CAPÍTULO TRECE:

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Las clemencias mentales de Adrien no fueron escuchadas, así que cuando se quedaron solos, no sabía qué decir.

¿Había algo que decir en esos momentos?

Luka lo encontró en uno de sus peores momentos, en una situación que él hubiera dado lo que fuera para que no sucediera.

−¿Estabas trabajando en el proyecto?

Adrien decidió romper el silencio, pero al momento se arrepintió, ya que de que de un momento a otro, Luka lo tenía sujeto por el cuello de la playera. Adrien pudo ver el enfado en sus ojos, y tampoco le sorprendería demasiado si lo golpeaba.

Aunque tampoco estaba muy seguro del porqué estaba tan furioso con él.

−No tiene caso, ¿verdad? no importa cuanto me enoje contigo, seguirás haciendo este tipo de cosas.

Luka soltó su agarre y volvió a alejarse solo un par de pasos, guardando sus manos en los bolsillos.

−¿Cómo?

Preguntó Adrien, consternado.

−Debí suponerlo esa noche que te detuviste en la carretera, ¿ya no tienes ambición por nada?

Adrien no tenía una respuesta para eso, y a su vez, Luka no quería escucharla.

−Lo siento, no quería causarte tantos problemas −confesó Adrien con sinceridad.

−¿Esa es la razón? ¿Creer que le causas problemas a los demás?

Esa acusación disfrazada de pregunta lo tomó desprevenido.

−Si, me sorprendió encontrarte de esa forma, y si estaba furioso por que hicieras algo tan estupido, pero también sé que no puedo juzgarte, que no tengo idea de lo que pasa por tu cabeza y que mis tonterías no te ayudaran en nada.

−¿Eh?

−¡Agh! te detesto −bufó Luka, desviando la vista antes de soltar las siguientes palabras. −Lo que quiero decir es que puedes decirme qué fue lo que sucedió hace unas horas.

De nuevo, Luka no recibió más que silencio, y aunque muy en el fondo le frustró y quisó hacerle saber su enfado al no ser agradecido cuando intentaba ser amable, solo pudo suspirar y buscar una forma diferente de acercarse a él.

Durante todas las horas que llevaba sentado en ese sofá, escuchando los pitidos de las máquinas, la mente de Luka no dejaba de recordar aquella situación similar que pasó hace unos años.

Pensó que tal vez esa era la forma de esperar sinceridad por parte de Adrien, ser sincero también.

−Creo que no debería decirte eso, sin embargo cómo sé que si dices algo te matare, lo haré −no muy sutilmente hizo a un lado las piernas del rubio para sentarse a un costado de la cama. −¿Recuerdas a mi sobrina?

Adrien comenzó a interesarse en la historia, asintiendo con la cabeza cuando él le preguntó.

−Tiene cuatro años, mi hermana se embarazó cuando tenía dieciocho y apenas comenzaba la universidad, yo sabía que estaba viendo a alguien pero casi nunca hablaba de él, para resumir, mi hermana no sabía que hacer, nuestros padres estaban furiosos, ya no podia seguir estudiante y el idiota ese simplemente la sacó de su vida, fue tanta su desesperación que ella... ella...

No pudo terminar la frase, y tampoco era necesario ya que Adrien había entendido lo que había querido decir y porque su situación era parecida a la suya.

−Lamento hacer que recordarás todo eso, en verdad yo...

−Deja de disculparte por todo −le interrumpió Luka, dándole un leve golpe con el puño en el hombro. −Ella y Lizzie están bien ahora, pero aun así no dejo de reprocharme que si hubiera estado con ella desde un principio, si ella me hubiera considerado alguien en quien confiar plenamente, ella no hubiera tenido que recurrir a eso.

OPUESTOS//FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora