CAPITULO XXIII
BRIDGETTE Y MARINETTE
Bridgette Tang, o Tang Jing Mei en chino tradicional, tenía muchos problemas.
Uno peor que otro si los pudiéramos comparar, aunque todos era malos y casi ninguno tenía solución. Sin embargo, existía uno que quizá tuviera solución, sólo uno, quizá.
El más antiguo e importante de sus problemas era un hombre alto, rubio, de ojos verdes resplandecientes que casualmente estaba sentado enfrente de ella, en un escritorio, preguntándole sobre el balance semanal de las inversiones, sobre las firmas y los cheques.
Un adonis, un rey, su amor.
- Bridgette, estos son los balances de la semana pasada. Y has firmado doble en muchos cheques...te la están colando Brid, no puedes pagar dos veces por el mismo concepto, por ejemplo, fíjate aquí, no tenemos dos yates! -
Pero Brid no se enteraba de nada en esos momentos.
Ella estaba posesa, en una crisis de ausencia.
Sus ojos negros, brillaban porque las lágrimas se acumulaban dentro al no poder parpadear. Ya no miraba a Félix, sino que desvió sus ojos hacia el ordenador.
Y ahí, se perdió.
Su mente apareció en una bellísima iglesia, de pie, en medio del pasillo central. Enfrente de ella, a centímetros, una novia la miraba fijamente. Era hermosa. Un poco mas pequeña que ella, ojos azul cielo, labios carmín. Un maquillaje delicado y armonioso, un suave cabello ondulado y negrísimo, adornado con una tiara de lujo que sujetaba un velo precioso.
La tiara de las Vanily.
Sus labios se movieron formando la palabra, pero no emitió voz.
- La novia.- quiso decir.
Vestida con un vestido majestuoso, los zapatitos forrados de satén. Iba del brazo de un gigante, a quien ella supuso sería su padre. Él la miraba serio y algo nervioso, aunque la novia resplandecía sonriendo intensamente. Bridgette no pudo quedarse ahí, mirándola, sino que bajó la cabeza aturdida, tímida, como un simple mortal ante la presencia de un dios.
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Desde Londres, con amor---MLB---Felinette
RomanceMarinette se muda a Londres por razones personales. Mientras tanto, Félix ha vivido una vida, un poco alborotada. Depresión, soledad, frustración. Y un encuentro inesperado. Pero el amor es así, ¿no? ...Marinette, por lo tanto, deberá tomar decision...