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Yeonjun me volvió un maleante.

Bueno no, pero me sentía como si yo fuera la escultura cincelada de un escultor. Obviamente ya sabemos quién es el dichoso escultor.

Me saltaba clases, no cumplía tareas, empecé a beber y fumar con más regularidad...

Puede que todas estas conductas les suene a comportamiento de badboy con altos problemas emocionales, pero yo no me sentía nada más que feliz.

Cualquiera que viera al "Soobin de Yeonjun", jamás podría haber adivinado que yo alguna vez fui un chico estudioso, serio, correcto y asocial. Aunque bueno... lo de asocial se había mantenido; por más que apestara admitirlo, mi mundo se había resumido a Yeonjun, desde el primer día.

De todas formas, jamás tuve un mejor amigo demasiado cercano. Y como toda la vida fui un chico "solitario", cuando Yeonjun llegó abarcándolo todo, no creí que algo más faltara.

Debí haber sospechado algo en ese momento. Quiero decir, literalmente todos desaparecieron de mi entorno, pero bueno, uno estando enamorado pasa por alto muchas cosas. Tienen que experimentarlo para dejar de juzgar a esos que alguna vez estuvimos "ciegos de amor".

Cada día que pasaba con él, caía un poquito más en sus encantos. Me asustaban mis sentimientos, la magnitud de ellos, pero a su vez era emocionante verlos crecer, como si fuera una plantita de la que ambos debíamos cuidar.

La verdad era precioso.

Definitivamente apoyo a la persona que alguna vez dijo: "El tiempo no define nada".

Ese día estaba ligeramente nublado, lo recuerdo. Yeonjun me había pedido subir juntos al techo de las instalaciones de la universidad, evadiendo clases de nuevo. Y por supuesto que yo no me negué, el siempre era el iniciador.

Ya en el techo, pobremente decorado con un par de macetas en cada esquina, Yeonjun bajó un par de gradas y se sentó dándome la espalda.

——Binnie, jamás te pregunté algo de lo que estoy curioso...

——Dime.

——¿Por qué psicología?

No me esperaba esa pregunta, pero la respuesta la tenía clara.

——Mmm... Porque el mundo es injusto y muchos no merecen enfrentar toda esa mierda solos.

Yeonjun siempre era hablador, siempre continuaba la charla hasta que eventualmente hablamos del tema por horas y horas, luego pasando a otro.

Por eso su silencio me desconcertó.

Cuando se callaba de repente, algo siempre pasaba por esa cabecita.

Lo vi prender un cigarrillo y empezó a fumar mirando hacia un costado.

Con el tiempo también había descubierto algo; Yeonjun solo fumaba por dos razones: enojo... o tristeza.

——De verdad la vida es injusta para algunos, ¿no? ——dijo de pronto.

Si no hubiera sido por la repentina oscuridad melancólica que adquirió el ambiente, hubiera bromeado con él; de que cómo podía decirlo alguien como él: millonario, guapo, tan pero tan amado.

Me lo guardé porque sentí que era lo correcto de hacer.

Me acerqué y me senté junto a él, queriendo mirarlo para así tener una idea de qué era lo que pasaba por su cabeza en ese momento.

——¿Pasa algo?

Yeonjun dejó de mirar la caída de gradas y entonces me sonrió, brillante como siempre.

YUANFEN [Yeonbin/Soojun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora