Capítulo 6

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Es un niño, no puedo distinguir de que edad. Parece un africano, de esos que se te pierden en la noche de tan oscura su piel. Pero de esa carita se asoma una sonrisa blanca brillante que me hace sonreír también, así que me acerco rodando. Pero no va mi suerte que el avión aterriza, haciendo que vuele y caiga al lado de la jaula del niño, empujándolo contra la pared de la bodega.

_ ¡Lo siento! -grito, mientras trato de localizar en que parte del cuerpo me duele exactamente-

Sorprendentemente el niño responde con un inglés casi perfecto.

_ Estoy bien

Suspiro y entrecierro los ojos, me duele la cabeza. Me acomodo en la pequeña jaulita y saludo con la mano al niño en frente mío.

_ Soy Sina

_ Leandro -¿Leandro? Un nombre muy sudamericano para un niño africano-

_ ¿Seguro que estás bien?

_ Sí…bueno, no en verdad -y sí, que pregunta más obvia la mía eh-

_ Yo…yo…estamos en lo mismo -trato de consolar, cosa que jamás hago bien-

Yo me cubro los ojos ante un destello que sale de la puerta… ¡OMG! Nos están liberando. O nos están sacando de este claustro para hacernos daño. ¿Secuestrar a un niñito de no más de siete años? Crueles bestias del inframundo. En cuanto trato de abalanzarme contra la persona que abre la bodega, ésta la cierra inmediatamente con un burlón:

_ ¡Olé señorita!

Refunfuño insultos y ruedo mis ojos

_ ¿Me has insultado? ¡Ya verás! -dice otra vez el hombre-

Gruño como si fuera un gatito enjaulado y me agazapo para saltar. Pero cuando me impulso ruedo torpemente y me estrello contra la puerta. Me sangra la nariz. Puta madre.

_ No te lastimes, porque así no nos sirves -grita el tipo-

¿Que no sirvo? Osea que me van a soltar. O me van a matar. En el peor de los casos me van a matar y eso lo sé, he visto unas 3 novelas policiales hindúes. Lo que me lleva a recordar que a esta hora tendría que estar montando un bello y majestuoso elefante asiático. Agh, ¿Por qué lo malo a mi, universo?

Nunca voy a salir de aquí, pero no me quedan lágrimas para llorar. Pero a Leandro sí y eso me parte el corazón, tiene un llanto lleno de sollozos.

_ Mi familia…-susurra- Hacía una semana que vivía con ellos

Se me encoge el alma de escuchar esto. Recuerdos del noticiero de hace algunas semanas vienen a mi mente: una masacre en alguna isla africana. Seguro que Leandro estuvo ahí…y luego aquí. Estas son conclusiones mías, ya que sin nada que hacer aquí hasta las valijas se me hacen interesantes.

Me pregunto dónde estoy, qué me van a hacer. No me cabe en la cabeza cómo es que hay gente que se dedica a secuestrar a otra gente. Al parecer en otra jaula sí hay un perro, ya que oigo gemidos. Mis ojos apenas se nublan ante la tristeza, mientras me acurruco conmigo misma llorando lágrimas imaginarias.

El aburrimiento me lleva a repasar los momentos felices de mi vida, las locuras que solo tú y tus BFF entienden, la emoción de aprender a andar en bici, la tristeza de dejar Argentina, la adrenalina de mi primer vuelo en un avión, mi primer beso (5 añitos), mi primer pelea de tirada de pelos con una compañera y otras situaciones. Quizá pierda todos esos recuerdos junto con mi vida hoy, pero no importa porque ya viví suficiente tiempo como para saber lo justo y necesario.

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El tiempo pasa, y es un tiempo indefinido por la falta de reloj. Aunque el aburrimiento, la sed y el hambre lo hace más largo aún. Leandro duerme hace rato, se quedó dormido entre sollozos. Lloré "en seco" durante todo este tiempo, y también grité pero quien sea no ha vuelto a aparecer. Oh esperen…están abriendo. Es uno de los supuestos policías gays y trae una soga en su mano derecha y un pañuelo en la izquierda. Además, una fusta cuelga de su cinturón. Mierda.

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Holisisisisisisiwis!

¿Corto? Ow lo siento pero no tengo mucha imaginación ultimamente. Si me quieren sugerir algo pos comenten y si les gusto pos voten (o sentiran la furia de Pandicornia!) okno.

¿Qué creen que pasarás ahora? ¿Dónde estará Sina?

Beshitos con sabor a cocoa :*

CautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora