Despierto. Me duele la cabeza muchísimo y casi no puedo abrir los ojos. Tengo mucha hambre y estoy, nada más ni nada menos, que en la bendita habitación. Sí, la habitación que al parecer es mía. Esa que me saca la dignidad, esa que está en la casa de mi secuestrador. Quizá son solo cuatro paredes, un techo, un suelo, una supuesta cama y un supuesto armario, pero es mi cárcel personal.
El hecho de pensar en mis planes para India me llenan de ira, mis padres gastaron un dineral en llevarme allí y yo aquí, secuestrada. Temo por mi sano juicio a tal punto que creo que enloqueceré y, cuando les resulte inservible, me soltarán o matarán. Pero claro, aún sigo coherente. Conseguiré un teléfono, llamaré al 911, luego a mi madre, luego a Lucie, luego a mi abuela y, finalmente, al 911 otra vez, por las dudas. Sí, yo seré mi propia ídola y heroína. Aunque aquí, mi ego vale lo mismo que nada.
Ahora, después de algunos días que han sido siglos, lloro otra vez. Extraño mi casa y la de Lucie. Extraño a mi familia y amigos. Extraño al Instituto de Cocina y a mi fiel perro. Extraño mi sana rutina de pocos ejercicios y los cursos que solía tomar. Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, pero yo realmente lo valoraba. Jamás olvidaba sonreír...pero, ¿Y si esto es un castigo de Dios? No soy muy religiosa, aunque todo es posible. Quizá mi destino es estar aquí, aunque no creo en el destino como una ley obligatoria. Creo que uno tiene dos o más destinos, y que nuestras acciones van llevándonos hacia uno u otro. Algunos destinos son geniales, otros definitivamente no.
Estoy harta de culparme a mí misma por haber viajado a Bombay. Si no lo hubiera hecho, quizás no estaría aquí. De todos modos, ¿Quién sabe? Eso es lo gracioso de esto. Nadie sabe nada realmente, porque el verdadero conocimiento no es el que aprende estudiando. La experiencia tampoco es todo lo que vale, pero es más que un diez en el boletín. Allí recae mi punto, yo sólo fui una chica diez sin experiencia, que si bien sabía lo que era una medusa, jamás había visto una. Si bien sabía que era un paro cardíaco jamás tuve uno.
No es tiempo de reflexiones, pero el hambre y el aburrimiento me hacen pensar. Mucho. Demasiado. Por lo que dije antes, un analfabeto de noventa años sabe más que un prodigio becado de dieciocho. Las personas no valen cifras, valen momentos, sentimientos y recuerdos.
Y valgo mucho en algunos aspectos pero muy poco en otros. Soy una gema y no merezco (así como nadie lo hace) estar aquí. Haré justicia por mí y por el resto, ahora mismo. Me paro y golpeo la pared.
_ ¡Sáquenme! ¡Idiotas, hostiles, no merecen ser llamados personas, me dan vergüenza ajena! -chillo, aunque no suena como esperaba-
_ Shhh -alguien me dice del otro lado de la pared- ¿Es que acaso no sabes que estuve ebrio? -Oh, claro. Zack-
_ No me importa, idiota. Sólo dime como llegue aquí -protesto-
_ Te trajo volando mi fénix. Ahora duerme, y es una orden, porque son las ocho de la noche.
_ ¡No! Me soportarás gritando y pateando hasta el fin de tus días -pateo con fuerza la pared-
_ Hey, le vas a hacer un hoyo a la pared. Cálmate o no sabes lo que te espera.
_ ¡Sólo dime como llegue aquí! -grito y largo un chillido- Te odio
_ Lo sé, es un placer ser odiado por alguien como tú
_ ¿Cómo yo?
_ Sí, insoportable
_ ¡Agh, eres tan odiable que...que...Agh! -golpeo una y otra vez la pared con la mano y la cabeza, alternando-
_ Si no te callas te -interrumpo-
_ ¡Eres un cobarde! ¡No te atreves a golpearme como un buen macho!
_ No puedo golpearte, debe hacerlo mi padre. Y me temo que si alguien le cuenta...
_ ¿Por qué? ¿Tienes manos de goma o brazos de fideo?
_ Hey, yo sé que has estado mirando mi físico -oh, genial. Tiene la borrachera coqueta-
_ ¿Eh? No, claro que no. ¿Quién podrá enamorarse de alguien como tú?
_ Alguien como tú, obviamente -puedo sentir su sonrisa, así haya una pared que nos separe-
_ ¡Que ebrio que estás!
_ Pero lo suficientemente lúcido como para saber ciertas cosas
_ Sí, pero borrare de mi cabeza lo que dijiste -Suspiro fuerte y pregunto otra vez- ¿Por qué no puedes golpearme?
_ Porque mi padre no quiere, prefiere hacerlo él mismo...
_Oh, claro. ¿Quién podría contarle? -digo irónica-
_ Jacob, yo no soy un soplón -se defiende-
_ Responde esto: ¿¡Qué hago hablando contigo!? Dios, estoy loca.
_ ¡Yo la sé! Porque tienes muchas ganas de sacarme información
_ Puede ser -hago un cambio de emociones repentino- ¡Déjame salir! ¡Te odio! -grito, agarro la escoba y empiezo a pegarle a la pared-
_ ¿No estábamos charlando en paz?
_ Pasado pisado -digo sin dejar de golpear-
_ Mi padre se va a despertar...
_ ¡No me importa! -cae un poquito de pared y sonrío-
_ ¡Estoy ebrio, maldita seas, y me duele la cabeza! ¡No te soporto más! -oigo que se levanta, pero no me importa. Voy a ser valiente, no me rendiré-
Esta gatita tiene garras y está lista para usarlas. No paro de golpear la pared, aún no sé para qué. Escucho las llaves girar dentro de la cerradura y me estremezco un poco. ¿Miedo? No lo admitiré jamás. Zack abre despacio la puerta y con aire de malote supremo me tira en la cama. Chillo, pero me calla con la mano
_ Shhh, no querrás despertar al que más adora hacer esto -¿¡ESTO!? ¿¡QUÉ ESTO!?-
_ ¡No! -pataleo pero con gran habilidad me ató un pañuelo a los pies-
_ Nunca -chasquea la lengua- Te vas a ir.
Me remuevo, pataleo e intento pegarle. Demasiado lúcido para un borracho, debe estar muy acostumbrado ya que sus reflejos están impecables. Intento morderle la nariz, pero ante esto sonríe divertido. Agh, le arrancaría los ojos, haría que se los trague y luego lo golpearía fuerte. Pero, oh no puedo, porque en este momento me quiere violar. Maldita suerte, no te tomes vacaciones ahora. Chillo con los ojos bien cerrados y aún sigo pataleando, me siento acalorada, debo estar rojísima. Siento que Zack se desabrocha el pantalón y suspiro. ¿Por qué a mí?
.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~
Hola creaturas! :)
Mejor tarde que nunca, mejor algo que nada. Así que acá está esta porquería para que la sigan disfrutando (si es que lo hacen)
Uh *-* Las cosas que andan pasando. Qué creen que va a pasar?
Byes
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Cautiva
Teen FictionSina Parker, una joven de veinte años siempre ha querido viajar a India. Finalmente, el día de su cumpleaños sus padres le regalan un pasaje hacia aquel soñado lugar. La joven parte, pero lo que no sabe es que India es peligrosa. En el pleno viaje l...