Capítulo 5: Mi acosadora personal

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Me siento confuso, si esta chica es Nathalya, entonces por qué no se presentó después de saber quién era yo cuando agendó la cita para la terapia. Me siento apoyándome con las manos y entonces ella se incorpora y se quita el casco, ahí están esos ojos plateados y ese cabello que a la luz del sol parece cobrizo claro, me mira y sonríe:

__ Te piensas quedar ahí mirándome todo el día, venga vamos.

Me levanto con su ayuda y quedo frente a ella, mis ojos perdidos en esos ojos que me ocultan tantas cosas, un brillo extraño aparece en ellos.

__ ¿Qué demonios haces aquí?

__ Bueno vengo y practico motocross de vez en cuando.

Cuando me doy cuenta la estoy siguiendo hasta los vestidores.

__ Sabes a lo que me refiero, me podías haber dicho que eras tú, llevas meses viniendo practicar y sacándome de quicio con tu actitud, siempre ignorándome, cuando viste que yo era el mismo que te iba a llevar la terapia, agendaste cita hace dos meses, podías haberte presentado. Además, qué coño llevas puesto se te ve el cuerpo deforme.

__ JAJAJA, bueno eso es fácil de explicar, sencillamente me gustaba como me mirabas y murmurabas groserías.

Siento como mis mejillas se sonrojan, de verdad ahora me da vergüenza, no pensaba que se fijara en mí.

__ Y esa ropa por qué.

__ ¿Te digo la verdad? Me gusta acosarte, llevaba meses haciéndolo cada vez que venías a la pista, no sé por qué pero sentí desde la primera vez que te vi una conexión entre nosotros.

Entonces me doy cuenta que se dispone a abrir su traje y me quedo paralizado, bruscamente miro a otro lado, pero no puedo evitar voltear mi vista hacia ella y entonces me doy cuenta de que lleva unos cojines cogidos con vendas a su estómago para disimular la silueta femenina de su cuerpo.

__ Sabía que si sabías que era una chica no me cogerías rabia y quería ver tu lado competidor.

Entonces se quita las vendas y los cojines caen al suelo dejando a la vista su figura delgada, pálida y con curvas en ropa interior, es negra y contrasta perfectamente con toda su presencia, aunque, mirándola bien también es de encaje. No sé por qué pero no puedo apartar la vista, tiene una cicatriz muy fea en el abdomen, ¿Apendicitis? Tal vez fue más complicado que eso porque es bastante notoria. Entonces se agacha a recoger los cojines y me dice con una sonrisa traviesa:

__ ¿Te gusta la vista? Espero que no pero, ¿me estás mirando las bragas? ¡Qué doctor más travieso!

__ ¿Qué?... No, no obviamente no, no te molestes solo veía la cicatriz. Y soy psicólogo.

__ A eso.- Se pone una camiseta color lila y unos vaqueros rasgados.- Peritonitis.

__ ¿No te atendiste a tiempo?

__ Creo que la consulta es mañana y no hoy no.

__ No lo decía como psicólogo.

__ ¿Y entonces como lo decías? -Saca una mochilita negra del casillero y mete el uniforme, los cojines y las vendas.-

__ Bueno, como un amigo, digo si quieres que seamos amigos, pequeña acosadora.

__ No creo que eso pegue conmigo, soy casi de tu tamaño.

__ Hablaba más bien de la edad. -Ella se dispone a salir y yo a seguirla.- Si quieres podemos hablar un rato en un café, para mejorar nuestra amistad, mi acosadora personal.

__ Vale pero, ¿vas a ir vestido así? - Señala mi uniforme de corredor y el casco que aun llevo en la mano.- Deberías cambiarte. - Se recuesta a la pared mirándome distraída.-

Psicológicamente InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora