30

3.8K 397 88
                                    

𝓡

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝓡

-Daila mierda! Corre!- le gritaba Tom mientras intentaban escapar de todos los que los perseguían.

La chica hacía su mayor esfuerzo por no ser atrapada. Su corazón latía con fuerza y estaba de lo más preocupada por Tom.
-Daila corre y no mires atrás!- se escuchaba la voz del azabache gritándole.

Correr, correr. Ella sabía que no era la más rápida pero si era astuta. Rápidamente se escondió entre unos matojos, esperando que los miembros de la orden no la encontraran.

-Rápido! Por aquí!- se escuchaban los gritos de todos, haciendo que ella se tranquilizara por segundos.

Cuando sintió como la atrapaban como la primera vez, cerró sus ojos con fuerza.
-Daila!? Daila mierda, soltarla!- gritaba Tom también atrapado e intentando salir de allí.

-Vamos bruja, grita.- le susurró uno en la oreja haciendo que ella solo negara.- He dicho que grites!- le gritó este haciendo que ella tuviera que aguantar las lágrimas de impotencia.

Tom se encontraba delante de ella y si gritaba, sabía lo que significaba.
-No, delante de él no.- mencionó ella negando e intentando no mirarlo.

-Que grites maldita sea!- le decían todos y en un momento ella gritó. Pero gritó hacia otro lado, provocando que romperle el cuello no fuera tan fácil, aún así, lo habían hecho.

-Daila... no, Daila!?- gritaba Tom intentando ir con ella.- La habéis, la habéis matado. No, que, que habéis hecho... - decía cada vez sin fuerzas.

-Y ahora, tu turno.- dijo una chica apuntando al azabache con su varita.

En el momento en el que iban a asesinar al azabache, Daila despertó de golpe de otro terrible sueño.

Se encontraba sudando y muy nerviosa. Parecía demasiado real. En realidad estaba soñando?
-Tom?- preguntó ella mirando al azabache que dormía plácidamente a su lado.- Tom... me escuchas?
-Que haces despierta ahora?- le preguntó este mirándola algo dormido.- Daila?

La chica se sentó en la cama, con los pies tocando al suelo, sintiendo el frío en todo su cuerpo. Aún sentía que sus piernas habían corrido una maratón.
-Daila? Que pasa?- le preguntó este ahora más preocupado acercándose a ella.

-He tenido... una pesadilla.- acabó por decir ella.- Tu, yo... la orden nos había atrapado. Me hacían gritar.- dijo ahora pasando una mano por su cuello.

Y en ese momento, notó como una cuerda sobrepasaba por su cabeza y la empezaba a estrangular.
-Tom!?- decía ahora ella intentando ver que estaba pasando.- Que? Que estás haciendo!?

El azabache estaba intentando ahorcarla con todas sus fuerzas. Y lo peor era que Daila no entendía que pasaba.
-Solo cortándole el cuello a una banshee puedes matarla.- le dijo este en su oreja cuando ella ya no se movía en absoluto.

-Por qué haces, esto?- preguntó ella ahora sintiendo como una lágrima caía por su mejilla.
-Por qué así es como se les trata a los monstruos. Todos ellos deben morir.- dijo este apretando más fuerte hasta el punto de faltarle el aire.

Aire, necesitaba aire y respirar. No quería morir. No en ese momento.
-No!- gritó ella despertándose otra vez ahora asustando a Tom quien también se acababa de despertar del susto.

-Daila?- le preguntó este muy confundido. Al intentar tocarla ella lo apartó de golpe y se levantó de golpe de su cama.

Rápidamente salió de la mansión Riddle a tomar el aire, necesitaba respirar con tranquilidad.
-Que me está pasando?- se preguntó a ella misma.- Daila no puedes volverte loca.

La chica mantenía las manos en la cabeza e intentaba no perder la cordura de toda la situación.
-Daila por favor, entra.- le pidió Tom ahora desde la puerta algo extrañado y confuso.

-No, no se si debo.- dijo ella ahora temiéndose lo peor.- No se si eres real. No se si esto... no se nada.
-Que estas diciendo?- le preguntó este acercándose a ella y mirándola fijamente.- Soy yo. Soy real.

Daila también lo miró. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al ver que si era Tom.
-Avada kedavra!- se escuchó el grito de una chica detrás de ellos.

Daila miró a Tom quien ahora no se sostenía en pie, caía al suelo. Muerto, delante de ella.
-No, no, no, esto no está pasando. Mierda, no!- gritó mientras se apartaba de todo y miraba a la persona que acababa de matar al azabache.

Cuando se miró a sí misma, la réplica de Daila que sujetaba una varita apuntó a la chica y pronunció "avada kedavra!" provocando una explosión en el proceso y dañándola en el pecho.

-Por favor, no!- gritó de nuevo ella, encontrándose de nuevo en su cama, ahora sola.

Temblaba. Temblaba de miedo y decidió quedarse ahí. Abrazándose a sí misma esperando que todo terminara.
-Por favor, para. Por favor.- decía la chica con los ojos cerrados esperando que todo ese bucle de sufrimiento terminase.

-Daila?- preguntó la voz de Tom ahora en la entrada de la puerta, mirándola algo extrañado.- Te encuentras bien?

La chica miró al azabache con lágrimas incontrolables en su rostro, preocupando al chico quien no dudó en ir a su lado.
-Pesadillas?- preguntó este sentándose a su lado.

Ella asintió sin decir nada. Tom por otro lado solo la abrazó mostrándole su apoyo.
-Estoy aquí contigo, tranquila.- le dijo este consolándola.

La chica por otra parte solo frunció el ceño. Desde cuando Tom la abrazaba? Desde cuando decía esas cosas tan cursis?

Cuando Daila quiso apartarse del chico lo antes posible, este no la dejó, aferrándose a ella con más fuerza.
-Tom? Suéltame.- le pidió ella ahora de nuevo más asustada que antes.

El azabache por otra parte sacó la daga que había robado la chica y se la clavó en la espalda haciendo que ella gritara del dolor que le había provocado.

El chico sacó el arma de la espalda de Daila y la volvió a clavarla provocando un dolor indescifrable en ella haciéndola gritar tanto que los vidrios se rompieran y Tom tuviera que taparse los oídos del dolor.

Eso no impidió que el azabache muriera en ese instante al sentir tanta presión en sus oídos y tanto dolor en estos.

Daila lloraba, pidiendo piedad por su vida. Cuando vio al azabache en el suelo se acercó a este, aún con la sangre brotando en su espalda y se agachó a su altura, viendo lo que había hecho.
-No, no... Tom? No, por favor, no...- empezó a decir mientras intentaba reanimarlo.

Lo había matado con su grito. Ella acababa de matarlo con su voz y se sentía peor que todo el dolor que tenía encima.

Le importaba muy poco el sufrimiento de su cuerpo o cualquier otro que hubiera matado. Tom estaba delante de ella, muerto.

Daila gritó como nunca desatando toda su ira en la perdida del azabache. Llorando entre medio y queriéndose morir en ese mismo instante.

our perfect crime (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora