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Daila se despertó y a su lado, se encontraba Tom quien parecía escribir en una especie de diario.
-Hace cuanto que estás despierto?- le preguntó ella mientras se sentaba a su lado.

-No lo sé, hace días que no puedo dormir bien.- le dijo este sin mirarla. Claro que sabía el tiempo. Dos horas observando como la chica dormía plácidamente.

Ella solo rodó los ojos mientras se levantaba y empezaba a recoger todo, debían continuar con su camino.
-Estamos cada día más cerca, aproximadamente unas seis horas si no nos paramos.- dijo mientras miraba la montaña.

El azabache cerró su diario y se levantó algo cansado, suspiró hondo y miró el lago de nuevo. Un sitio que sin duda recordaría durante mucho tiempo.
-Te sigo donde vayas.- soltó este provocando una pequeña sonrisa en ella.

Ambos chicos empezaron a caminar hacia las montañas, cada vez más cerca de la aldea en la que Daila podría vivir en paz, libre.

Tom por otro lado recordó las palabras de la dama de gris, Helena Ravenclaw. "en los árboles huecos deberás buscar, aquellos que en la montaña más alta se encuentren, nadie se imaginaría sitio tan rebuscado como ese."

Se pasó el mayor tiempo mirando los árboles, y probando si encontraba la dichosa diadema. Estaba seguro que estaba más cerca de lo que pensaba.
-Que buscas? Oh, no me lo digas. Una varita y una diadema?- preguntó la chica de repente.

-Si, algún problema?- le respondió este concentrado en su búsqueda.- Sabes que las necesito, ambas cosas.
-Y... como es esa diadema?- preguntó ella con una sonrisa burlona, sin embargo el azabache no la miraba.

-Bueno, eh, no lo sé. Es una diadema.- dijo este algo más estresado.
-Mhmm... puede que sea un tocado o tiara entrelazado, con unas prominentes alitas a los lados?- preguntó ella de repente.

-Supongo.- siguió diciendo este.
-Esta bien saberlo... es preciosa por cierto.- siguió insistiendo ella con la misma sonrisa.

Tom rodó los ojos.
-De que estás... qué?- empezó a decir mientras se acercaba cada vez más y más a la chica quien poseía la diadema en sus manos.- Cómo?

-Digamos que algo como esto es fácil de ver... no ha sido tan difícil de encontrar.- le respondió ella entregándole la tiara haciendo que el azabache la mirara fascinado.
-Eres asombrosa.- soltó este inconscientemente, y rayos, lo intentó pensar pero las palabras salieron sin más, oh cielos, que vergüenza.

-Lo sé. Vamos, tengo hambre y por lo que puedo oler... hay una cabaña cerca.- le respondió ella siguiendo el camino.

Tom no se lo podía creer, era algo que no se esperaba para nada. Ella le había hecho todo el trabajo. Cada día le fascinaba más.

our perfect crime (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora