CAPÍTULO CUATRO

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La hora prometida había llegado al día siguiente.

Adrien exigía un lugar tranquilo mientras que Luka un lugar donde de preferencia nadie estuviera cerca, ya que los rumores podían empeorar si los veían juntos.

Además, Marinette había estado atacando a Luka toda la mañana con peticiones extrañas hacía Adrien.

¿Porque la chica querría un cabello de él?

Luka no quiso saberlo, pero en su mente ya se había imaginado múltiples rituales que le causaban escalofríos.

Ambos se verían en el que solía ser el laboratorio de química, que fue cambiado a una aula remodelada, que ahora solo era usado para dejar butacas en mal estado y libros de texto usados.

Sorpresa para Luka cuando llegó al lugar y era el único en él. Volvió a leer el mensaje del rubio para corroborar que no se equivocaba, también vio la hora y no, había llegado a la hora acordada.

Él no podía creer que fue el primero en llegar por una vez en su vida.

Inflando el pecho con total orgullo se adentro al aula, busco un banco que estuviera en buen estado y dejó su mochila encima de la mesa antes de sentarse.

Observó su celular, miró la hora una vez más, después la última desconexión de Adrien y finalmente dejó el aparato en la mesa.

¿Que no decían que era puntual todo el tiempo?

−Bueno, solo han pasado cinco minutos.

Murmuró para sí mismo, distrayéndose en observar alrededor, intentando recordar cómo solía ser esa aula antes.

Y cuando Luka se hartó de ello y estaba dispuesto a tomar sus cosas e irse, Adrien hizo su aparición.

Su camisa estaba algo arrugada y desalineada, su cabello estaba despeinado, llevaba su mochila en manos mientras jadeaba.

−Lo siento... estaba en gimnasia y... lo olvide...−decía entrecortadamente, caminando a donde Luka estaba, dejando su mochila a un lado de la suya y tirando del banco hacia atrás para poder sentarse.

−No, ese... −intentó intervenir Luka, pero apenas esas dos palabras salieron, Adrien ya estaba en el suelo junto con el banco. −Banco no sirve.

Adrien se quejó levemente, aceptando la ayuda de Luka.

−Gracias por la advertencia.

Respondió él, sacudiendo su ropa.

−Usa este −Luka se levantó y le cedió su banco, para después empezar a buscar uno más que él pudiera usar.

−¿En serio? −interrogó Adrien, algo incrédulo por ese gesto de amabilidad por parte del peliazul.

−Yo no soy el que aparenta morir de cansancio, y tampoco es para tanto.

Luka se encogió de hombros sin mucho interés, mientras seguía viendo bancos para elegir uno que usar.

−Gracias.

−No te acostumbres, y por tu bien no le digas a nadie más que fui amable contigo.

Aunque era una amenaza, Adrien se lo tomó como broma y solo sonrió ligeramente, apoyando su frente en su antebrazo mientras Luka regresaba a sentarse.

No estaba cansado por la gimnasia como le había hecho creer a Luka, bueno, si era en parte por ello pero no en su totalidad.

La verdad era que había estado despierto gran parte de la noche y madrugada, con miles de pensamientos que lo mantuvieron despierto.

OPUESTOS//FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora