Capítulo 25: Un nuevo rumbo.

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Esta vez no hay gotera en el grifo de la cocina, esta vez no hay chirrido en el ventilador, es más, ni siquiera hay ventilador. Esta vez no hay sonidos desagradables, solo está el sonido de la leña quemándose en una chimenea que ni tiene leña ni fuego, aunque el sonido es muy real. Nathalya se fue sin dejarme darle explicación alguna, simplemente me abofeteó y se fue.
Martina también se fue, tenía cierta cara de suficiencia, o eso me pareció ver, tal vez lo imaginé. Estoy solo de nuevo con mis retorcidos pensamientos. Los recuerdos me atormentan uno tras otro: ¨Su cuerpo inerte sobre la cama, una lágrima cayendo por su mejilla.¨ ¨Espero que mi sacrificio sirva de algo y puedan vivir un gran amor y ser felices.¨ ¨Te prometo que solo será un beso y no te pediré nada más.¨ ¨Puede que sea tu padre.¨ ¨El sonido de su corazoncito desbocado.¨
¿Por qué han tenido que pasar tantas cosas últimamente? Ya tenía suficiente con lo de mi pasado con mi madre, ahora para colmo hasta voy a ser padre, y la madre es nada más y nada menos que mi prima. Ay, estoy hecho un lío, ni siquiera entiendo por qué Nathalya reaccionó de esa forma, parecía otra persona.
La luz tintineante de la falsa chimenea y su sonido me relajaron y me quedé dormido. Cuando desperté me dolía mucho el cuello pero por suerte ahora tengo tina, unos minutos en esa cosa hacen milagros con la tensión del cuerpo. El resto del día fue estresante, ver todas las cosas de mi nueva consulta, avisar a los pacientes, ir a juntas de información y arreglar el nuevo consultorio fue solo el comienzo. Además me pasaba horas esperando una llamada, un mensaje o alguna señal de Nathalya, hasta recurrí a fumar, pero nada funcionó.
__ Ay, estoy agotado Alex, creo que iré a hacer motocross un rato, así pruebo la moto que me regalaste y me relajo un poco.
__ Tranquilo, ve sin preocupaciones que ya todo está listo. Iré a casa con Martina porque estoy un poco cansado. – Lo miro preocupado.- Nada grave, la edad. Por cierto este fin de semana tienes que ir con Martina a su revisión médica, quiero que estés durante la ecografía, puede que te ayude a decidir.
__ Está bien. – Salgo sin despedirme.-
En la moto el trayecto a la pista se me hace cortísimo, cuando llego enseguida comienzo a buscar con la vista a esa chica que tiene una sonrisa tan peculiar, pero nada. Me pongo mi equipo y doy par de vueltas por la pista, la moto corre que parece un rayo, pero a la vez una pluma. Doy tres vueltas y paro para beber algo, entonces una nueva moto aparece y comienza a recorrer la pista, hace algunos trucos y las chicas de las gradas lo vitorean.
La moto se parquea justo a mi lado y el conductor se quita el casco. Un chico de pelo negro con varios pirsin, una argolla negra y fina en su labio inferior, una en su nariz y otra en la ceja. Tiene los ojos también negros, haciendo juego con su pelo y con el tatuaje que sobresale de su traje por el cuello.
__ Hola, hermano, linda moto. – Se quita su guante derecho y me ofrece la mano en saludo, tiene la palabra FATE tatuada en los dedos. Aprieto su mano en respuesta.- Soy Adrien.
__ Nathael. Eres nuevo, verdad.
__ Sí, me mudé hace poco y es la primera vez que vengo.   
__ Lo hiciste bastante bien, para ser tu primera vez aquí.
__ Soy bastante bueno, llevo años montando, a veces en terrenos mucho peores. – Se baja de la moto y se recuesta a mi lado.- Uf, necesito un cigarro, de casualidad fumas.
__ Sí, - saco uno y se lo entrego junto al encendedor.-
__ Gracias. – Lo enciende y da una larga calada.- Mucho mejor, ¿no vas a coger uno?
Me lo pienso un poco, miro mi celular y me pongo de mal humor de nuevo cuando veo que Nathalya no me ha escrito ni nada. Cojo un cigarro y lo enciendo, doy una calada y expulso el humo lentamente.
__ Qué edad tienes, pareces bastante joven. – Cojo otra calada.-
__ Tengo veintitrés. ¿Y tú?
__ Veintisiete.
__ ¿Trabajas? – Da una calada más y tira el resto de su cigarro.- 
__ Sí, soy psicólogo y ya casi también psiquiatra, tú qué me cuentas, estás estudiando aun, no. – Lo imito.-
__ Sí, una carrera aburrida, la verdad. Quiero ser forense así que estudio criminología. 
Entramos en los vestidores y comenzamos a cambiarnos de ropa. Su cuerpo está bastante trabajado, aunque sigue manteniéndose natural, tiene efectivamente un tatuaje en la espalda que le llega hasta el cuello de un corazón siendo exprimido por una mano y salpicando sangre, otro en el bajo abdomen de un peón del ajedrez que tiene como sombra a una dama.
__ Por qué no vamos a tomar algo, me caíste bien, podemos convertirnos en buenos amigos.
__ Claro, vayamos. - ¨Lo dudo, soy duro de roer.¨-
Llegamos a la cafetería y pedimos unas Coca-Colas y unos sándwiches de jamón y queso. Ambos los devoramos con ganas. El celular de Adrien no para de sonar, entra notificación tras notificación, él solo las mira y sigue comiendo. Entonces entra Nathalya, tiene un cigarro en la mano, da una calada corta y lo tira.
__ Nat. – Me pongo de pie.- Me tenías preocupado.
Ella pasa de mí y mira a Adrien.
__ Pudiste haberme contestado. – Adrien se pone de pie y la abraza con fuerza por la cintura, la levanta un poco del suelo y la hace girar.-
__ Leoncita no te molestes conmigo. - ¨ ¿Leoncita? ¨ Aprieto mis puños a mis costados.- Tenía hambre y estaba comiendo. – Suelta una risita estúpida.-
__ No tiene gracia. – Nat se sienta, aun sin mirarme.- Es la tercera vez que me haces lo mismo desde que nos conocimos, y solo nos hemos visto tres veces. – Señala con sus dedos.-
__ Ustedes se conocen. – Me siento también.-
__ Empezamos a hablar hace algunas semanas, y solo nos hemos visto tres veces, pero ya le tengo cariño. – Aprieta su mano sobre la mesa.- No es verdad que parece una leona cuando acaba de levantarse.
__ ¿Cuándo acaba de levantarse? – Se me comienza a nublar la vista.-
__ ¿No te mandó a ti también la foto?, di por sentado que eran amigos, por como reaccionaste cuando llegó.
Me relajo un poco.
__ Sí, somos amigos, y sí, parece una leona, es verdad.   
__ Sí, lo somos. – Nat me mira con mala cara.- Y este amigo últimamente no hace más que romper sus promesas y fallarme.
__ Me lo merezco, pero por favor no puedes dejar de escribirme sin más, sabes que eres importante para mí.
__ Solo sé que le hiciste quien sabe que a esa mujer y para colmo está preñada de ti. – Cruza sus brazos sobre su pecho.-
__ Nathalya, ¿a qué viene esto?
__ Siento que es mejor que me vaya, creo que sobro aquí. – Adrien se pone en pie.- 
__ Sí, deberías. – Le dedico una media sonrisa fingida.-
__ No, yo me iré contigo, a fin de cuentas, estamos saliendo.
¨ ¿Saliendo? ¨ Mis puños vuelven a cerrarse mientras veo como Nathalya se pone en pie para darle un beso corto a Adrien en la boca y marcharse con él, sin mirar atrás.
Mi corazón palpita rápido, con rabia, ¿acaso son celos de nuevo? Sí, claro que sí, a quién engaño, ¨ella es solo mía.¨

Psicológicamente InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora