Capítulo XII: Crisis

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Una de las consecuencias directas de la aparición de Felix Graham de Vanily en la vida de Marinette Dupain- Cheng, era la oleada vertiginosa de inspiración a la hora de diseñar. Porque desde que empezó a salir con él, Marinette había retomado sus diseños con una actitud frenética. Trajes, camisas, pantalones, ajuares completos, accesorios, ropa deportiva. Una línea de primavera y otra de otoño sólo para hombres, pensando en él. Sólo en él.

- Quédate quieto, por favor- suplicó por enésima vez.

- Peli, peli, peli, peli, peli- gorgojeó Félix, cansado ya de todo.

- Hoy no hay peli, ni videojuegos, Félix- Detuvo su trabajo y le levantó el índice, amenazando.

- Has sido malo, muy malo y habrá que pagarlo.- continúo diciendo.

Él había estado toda la tarde quejándose, retrasando su costura, y perdiendo el tiempo. Había alegado que él no era modelo, ni lo sería nunca. Su actitud cansina, repetitiva y poco colaboradora la tenía exasperada.

El dedo de Marinette atizaba el aire, muy cerca del rostro de él, renovando su amenaza

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El dedo de Marinette atizaba el aire, muy cerca del rostro de él, renovando su amenaza. Él vio danzar por los aires a un dulce dedito largo y con sabor a marinette... le pareció apetitoso, como una piruleta que se ofrece al niño abatido, como el helado en las tardes de verano. Dejándose llevar por el deseo y la sequía de amor, Félix inició la primera crisis en la familia Graham Dupain.

Lentamente abrió sus labios y se abalanzó al dedo, chupándolo por dos o tres segundos.

Ella se quedó de piedra.

El también.

Un ramalazo de instinto brutal ganando partidas imaginarias contra la cordura y el buenquerer.

Félix tragó saliva, dándose cuenta inmediatamente que se había excedido, demasiado.

- Perdona, pensé que te habías pinchado con la aguja y que por eso, estabas meneando el dedo.- susurró él, bajito. Clavando sus ojos en ella.

Rosa, fucsia, violeta, morado, rojo. Todos esos colores desfilaron por las mejillas de Marinette.

Inesperado, sorpresivo, desafiante. 

Ése era Félix en su vida, siempre llevándola a sus límites.

La estrategia de Félix había cambiado sutilmente. Un poco más ofensivo, más directo.

La operación "Acoso y Derribo" mutaba en la nueva operación bélica titulada "Minefield", pequeñas perlas de amor dejadas en territorio enemigo, siempre listas para explotar y arrebatar la razón al oponente. Una lluvia incesante de indirectas, roces controlados de manos, palabras dichas muy cerca, rubor, ardores en el pecho, taquicardias ... en resumen, un conjunto de acciones tiernas e íntimas realizadas con un único objetivo, el amor.

Desde Londres, con amor---MLB---FelinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora