Capítulo 24: Celos

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La universidad ha sido una locura, estamos cerca del período de exámenes, falta poco para la discusión de la tesis final y la graduación está a la vuelta de la esquina. ¨Tengo que estudiar mucho.¨
Martina me estaba esperando en el estacionamiento, y como mi nuevo departamento no queda muy lejos de la universidad decidí que sería mejor hablar en casa. Desde que llegamos ha habido un incómodo silencio, le ofrecí jugo de naranja y galletas integrales, pero aparte de un ¨hola¨, ¨sí¨ y ¨no¨, no hemos hablado nada. Sentada frente a mí en la mesa de cristal, me analiza con la mirada.
__ Oye, antes que todo, aunque sé que para nada es suficiente, te debo una disculpa. No me voy a excusar diciéndote que no soy así, si lo hago, te mentiría si te dijera que no soy así, lo soy, soy una persona terrible y he hecho cosas que no te puedes imaginar. – Aparto la mirada de su cara inquisitiva.- Solo, lo siento, tú no te merecías algo así.
__ No te tienes que compadecer de mí por haber intentado suicidarme. – Trago en seco.- Yo, simplemente cometimos un erros que tuvo consecuencias. Además, me disgusté mucho cuando la universidad me comentó del error que habían cometido al decirme que había sido admitida.
__ De verdad lo siento. – No sé que más decir.-
__ Nathael, ya mi papá me comentó que tú eres su verdadero hijo. - ¨Directa.¨-
__ Ya, fue una sorpresa para mí también.
__ Estás bastante bien con eso, por lo que veo. – Recorre el departamento con la vista y suelta una risita por lo bajo.-
__ La verdad, no me importa que te moleste que aceptara su ayuda. – Me relajo en el asiento con neutralidad.-
__ No, haces bien, somos asquerosamente ricos, no te preocupes por gastar un poco, alguien tiene que hacerlo.
__ Ya veo, así que eres de las que piensan que el dinero no es importante porque les sobra. – Levanto una ceja, más bien es una pregunta.-
__ Para nada, yo pagué mis estudios de la preparatoria, trabajando como mesera en el restaurante de un amigo de papá. Yo valoro el dinero, solo soy justa. Pasaste veintisiete años con necesidades y carencias, ahora vive la buena vida que te puede ofrecer tu padre. – Se mira nerviosamente las manos.- Aun no puedo creer que seas mi hermano, bueno, mi primo.
__ ¿Eso es lo que más te asombra de la situación? En algún momento hablaremos del hecho de que estás esperando un hijo mío, verdad. – La miro expectante de su reacción.-
__ Bueno… Eh… Yo… - Remueve ansiosa sus manos. Sonrío por lo bajo ante su cara y su reacción.-
__ Tranquila, somos adultos, afrontémoslo como debe ser. Créeme, tu decisión es peor de aceptar para mí, yo jamás tuve pensado ser padre.
__ Bueno, yo no estaba segura de qué hacer, pero soy de las que cargan con las consecuencias de sus acciones, tengo que ser responsable. Lamento mucho si te molesta mi decisión, pero no habrá vuelta atrás.
__ Ya, pero no te puedo asegurar poder ayudarte con las responsabilidades de todo. Además, ante la ley ahora somos hermanos. No será ilegal que tengamos un hijo.
__ La verdad, yo no sé mucho del tema, tendremos que verificarlo, pero no me molestaría dejar de ser la hija de mi padre en papeles si es necesario.
Sus palabras me sorprenden.
__ Tú, bueno, yo pensé que no querías tenerlo cuando supe que intentaste suicidarte.
__ Al principio vi más fácil esa salida, pero cuando me desperté y me hicieron la ecografía, cuando me pusieron el sonido de su corazoncito latiendo desbocado. – Sus ojos se humedecen.- Simplemente se ganó mi corazón, tal vez a ti te pase lo mismo.
Martina y yo hablamos un poco más sobre todo lo que habíamos pasado últimamente. Me cayó súper bien después de conocerla, una mujer madura, comprensiva, compasiva, alegre, responsable y de buen corazón, aunque un poco con tendencia al suicidio. Pensamos que lo mejor para llevar la fiesta en paz era hacernos amigos, así que, preparó pasta a la carbonara para los dos, después vimos algunas películas, una me llamó la atención, nunca la había visto y no es nueva, Lucy, una trama interesante.
Ahora vamos por tercera película y ya siento que la conozco desde hace muchos años. Comemos palomitas mientras vemos una que ella eligió, ¨Me Before You.¨
__ Awwww. – Una lágrima cae por su mejilla.- Me encanta esta parte.
__ ¿Ya la has visto? – Tomo una palomita.-
__ Como diez veces. – Estornuda.- Uf, ya tengo la nariz tapada.
__ Eso te pasa por tanto llorar. – Le paso el paquete de pañuelos que traje después de que me hizo ver ¨El Diario de Noah.¨- Si ya la has visto para que volverla a ver, más si sabes que te hace llorar.
__ Me encantan estas pelis. – Se suena la nariz en un pañuelo.- No tengo remedio, me gusta el amor.
__ Ya veo, todas las que has escogido tú son de amor. Agradece que me esté portando bien y las estoy viendo.
__ Sí, cómo no. Venga ya si te he pillado más de una vez viendo el móvil, mandando mensajes y viendo fotos de una chica. – Me mira burlona y se recompone de llorar.- ¿Quién es? – Se gira hacia mí.-
__ Es una amiga. Se llama Nathalya. – Le enseño una foto.-
__ Vaya, está buena. – Mira más de cerca la foto.- Tiene un buen cu…
__ Calla. – Le tapo la boca con la mano.- Y tú por qué la vacilas tanto. – Levanto una ceja.-
__ Me gusta, ¿acaso te pone celoso que te diga lo buena que está?
__ ¿Tú eres bisexual?
__ Por qué siempre tienen que ponerle etiquetas a todo. No te tienes que gustar las mujeres para reconocer que alguna tiene buen cuerpo o no. – Resopla frustrada.- Ahora, - levanta un dedo y sonríe pícaramente- ella sí te gusta. – Se inclina hacia mí para hacerme cosquillas.-
__ ¡Basta! – Me intento apartar de sus dedos escurridizos.- ¡Sí, me gusta! ¡Ya! ¡Ya lo dije!
__ Lo sabía. – Celebra su victoria infantilmente.-
__ Sí, a quién no si está muy bien y es muy bonita. – La pico.-
__ Ahora verás.
Martina se abalanza sobre mí de nuevo a hacerme cosquillas. En el forcejeo terminamos cayendo al suelo y quedo tendido sobre su cuerpo medio entre sus piernas. De pronto se hace un silencio en el que solo nos miramos, esperando que uno de los dos se niegue, o reaccione. Entonces ella me besa.
Sus labios atrapan los míos, yo me siento atraído por ella, no lo puedo negar, si no en un principio no me la hubiera tirado. Le respondo el beso y nos incorporamos para arrodillarnos uno frente al otro en el suelo. Nuestras lenguas se recorren mutuamente en un beso caliente. Sus manos atrapan con fuerza mi pelo y me demandan más agresividad. Bajo mis manos a su trasero y lo masajeo con deseo, aprieto su cuerpo al mío y la hago sentir lo duro que me pone, no se compara con Nathalya, pero esta mujer también está buena.
Entre besos y apretones vamos torpemente hacia la habitación, la tiro en la cama y rápidamente bajo sus mayas con todo y bragas. Sus ojos se abren por un momento, pero al siguiente abre sus piernas, dándome permiso. Meto mi cabeza entre sus muslos y lamo con delicadeza su parte más sensible, ella gime y se aferra a mi pelo entre escalofríos. Luego lamo toda su intimidad, y así le hago a Miranda mi primer sexo oral, a fin de cuentas ya tuvimos relaciones sin protección y hasta está embarazada.
Cuando dejo su intimidad y subo a sus labios, los muerdo con deseo y entonces le arranco la blusa por la cabeza, lamo sus pezones y con mi dedo acaricio y penetro su intimidad, ella gime. Miranda me besa con más fuerza, moviéndose para mí, haciendo que mis dedos la sientan muy mojada. Me quita la playera y lame mi abdomen y entonces baja sus manos a mi miembro y… - Timbre sonando.-
__ ¡Vístete! – Salgo corriendo sin darme cuenta de que estoy sin camisa y prácticamente desnudo. Abro la puerta sin mirar por la mirilla.- Nathalya.
__ Nate. – Entra, yo no reacciono.- Qué haces vestido así, y despeinado. – Levanta una ceja.-
Nathalya mira hacia el sofá y ve la bolsa de Miranda, entonces va corriendo hasta la habitación y entra. Martina está vistiéndose aun, está en ropa interior.
__ ¿Pero qué? – Nathalya analiza la escena.- Nate. – Me mira furiosa.-
__ Ah, tú eres Nathalya, verdad. – Martina sonríe pícaramente.-
__ ¿Le hablaste de mí? ¡Justo antes de tirártela! – Se acerca a mí.-
__ Nat, no me acosté con ella. – Siento la necesidad de justificarme.- Yo… Ella… Ella es Martina, la hija adoptiva de Alexander, mi padre. – Respiro hondo.- Ella, está embarazada de mí.
Entonces una bofetada cruza mi rostro. Me quedo parado en el lugar, sin poder reaccionar, viendo por primera vez como la única chica que he dejado entrar verdaderamente en mi corazón, derrama una cruda lágrima por mí.

Psicológicamente InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora