Capitulo 31

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Salir de la gala por separados fue fácil y nadie se dió cuenta, uno salió minutos después del otro.

Subo a la suite del hotel donde él ya me espera.

El elevador se abre y lo veo tomar un whisky sentado en el sofá.

—Te tardaste.

—Lo siento, mi señor—Jugar el juego de roles que jugábamos hace años solo me excita más.

—Deberías venir hacia mi—Dice y no logro dar un paso hacia él cuando me detiene alzando su mano—Así no.

Asiento mientras pongo mi bolso y mi abrigo en el perchero, me quito los tacones y me agacho al piso y gateo hacia el.

—Buena chica—Palmea su regazo cuando llego a él y subo a sentarme.

Su mano aprieta mi trasero y ve el vestido como algo que estorba.

Su otra mano va a la abertura de la pierna y rasga el vestido por completo.

—No tengo nada con que salir mañana de aquí—Me quejo.

—Calla—Hago silencio y él me deja desnuda ante él, solo tengo mis bragas.

Las cuales no demora en romper al verlas, se queda viendo mi humedad.

Se levanta conmigo encima y me tira a la cama y yo jadeo ante su fuerza.

Amarra mis manos con su corbata y se quita su cinturón.

—¿Lista para tu castigo?—Mueve el cinturón en el aire y yo me froto contra las sábanas en busca de placer—Veo que si.

Alza su cinturón y lo estampa contra mis glúteos.

Grito de dolor con placer a la vez.

—Cuéntalas—Vuelve a pegarme.

Su cinturón me golpea 50 veces en total, las cuales conté en voz alta.

Estoy tan húmeda y mi trasero está adolorido.

Él me voltea y siseo al sentir mi trasero presionar el colchón.

—Que niña tan mala fuiste estos años, ¿No, Eimi?—Habla y yo asiento.

Toma mis pies y me arrastra hasta casi salir de la cama.

Se arrodilla ante mi y sumerge su cabeza entre mis piernas, me lame como si fuera el más exquisito dulce, me muerde y adentra su lengua en mi.

Grito de placer y puedo jurar que se escucha hasta el living del hotel.

Me corro en su cara y él limpia mis fluidos de su rostro con sus dedos para luego llevarlos a su boca y lamerlos.

—Exquisita—Dice y empieza a desnudarse.

Observo su gran miembro erecto y él sube encima de mí liberando mis manos.

Magrea mis pechos y mete su cabeza entre ellos.

—Más grandes que la última vez—Susurra lamiéndolos.

Siento su miembro rozar mi clitoris y sigue dándome los roces, masturbandome.

—Lo quiero dentro—Digo y él aprieta mis mejillas con sus manos.

—Yo decido eso—Habla para luego estampar sus labios contra los míos con fuerza y desespero.

Mete su lengua y la entrelaza con la mía, muerde mis labios y sigue besándome hasta quedarnos sin aire.

Nos separamos y entra en mi de una sola estocada, empieza a embestirme tan fuerte que mueve la cama por completo.

Su ritmo es rápido y fuerte, doloroso y placentero a la vez.

Se siente tan bien.

Sus manos toman mis pechos con fuerza, los aprieta y pellizca.

Sus manos bajan a mi cintura y la toma para embestirme con más fuerza de la que ya emplea.

Me corro junto a él.

—Esto aún no acaba—Mira su rolex en su muñeca—Nos quedan ocho horas, pequeña.

Sonrío y el me volteo dejándome en cuatro para embestirme con fuerza.

Cuando estoy a punto de correrme se detiene y se separa de mi.

—De rodillas, en el piso—Dice acariciando su miembro.

Me arrodillo ante él y él sonríe.

—Siempre tan obediente—Acaricia mis mejillas—Ya sabes que hacer.

Tomo su miembro con mis manos y lo acaricio para luego llevarlo a mi boca.

Lamo toda su longitud tomando de nuestros fluidos, lamo como si fuera en helado mientras lo veo directamente a los ojos.

Lo meto todo en mi boca sin importar si me ahogo y él toma mi cabello llevándome a su ritmo.

No le importa ver mis ojos llorosos o sentir mis arcadas él sigue hasta que eyacula y me lo trago todo.

—Buena chica—Me sonríe—Ahora ven a sentarte en mi cara.

Subimos a la cama y me agarro a la cabecera con ambas manos sentándome en su rostro.

Sus manos agarran mis glúteos con fuerza, y me doy placer con su barbilla.

El me lame y mete su lengua en mi, me muevo por mi cuenta en busca de más placer y el muerde mi clítoris haciendo llegar al clímax.

Me acuesto a su lado y vuelvo a posicionarse encima de mi entrando de nuevo.

Me embiste con fuerza y araño su espalda mientras gimo de placer.

—Se ruidosa, quiero grabar tus gemidos—Me da con tanta fuerza que pongo los ojos en blanco.

Se detiene antes de llegar al orgasmo y se levanta conmigo encima.

Vamos al baño y me sube al lavamanos embistiéndome contra el espejo, llegamos juntos a nuestro orgasmo y nos mete a la ducha.

Nos bañamos y salimos para vernos al espejo.

Él está detrás de mi, no deja de ver mi trasero y se lo que quiere hacer.

Apoyo mis manos en el lavamanos agarrándome mientras él entra en mi por atrás.

Deja que me acostumbre a él y me embiste con fuerza haciendo temblar las piernas.

Me da con fuerza y nos veo a ambos en el espejo, veo su rostro lleno de placer y el espejo empañándose por nuestros jadeos y gemidos.

Problemas En El Paraíso || Bakugou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora