Capitulo 4

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Me levanté con tremendo dolor de cabeza, me metí a la ducha, me bañé, y me vestí con un short de pijama y una camisa negra de Katsuki.

Recordé fragmentos de anoche, o mejor dicho, miré la hora y era casi las seis de la tarde, corrí a ver a los mellizos y al no encontrarlos en su habitación bajé a la cocina.

Los ví a todos reunidos en la sala haciendo diversas cosas, los niños veían televisión sentados en el piso mientras que jugaban con sus juguetes, y Katsuki estaba sentado en el sofá pensativo mirando a un punto fijo.

—Buenos días—Dije mirando a los niños.

—Buenas tardes, querrás decir—Murmuró mi esposo rondando los ojos.

—¡Mamá, por fin despiertas!—Los niños corrieron hacia mi para abrazarme y los recibí en mis brazos gustosa, después de unos segundos se apartaron y volvieron a su lugar a jugar.

Me acerque a Bakugou para darle un beso, pero al acercarme a él me esquivó y se levantó del sofa.

—¿Que pasa?—Pregunté y los recuerdos de anoche nuevamente llegaron.

—Necesitamos hablar—Dijo serio y yo lo seguí cuando empezó a caminar.

Bakugou siempre a sido de los que se enojan fácilmente y siempre hemos peleado por cosas sencillas.

—¿Que pasa?—Dije observando cada unos de sus movimientos y es que estaba caminando de un lado a otro y me ponía más nerviosa.

—¿Con quien estuviste anoche?— Preguntó, dolía que tu esposo no confiara en ti.

—Con las de siempre, Mina, Momo, Jirou y Ochako—Dije mirándolo.

—¿Solo con ellas?—Preguntó desconfiado.

—Sí.

—¿No había un hombre entre ustedes?—Dijo él mirándome directamente a los ojos.

—Solo estábamos las chicas y yo—Murmuré analizando su mirada.

—¡¿Por qué mierda me mientes?!—Gritó derrepente y me sobresalté.

—¡Te digo la verdad!—Me defiendo.

—¡¿Entonces que es esto?!—Volvió a gritar enseñándome una foto en su teléfono.

Era yo, besándome con un chico.

Pero yo no recuerdo haber hecho algo así.

—Yo... No recuerdo haber hecho eso—Murmuré más para mí, que para él.

—Carajo, que estúpida eres—Murmuró.

Tomé su teléfono en mis manos y analicé la foto.

¿Vestido negro? Sí, llevaba uno igual.

¿Peliblanca? Sí, si soy.

—¿Tengo lunares en la espalda?—Pregunté viendo la foto.

—No—Respondió seguro.

—Bueno, entonces esa no soy yo—Hablé haciendo zoom a la foto para después pasarle el teléfono.

—Mierda, no me dí cuenta—Maldijo viendo la foto.

—Me siento ofendida—Exageré poniendo mi mano en mi pecho.

—Pues que alivio que no seas tú—Murmuró más para él que para mí.

—Rubio del demonio—Lo llamé acercándome a abrazarlo.

Abracé su cintura y puse mi cara en su pecho.

—Te amo, y nunca te haría algo así—Susurré y él alzó mi cara para besarme.

—La prensa ya está diciendo que eres tú.

—Lo solucionamos luego.

Me arrastró a la cama y en dos segundo estaba arriba de mí besando mi cuello, apretando mis muslos y sus manos colándose debajo del short.

Recordé lo sucedido de anoche y me animé a darle un castigo por haber dicho que se arrepentía de haberse casado conmigo.

Y también por lo de ahora, claro.

—¿Que pasa?—Habló cuando me separé de él para irme caminando hacía la puerta.

—Esto te pasa por decir estabas arrepentido por haberte casado conmigo—Dije tomando el pomo de la puerta—Y también... ¿Como pudiste creer que te había engañado?—Voltee a verlo antes de salir.

—¡Primero, lo que dije fue una broma! ¡Segundo, La foto se veía muy real! ¡Además, llegaste a las ocho! ¡¿Que tanto hacías?!—Escuché sus gritos mientras me dirigía a la cocina.

—¡Llegué a las cinco, exagerado!—Grité desde la cocina.

Problemas En El Paraíso || Bakugou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora