CAPÍTULO TREINTA Y SIETE:

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Luka llegó a casa con una gran sonrisa en el rostro. Ni siquiera le había importado que un auto casi lo arrollaba por pasar la calle sin fijarse a los lados.

Se sentía feliz, y su buen estado de ánimo lo delataba.

Su hermana no tuvo que preguntar nada para deducir que algo muy bueno le había pasado a su hermano menor, y la alegría que el peliazul transmitía, fue suficiente para que todo fuera armonía en casa.

Y alrededor de las siete de la tarde, cuando ya había comenzado a oscurecer y las luces de las avenidas a encenderse, Luka veía la televisión con su sobrina.

Aunque, la verdad Luka no veía el televisor, sino la pantalla del celular.

La pequeña Lizzie lo miraba con rareza cada que le llegaba una notificación y Luka atendía inmediatamente, sonreía tontamente y sus dedos se movían rápidos sobre el teclado.

Y cada vez que la pequeña le preguntaba porque estaba tan feliz o que se le hacía tan gracioso, su tío solamente le sonreía y revolvía su cabello.

Alguien tocando del otro lado de la puerta hizo que Luka dejara su celular por algunos segundos para ir a atender, sorprendiendose al encontrar a la amiga rubia de su hermana del otro lado. En esta ocasión, sin su bata y traje elegante de un color rosa palido al igual que un maquillaje algo elaborado. Se veía bastante bien.

—Hola Rose, qué sorpresa.

Saludó Luka amistosamente, correspondiendo el beso en la mejilla que la mujer le dio para después hacerse a un lado para dejarla entrar y cerrar la puerta.

—Lo sé, yo igual me sorprendí cuando tu hermana me invitó a salir.

—¿Ella te invitó a ti?

—¿En verdad es tan sorprendente? —la rubia bufó, pasando tímidamente uno de los pequeños mechones por detrás de su oreja.

—No me refiero a que te haya invitado, me parece grandioso pero, creí que no te daría la oportunidad.

—Yo también creí eso, pero aquí estamos y la verdad, tengo un buen presentimiento sobre esto.

Aseguró Rose con una amplia sonrisa, antes de que Luka le pidiera a su sobrina que fuera a decirle a su madre que su cita ya había llegado.

Ahora Luka entendía porque su hermana se había dado una ducha más larga de lo normal, porque había puesto música un poco alta y porque sacaba ropa de su armario sin que nada llegara a gustarle.

—Yo igual tengo un buen presentimiento sobre ustedes dos —animó Luka, que sin saberlo, aminoraba los nervios de la rubia, quien le sonrió en agradecimiento.

El timbre volvió a sonar.

—¿Tu novio? —insinuó Rose, codeando levemente al peliazul.

—¿Juleka te dijo? —preguntó, sintiendo las orejas calientes.

—Si, y dejame decir que también lo presentí cuando estaban en el hospital.

—Bueno, ahora que mi hermana no estará en casa, me acabas de dar una buena idea —bromeó el peliazul, dirigiéndose finalmente a la puerta.

Aunque, por más que quisiera, Adrien quería pasar tiempo con su hermano, a quien no había visto en mucho tiempo.

Luka respetaba eso, ya podría verlo en la escuela y después de ella.

No obstante, se quedó en blanco al ver del otro lado de la puerta al hermano mayor de Adrien, quien, a diferencia de cómo lo vió en la mañana, se había cortado el cabello y rasurado la barba, vestía con pantalones de vestir y camisa.

OPUESTOS//FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora