Capítulo 26: Escándalo.

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Todo lo que veo está nublado, rojo, distorsionado. Mis puños arden, escucho mis agitada respiración, bocanada tras bufido y así consecutivamente.
__ ¡Nate!, ¿qué cojones haces? – Siento como algo intenta agarrarme de la espalda.- ¡Nate, que pares! – Me separan y siento que aun doy golpes al aire, entonces comienzo a entender que quien está delante de mí es Nathalya.- ¡Nate! ¿Eres estúpido o qué? Por el amor de dios quieres que te lleven preso.
Nathalya está roja y alterada, su pecho sube y baja irregularmente. Miro al suelo y veo a Adrien con la cara llena de sangre, el labio, la ceja derecha y la nariz rota. Adrien se levanta con cuidado y hace una mueca de dolor.
__ Hermano, qué cojones te pasa.
__ Yo…yo…
__ Nate, lárgate, ¡ahora! – Nathalya ayuda a Adrien a mantenerse en pie.- ¡Ahora!
__ ¿Por qué me hiciste eso?
__Ella, - miro a Nathalya posesivamente- tú, eres solo mía. – Ella se sonroja.-
__ Yo no soy tuya, qué mierda dices. Deja de hacer el ridículo y vete.
__ Tú no puedes salir con él. – Aprieto otra vez mis puños doloridos.-
__ Sí puedo y eso hago, tú no me debes explicaciones de nada, ni yo a ti. – Giran y se marchan. Veo un ligero tono de satisfacción en la cara de Adrien.-
El sonido de la madera que se quema en la falsa chimenea me relaja, los reflejos de las supuestas llamas tintineantes bañan la tela azul del vestido que le compré hace unos días, se suponía que junto al perfume serían el regalo que le haría por San Valentín. Esas festividades son tan tontas, nunca jamás pensé que terminaría comprándole algo a una chica, pero con ella todo es diferente, no me hubiera perdonado de no comprarle algo, a fin de cuentas es el día del ¨amor¨ y la amistad. Ella es muy preciada para mí, es mía, mi amiga y la única mujer que de verdad me hace desear cosas para mí prohibidas. Si no es mía, no será de nadie, de eso me aseguraré.
__ Tommy, ella es solo mía, no puede salir con nadie.
__ Quién te entiende hijo. – Se acomoda en el sofá con el trago de Whisky en la mano, da un trago y pierde su mirada en las supuestas llamas de la supuesta chimenea.- No te quieres enamorar, pero te enamoras y entonces lo niegas, no quieres tener una relación, pero no quieres que ella te supere, esa esquizofrenia tuya me está empezando a confundir. ¿Seguro que no tienes doble personalidad?
__ No seas tonto. – Guardo de nuevo el vestido en la caja y lo dejo sobre la mesa.- Es simple, ella es solamente mía, no necesitas entender nada más.
__ Nate, por qué no te mereces amar según tú. – Me mira serio.-
__ Yo… No me verías de la misma manera si te lo contara, es demasiado.
__ Sí si, un pecado mortal y todo eso. – Suspira en rendición.- Algún día me lo contarás, cuando estés listo, solo quiero que sepas que yo siempre te voy a entender, por encima de todo. – Se levanta, deja el trago sobre la mesa y vuelve a suspirar. Se dirige hacia la
puerta.-
Miro mis manos en silencio, escuchando cada uno de sus pasos alejarse, entonces respiro hondo y lo suelto.
__ Yo abusé de mi madre. – El se gira de pronto, estupefacto.-
Ya es de madrugada, le he enviado tantos mensajes de texto a Nathalya que he perdido la cuenta, pero no me ha contestado, ni una sola vez. La cama es muy cómoda, tal vez demasiado, por más que lo intento no puedo conciliar el sueño.
Sin ánimos de rendirme, marco el teléfono de Nat, como si hubiera estado esperando mi llamada contesta al segundo tono. No habla.
__ Nat, oye, ya perdóname, yo… no volverá a pasar. – Me incorporo frustrado y me paso la mano por la cabeza.- Mira, yo te dije que no podemos estar juntos, pero es por una buena razón, si tanto quieres te lo contaré. Aunque no por aquí, debo decírtelo en persona. – Sigue sin contestar.- Nat, por favor, yo… yo no soporto verte con nadie más, sé que sonará egoísta pero quiero que seas solo mía. Dame una oportunidad, no soy unja persona romántica ni mucho menos cariñosa, pero podría intentar serlo, por ti.
__ Muy bonito. – La voz prepotente de Adrien me sorprende. Cierro mis puños y me levanto abruptamente de la cama.- Así que no quieres una relación, pero si a ella. Muy bien, solo te lo diré una vez, así que escúchame atentamente, tú y yo podemos llevarnos bien, pero entiende, métete en tu cabecita enferma, que Nathalya es solo mía, de nadie más. Si yo no la tengo, nadie la tendrá.
__ Qué carajos haces con su teléfono, ¿¡estás con ella ahora!? – Cuelga.- ¡Mierda! – Grito y tiro el celular contra la pared con furia, el sonido estruendoso de la pantalla haciéndose añicos retumba por la habitación.-
Sin tener más ropa puesta que unos vaqueros de mezclilla algo desgastados, cojo la chaqueta de cuero nueva y las llaves de mi moto nueva y salgo del apartamento a toda prisa. Bajo las escaleras corriendo, el ascensor se hubiera tardado más que yo, y hablamos de tres plantas. Me monto en la moto y me pongo el caso a toda velocidad y salgo como un rayo hacia su casa. El viento gélido de la madrugada me acaricia el torso a través de la chaqueta que ni cerré y me eriza todo el vello de la nuca.
Los árboles, los autos, todo lo que pasa por mi lado parecen borrones en una fotografía muy mal enfocada, voy tan rápido que casi me salgo de la carretera varias veces en algunas curvas. Llego a casa de Nathalya en minutos y subo corriendo hacia su apartamento. Llamo y llamo a golpes a la puerta, nadie responde, nadie sale.
__ ¡Nathalya, sé que estás ahí!
Golpeo y sigo golpeando.
__ Oiga, son las dos de la mañana, podría dejar el escándalo. – Una anciana rechoncha y malhumorada me mira como si fuera lo más molesto del mundo, lleva puesta una pijama de unas figuras, a mi entender y con de la poca luz del pasillo, de caricaturas en poses pornográficas, y unas pantuflas con algo similar a unos melocotones de adorno.- Nathalya no está aquí, está viviendo con su padre por un tiempo. Vete a hacer ruido a otra parte.
__ Sabe dónde vive su padre.
__ Ni lo sé ni me importa, ahora largo de aquí, muchachito. – Se gira para entrar al ascensor y su pelo, en montones de pequeños rolos, rebota con su caminar peculiar.-
A pesar de todo, la situación me sacó una sonrisa. Corrí sin rumbo con la moto, sintiendo el aire golpeando mi cuerpo, paré a la orilla de una zona elevada desde la cual se puede ver mejor la ciudad y me relajé viendo las estrellas tintineando en el oscuro cielo.
¨Nathalya es como una estrella en mi oscura alma, no podría soportar verla con nadie más, le contaré todo, aunque me odie. Ella me ha hecho sentir lo que nunca esperé. La amo, ¿por qué me cuesta tanto aceptarlo?¨
Ya es sábado, y sigo sin hablar con Nathalya, no me contesta las llamadas, ni los mensajes, nada. Fui un par de veces a hacer ejercicio al gimnasio de su padre, a probar si había suerte y le podía preguntar por ella, pero no me lo topé. Hace más de media hora que Martina y yo llegamos a uno de los hospitales de Alex, le estuvieron haciendo algunas pruebas y controles rutinarios, ahora es la ecografía.
El gel azulado se desliza sobre su vientre, ella está ansiosa y yo, no podría describir en una palabra lo que siento, la cabeza me va a explotar, estoy ansioso y a la vez asustado, ¿qué sentiré cuando escuche su corazón latir? ¿Qué sentiré cuando vea esa pequeña mancha en el medio de una ecografía que casi nadie entiende?
__ Listo, miren, aquí está su pequeño o pequeña. – La doctora de ojos grandes y lentes negros nos mira con ternura.-
__ ¿Ahí? – Pregunta Martina.-
__ Es justo este punto, ahora mide poco más de unos tres milímetros más o menos.
__ Doctora, es diminuto. – No consigo pensar con lógica, saber que ese punto en la pantalla de la máquina para ultrasonidos es mi hijo no es fácil de asimilar.-
__ Sí, los primeros meses será muy pequeño, ya a partir del tercer mes podrán verlo mucho mejor, incluso saber su sexo, por ahora solo les puedo poner el latido de su corazón.
__ Sí, por favor doctora, quiero que escuche lo bonito que suena la nueva vida de nuestro bebé.
La doctora toca algunas cosas en el aparato y entonces se escucha, un retumbar acelerado, el sonido más impactante que he escuchado. No reacciono, solo escucho, siento, hay algo que se aprieta en mi pecho, una sensación de terror e inseguridad. ¨ ¿Y si soy lo peor que tendrá en su vida? ¨ Una lágrima abandona mi ojo izquierdo y Martina aprieta fuerte mi mano, la cual ni siquiera me di cuenta de haber llevado a la suya.
__ Nate, sé que esto no es lo que esperábamos, pero créeme, será lo más bonito que vivamos, juntos. – Una sonrisa cálida se forma en su rostro.-
__ Sí, haré todo lo que pueda por no arruinar su vida y que sea feliz.

Psicológicamente InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora