que cuídate la espalda, prostituta de cuarta... - respondió Chloé, siendo interrumpida por la imponente voz de mi padre.
- Srta Bourgeois, en esta mansión intercambiamos ofensas con elegancia e inteligencia, no perdemos el tiempo con vulgares insultos. Si desea una pelea callejera, le sugiero que vaya al jardín - dijo mi padre con seriedad llegando hasta su lugar y tomando asiento.
Chloé apretó los labios y cruzó los brazos en un gesto totalmente infantil, mientras la azabache sonreía complacida acomodando, en un gesto sutil, un mechón tras la oreja, usando la mano donde llevaba el anillo, que no pasó desapercibido por mi padre.
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(1) Deux coeurs, un battement - MLB +18 [Dos corazones, un latido]
FanfictionDespués de 10 años en Inglaterra, Adrien Agreste regresa a París tras la muerte de su madre, para unirse al negocio familiar durante una guerra fría entre las tres familias más influyentes de la ciudad. En medio de todo ese caos, lo que menos imagin...