XXXI

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«Despues de la tormenta»

Nunca imaginé que el destino pudiera ser tan embustero, regalándome la dicha inigualable de convertirme en padre del ser más precioso del universo entero, pero al mismo tiempo, amenazando con arrebatarme la razón de mi existir

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Nunca imaginé que el destino pudiera ser tan embustero, regalándome la dicha inigualable de convertirme en padre del ser más precioso del universo entero, pero al mismo tiempo, amenazando con arrebatarme la razón de mi existir...

Ya habían pasado casi 2 horas desde que los médicos me habían separado de mi adorada Marinette y no tenía ninguna pista de lo que sucedía con ella... Solo podía esperar... Pero mi paciencia ya estaba al borde y la agonía me quemaba el pecho.

El llanto de Emma me trajo a la realidad haciendo que me acerque rápidamente a la incubadora, sin embargo al no saber qué hacer, opté por presionar el botón de ayuda.

Una enfermera apareció al instante y atendió a mi pequeña bajo mi atenta mirada.

Se veía tan frágil... Tan indefensa...

La alimentó con algo de leche artificial, cambió su pañal y la empezó a pasear para hacerla dormir nuevamente. Presté atención a todo lo que la mujer hacía para poder sustituirla, no quería que una tercera persona atendiera a mi bebé...

- Démela - dije extendiéndole los brazos sintiéndome lo suficientemente capacitado para tenerla en mis brazos. Ella me la extendió al instante, sin embargo a los pocos segundos entró en llanto. Pasaron los minutos y no se calmaba...

- Talvez deba esperar afuera Sr. Agreste... - comentó haciéndome un gesto para que le dé a la niña.

- Deseo estar con mi hija - dije frunciendo el ceño

- La niña puede sentir su tensión... No se dormirá si usted no se relaja - comentó

- Entiendo - respondí suspirando, había leído al respecto del espacio emocional compartido... Me daba pena no poderla arrullar, sin embargo tenía razón... En otras circunstancias seguramente estaría calmado, pero ahora me era imposible... No podía pensar en otra cosa que no fuera Marinette....

Dejé un beso en la frente de mi preciosa bebé y la dejé con la enfermera.

Volví al pasillo y me senté frente a la puerta de la sala donde seguía mi esposa...

Mi Marinette....

Mi hermosa Marinette....

¿Por qué siempre había algo que amenazaba con separarnos?

Primero, fue tu afán de protegerme de tu familia; luego, la maldita realidad de saber que nuestras familias eran rivales y todo lo que eso trajo en consecuencia; después, mis celos y tu orgullo... Y ahora... esto

Me niego a perderte después de haber pasado por tanto, después de haber descubierto junto a tí el más sublime sentimiento de felicidad que he podido experimentar en mi vida entera...

En resumidas cuentas, Marinette, tú eres mi vida...

Sin tí... yo... no, ni siquiera puedo imaginar cómo sería vivir en un mundo donde no estés...

(1) Deux coeurs, un battement - MLB +18 [Dos corazones, un latido]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora