Las lápidas que dejo atrás con cada paso están mohosas, se nota perfectamente que hace mucho que nadie visita a los pobres restos que se encuentran tres metros bajo tierra. Una lápida nueva, con la tierra fresca recién tapada aparece en mi campo de visión, hombres y mujeres vestidos de negro, llorando y sonándose las narices con pañuelos, sufren como si sus vidas dependieran de ello. Siempre he pensado que los funerales son una muestra de hipocresía, porque personas que jamás se preocuparon por alguien en vida vienen y lloran y quedan como los mejores familiares de la historia. Cosas de la vida.
Un cura está hablando algo, en su mano sostiene una cubitera plateada. Cuando termina de hablar todos se persignan junto con él y entonces comienza a esparcir el agua, según que sagrada, sobre la tierra fresca y con esto, todos quedan en paz, cubrieron su buena acción del día o del mes, según quién.
Unos hombres aparecen y encajan la cruz de mármol en el suelo, la que contiene el nombre de otra suertuda que podrá descansar antes que yo. Dejo atrás el drama de pañuelos y mocos y sigo pasando lápidas mohosas hasta que llego a una, aun blanca y con un ramo apenas dejado de rosas blancas.
¨Derek Preston 28 de febrero 1994-25 de abril 2014¨ Me arrodillo frente al ramo y dejo a su lado uno idéntico, que casi olvido traigo conmigo. Han pasado ya tantos años.
__ Dorito, mi hermanito. – Suspiro con pesar.- Derek, otro cumpleaños más y aun así soy y seré más viejo que tú, eso siempre te molestará. Veintisiete años ya, aun recuerdo cuando jugábamos con los coches de carrera que nos regalaba Tobby, ese viejito siempre ha sido y será un padre para mí. Han pasado tantas cosas, pero tú debes saberlo mejor que nadie, ojalá y me pudieras chivar que pasa por la cabeza rubia de esa loca que me ha descolocado totalmente, que ha logrado conseguir todo lo que tú siempre esperaste. El otro día casi se mata y un momento después, estaba haciéndome sexo oral y dándome uno de mis mejores orgasmos.
¨ Mi cuerpo actúa por sí mismo y de pronto me encuentro agarrando sus muñecas entre mis manos y tomando el cuchillo que amenazaba su cuello, ese que tantas veces he besado y en el más de una vez he dejado mi marca.
Suelto sus manos y con el cuchillo corto la palma de mi mano derecha. Sus ojos se abren y contemplan la sangre con un brillo extraño, lujuria tal vez.
__ Esto es lo que quieres ver, ¿sangre? – Ella se mantiene neutral.- Por mi perfecto, - tiro el cuchillo al suelo y agarro su cara entre mis manos, embarrando su mejilla con la sangre que emana del corte de mi palma- aquí tienes la mía, ¿la sientes? ¿Sientes como su calor mancha tu mejilla? ¿Sientes cómo las gotas corren por tu pálida piel y caen al suelo? – Nat asiente.- Pues confórmate con sentir esta, porque como intentes volver a amenazarme con hacerte daño delante de mí, te aseguro que no volverás a verme nunca en tu vida.
__ Te aseguro que preferimos estar muertas que vivir en un mundo sin ti, Nathael, tú nos marcaste más de lo que crees, pero esa es otra historia que tal vez algún día te cuente. Esta sangre, - toma mi mano y lame la sangre de mi palma- no sabes las cosas que están pasando ahora mismo por nuestra mente, todo lo que te queremos hacer ahora.
__ A sí, qué cosas. – Enarco una ceja.-
Nathalya se arrodilla delante de mí, sus ojos no dejan los míos ni un solo instante, ni cuando sus manos desabrochan el botón del pantalón de mi pijama, lo jalan junto con mis bóxers y yo la ayudo a quitármelo cuando llegan al suelo.
Ella toma mis manos, la sana la coloca en su cabeza y enreda mis dedos en su pelo con fuerza, la herida, aun brotando sangre de ella, la lleva a mi miembro, el cual ya palpita de deseo y expectativa. La sangre abraza mi duro miembro mientras ella mueve mi mano con destreza a su antojo sobre él.
De pronto, quita mi mano y se mete todo mi miembro de golpe en la boca, yo jadeo ante la sensación de placer, siento sus mojados labios acariciándolo, su tierna lengua rozando la punta, succionando y lamiendo toda la sangre que mi mano dejó sobre él. Nathalya me mira y me indica que la mueva a mi antojo, así que con la mano que aun tengo en su pelo la muevo, con rabia, pasión, deseo, lujuria, una muy incontrolable.
Me entierro en su boca con fuerza mientras ella deja escapar jadeos de placer, su piel se torna roja y siento el calor emanando de su cuerpo, y me pierdo en él mientras siento como mi cuerpo se contrae y se tensa ante el orgasmo, y lo dejo salir, llenando por completo su boca. Nathalya se levanta y me mira mientras traga y se limpia los restos de saliva y semen con el dorso de su mano.
