DEMENS © (En proceso)

9. Neón White

Naín.

No pude dormir en toda la noche, estaba excesivamente paranoica después de lo sucedido. Sentía que si cerraba los ojos alguien entraría y me iba a estrangular o algo así.

La falta de descanso me había afectado, y me estaba quedando dormida en todos lados.

Terminé de comer mi cereal, esperé que papá saliera de la casa —no quería que me atrapara— Y luego de pensarlo bien, y convencerme de que no estaba loca, decidí ir al cuarto de seguridad a ver las cámaras.

Si alguien había tocado el intercomunicador el día anterior, las cámaras tenían que haber filmado algo.

Me senté frente al ordenador y adelanté la cinta hasta la hora del suceso. Lo primero que ví fue a mí misma corriendo hasta entrar, pero exactamente dos minutos y diez segundos después, logré ver a alguien más, justo cerca del intercomunicador.

Podía escuchar mis propios latidos y no sabía muy bien qué hacer ahora que sabía que no estaba loca, pero quedé exactamente igual, porque no pude reconocer al sujeto.

Solo veía una figura. Las cámaras lo filmaron, sí, pero solo se veía su espalda. No había ni un solo ángulo del que se le viera aunque sea algo para identificar quién era.

Genial.

No podía ser una chica, incluso con la capucha que llevaba puesta, con solo ver su silueta podías deducir que era un hombre.

Tomé una bocanada de aire sin saber muy bien qué hacer. Me enfoqué, apague el ordenador y saqué la cinta de seguridad para guardarla en otro lugar.

No quería que nadie viera lo que había sucedido, al menos no hasta que supiera qué estaba pasando.

»»⏳««

El impacto del borrador contra el pizarrón me despertó de inmediato.

—Señorita Dorciére, ¿Está usted prestando atención a la clase?

Me reincorporé, somnolienta y pude ver a la profesora de literatura parada frente a mí con sus brazos como jarras.

—Si, yo... lo siento —me acomodé rápidamente en el asiento—. Si estoy escuchando.

—Pues no me parece —se acercó a mi—. La hora de dormir terminó hace mucho, así que le agradezco que si quiere dormir, se retire de mi clase.

—No me voy a retirar, estoy escuchando la clase, ya se lo dije.

—Debe dar el mejor ejemplo, señorita Dorciére —siguió alterando mi paciencia.

—Usted está aquí para dar clases y no lo está haciendo —le dediqué una sonrisa falsa—. ¿Va a continuar? Porque si no, no veo porque seguimos aquí.

Pensé que seguiría molestando, pero no lo hizo, solo me miró mal y se volteó para seguir explicando su estúpida clase.

—¿Qué te pasa? —habló Venus solo para las dos—. Te ves fatal, parece que no hubieras dormido nada.

—Es que no dormí nada —solté un bostezo—. Siento que quiero dormir por un mes.

—¿Por qué no dormiste? —inquirió—. ¿Te sucedió algo?

—No quiero hablar de eso ahora, V.

—¿Tus padres de nuevo?

—Por mucho que me sorprenda decirlo, no, esta vez no son la causa de mi falta de sueño.

—¿Y entonces? —insistió.

—No me pasa nada —desvíe la mirada.

Sonó el timbre y supuse que dejaría el tema a un lado, pero no fue así.