DEMENS © (En proceso)

8. Sensaciones extrañas

Liam.

—¡¿Que le dijiste qué?! —gritó Tanner recostado del armario.

—Lo que escuchaste.

—¿Por qué le dijiste eso?

—Porque es la verdad —respondí, tranquilo—. Sigo con Ashley, ¿Lo olvidas?

—Eres un idiota.

—Al contrario, estoy intentando no ser un idiota con la que se supone que es mi novia.

—Si sigues siendo un idiota con Naín, verás que la vas a alejar en serio.

—Que así sea entonces —me encogí de hombros.

—¡¿Pero que estás diciendo?!

—Maldicion Tanner, cállate un segundo —pedí, frustrado—. Harás que explote mi cabeza.

—No lo entiendo —se sentó y me observó acusatoriamente—. ¿Cómo se te ocurre decirle eso luego de besarla?

—Si... admito que fue un asco decirle eso en ese momento.

—¿Es todo?

—No quiero lastimarla, Tanner —encendí un cigarrillo y le di una larga calada antes de hablar—. Escuché sus latidos, pude sentir su tranquilidad. Ella se sintió segura conmigo, me di cuenta, y yo sentía una maldita calma que parecía ficticia.

—¿Y eso es malo por...?

—Yo no soy lo que ella piensa, lo sabes —medio sonreí—. Cuando estaba acostada sobre mi pecho, la detallé y me di cuenta de muchas cosas. Ella no está bien, y yo no soy el tipo de chico que va a regalarle flores, Tanner.

—No me jodas, Liam.

—Si sigo dejando que toda la tensión que hay entre los dos se intensifique, la voy a lastimar, y no quiero hacerlo.

Y eso era tal vez lo más real y sincero que había dicho en mucho tiempo.

—¿Y qué hay de Ashley?

Ashley solo quería una relación para presumir, o al menos eso era lo que me demostraba. Le gustaba, si, pero solo quería dar de qué hablar y yo disfrutaba su cuerpo en el proceso.

—A Ashley solo le importa como se ve a mi lado y el sexo —aclaré—. Tiene suficientes fotos para presumir nuestra supuesta relación, y yo disfruto desquitar la presión sexual con ella. Los dos ganamos.

—Diablos, eres como una copia de mi —bromeó—. Solo no dejes que se acostumbre demasiado a ti, no quiero lidiar con problemas de una loca enamorada.

Y yo no quería lidiar con más mierda.

—Le aclaré que no quiero una puta relación.

—Bien —soltó una bocanada de aire—. ¿Y qué harás con Naín entonces?

—Naín no quiere alejarse —una sonrisa torcida curvo mis labios—. Ella misma volverá a mi, y espero que cuando lo haga, esté segura de lo que está haciendo.