__ No creo que ninguna mujer te haga sentir lo que yo, no dejes que nadie lo arruine Nate, ni siquiera ella.
__ ¿Eras tú otra vez todo el tiempo?
__ Desde que me agaché y te desnudé, sí.¨
__ ¿Qué hago hermano, me dejo llevar por esta chica que, además de ser mi acosadora personal y tener doble personalidad, no deja de ponerme en situaciones extremas?
Me levanto, acaricio la tierra con mi palma aun herida y me voy, recorriendo solo con mis pensamientos el desolado cementerio al atardecer.
Estaba llegando a mi departamento, cuando el tono de mi teléfono me trajo a la realidad, una que preferiría una y mil veces fuese producto de mis alucinaciones. Ahora estoy aquí, sentado en la sala de espera de un hospital, rodeado de luces tenues y otras muy brillantes, esperando y con la única esperanza de que por esa puerta que tengo delante salga una enfermera diciéndome que todo estará bien.
__ ¡Enfermera! – Hablando de una de las reinas de Roma.- ¿Qué ha pasado, cómo están?
__ Ahora mismo no podemos atenderlo, hay algunas complicaciones señor, deberá esperar. – Coge un par de cosas y cómo mismo salió, vuelve a entrar.-
__ Nathael, muchacho qué sucedió.
__ ¡Tobby! – Me levanto y lo abrazo como hacía mucho no lo hacía.- Viejo llegando a casa me avisaron que mi padre y Martina tuvieron un accidente, alguien les saboteó los frenos del carro y cayeron por un desfiladero.
__ Por dios, y que te han dicho, y el bebé. – Nos sentamos.-
__ Ese es el problema, dicen que hay complicaciones y que debo esperar. – Rasco mi cabeza con ansiedad y temor.-
Después de tres horas en agonía, y Nathalya sin contestar mis llamadas, sale el doctor acompañando a la enfermera de antes.
__ Señor, el señor Alexander Brent se encuentra ya estable, la señorita Martina está fuera de peligro, al igual que el bebé.
__ ¡Qué buena noticia! – Tobby me abraza suspirando de alivio.-
__ Sin embargo, lamento informarle que por la condición que presenta su padre, puede fallecer en cualquier momento, le sugerimos que pongan en orden sus asuntos lo más pronto posible. – Comienza a caminar hacia el pasillo contrario, pero se detiene y me mira y me mira con lástima.- Su padre fue un buen hombre, todo lo que hizo por millones de personas en este y otros hospitales le salvó la vida a muchos, más que nada debe de estar orgulloso de todo.
Días pasaron y aun no tengo noticias de Nathalya lo cual me preocupa, pero la verdad con todo lo de los arreglos del hospital y cosas legales de mi padre no he tenido mucho tiempo para plantearme las cosas que pueden estar pasando, hace dos días mi padre cayó en coma, sus órganos están dejando de funcionar debido a la debilidad de su desgastado cuerpo y lo mantienen con vida en estado casi vegetal de manera artificial, pero yo sé que esto de estar robando esfuerzos y material médico sin posibilidad de mejora por más tiempo no es algo que él querría, incluso Martina está de acuerdo en que la decisión que vinimos a tomar es la mejor.
Sostengo la mano de mi padre, no lloro, no parpadeo apenas, solo lo miro y veo todo en cámara lenta. Uno por uno los aparatos que sostienen su vida van siendo desconectados, los cables, el respirador, entonces el sonido que escucho declara que ya no hay vuelta atrás, mi padre, Alexander Brent se ha ido y aún buscamos al culpable de su muerte.
Últimamente un montón de cosas raras estás atravesando mi vida, si la pudiera definir en una palabra desde que esos ojos grises como dos pozos de plata aparecieron frente a mí sería: intensa. Más raro aún que mientras salía por la puerta del hospital después de desconectar a mi padre recibí una misteriosa llamada de una Nathalya toda alterada pidiéndome que la fuera a buscar a un lugar que no conozco y que no hiciera preguntas, que me necesitaba.
Agarro la moto y salgo a toda velocidad después de buscar por GPS la ubicación que me envió, pero me doy cuenta que algo anda mal cuando en una curva cerrada no puedo hacer total control del timón. Todo pasa en un instante, veo rocas, el cielo y siento fuertes dolores en el cuerpo, luego todo lo que veo es obscuridad. Lo siento Nat, no creo poder llegar a tiempo…
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Psicológicamente Inestable
Genç KurguÉl no se siente merecedor de amor, nunca ninguna mujer le llamó verdaderamente su atención, hasta q vio esos ojos como la plata y esa sonrisa peculiarmemte fingida. Nathael Stewart esconde un secreto, el mayor de los pecados bajo la piel de un psic...