Capítulo 31: Amenazas con un toque de sangre.

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Bajo la mirada reprobatoria de Anthon, Nathalya baja del escritorio y se coloca la blusa con prisas mientras yo abotono mi camisa y limpio los rastros de pintalabios que sé me ha dejado en los labios. Nathalya baja la cabeza un segundo y después noto como se tensa y se para firme en el lugar.
__ ¿Se puede saber qué pasa aquí?
__ Padre yo... - Anthon le hace un gesto con la mano para que se detenga. Yo me limito a sostenerle la mirada, que está clavada en mí con recelo.-
__ Pensé que usted era un profesional señor Nathael Stewart.
__ Nathael Brent. - Le interrumpo secamente.-
__ Ahora mismo lo que menos me interesa es saberme su apellido. - Aclara muy seriamente.-
__ Padre no es... -Otra vez la interrumpe. Me está hartando.-
__ He estado muy ausente de la vida de mi hija, y por una vez que me involucro y trato de ayudarla con sus problemas, la meto a una terapia con un psicólogo que lo único que hizo fue meterse entre sus piernas. Si sabe que ella es una niña a su lado, verdad. Solo tiene dieciséis años y usted ya es mayorcito como para andar en esas.
__ ¡Ahí sí que no padre! - Nathalya hace puños con las manos y se pone roja de rabia.- No me vengas con eso de que soy una niña sabiendo todo lo que pasé, y por tu culpa. - Anthon la mira, sin denotar su cara expresión de pesar alguna.- Ni tampoco me des clases de moral, mucho menos me digas algo por estar con alguien mayor que yo, porque el primero que se moría por una ¨niña¨ eras tú.
Anthon levanta una ceja y mira mal a Nathalya, yo sin embargo sigo callado y observador a todas sus reacciones. La última frase de Nat lo descolocó bastante y puedo ver que se puso algo nervioso.
__ No vallas por ahí, Nathalya. No te conviene.
__ ¿Por qué no, eh? - Nat lo desafía con la mirada y adopta una expresión corporal altanera.- Te crees que tengo miedo de lo que pueda pasar si se llega a enterar.
__ No, sé que no tienes miedo, pero también sé que te importa mucho lo que él piense de ti como para que le cuentes algo así.
__ Pues me importa una mierda lo que pienses.
__ Saben que esto es ilegal, verdad. Saben que si levanto este celular y hago una llamada, tu vida estará arruinada, no. - Me mira con cara de pocos amigos.- El futuro de tu amigo está en mis manos, y tú me amenazas con contar algo así, - mira con reprobación a su hija- creo que no estás entendiendo bien la situación.
__ La estoy entendiendo perfectamente, pero ten por seguro que si marcas ese número, contaré todo lo que sé, porque no me puedo sacar de la cabeza que tú eres el puto psicópata que asesinó a Isabella y a todas esas personas. - Abro los ojos como platos, y él no se queda atrás.-
__ ¿Qué acabas de decir? - Creo que estoy escuchando mal, o en medio de una de mis crisis de alucinaciones.- ¿Tu padre es el Aserrador silencioso?
__ No digas tonterías, hija. - Le lanza una mirada de advertencia.-
__ ¡¿Cuáles tonterías padre?! - Nathalya gesticula exasperada.- Tú estabas obsesionado con ella, te encantan los acertijos y juegos de palabras, además, esas salidas extrañas y esa lesión en el hombro. ¡Por dios es que todo apunta hacia ti! - Ella tira de sus cabellos.- ¡Claro! - Parece acabar de hacer una deducción.- Si juntas las claves ya resueltas se forma tu nombre casi al completo: A-N-T-H. Por supuesto tú debiste haberlo hecho así a propósito, ya que ahora que lo pienso, fuiste maestro de gimnasia de Bella durante seis meses, seguramente pasamos por alto algún detalle que nos llevara a ese último número, así que si agregamos las letras a las que corresponde el número seis al final nuevamente, obtenemos nada más y nada menos que tu nombre: A-N-T-H-O-N.
__ Esas son meras conjeturas sin algún tipo de fundamento.
__Y me vas a negar que sea cierto.
__ Por supuesto que lo negaré, porque no es cierto.
__ Eres increíble. - Nathalya posa su mirada en mí.- Tú me crees, verdad.
Dudo por un momento, ella lo ve en mis ojos y suspira, agarra su bolso y sale de la consulta con los ojos aguados. Antes de que pueda irse su padre habla otra vez.
__ Aunque no lo creas tú eres más parecida a mí de lo que crees.
Y con eso desaparece por la puerta.
__ Señor, si llama a la policía... - Me interrumpe al igual que a su hija.-
__ Hagamos un trato. - Me mira seriamente.- Yo no llamaré, pero tú te alejarás de mi hija. - Mi expresión se endurece y noto mis músculos tensarse de impotencia.- Como sabrás ella es muy joven para ti, búscate alguna de tu edad que te complazca en tus sucios caprichos.
__ Yo a Nathalya la quiero, no me apartaré de ella.
__ Entiende que no lo haces ningún bien, de hecho ha terminado de desarrollar su doble personalidad estando ya contigo en terapia. - Me quedo sin qué rebatirle.- Ella tiene que vivir muchas cosas aun, cosas que ya tu viviste hace mucho tiempo, si está contigo arruinará su futuro.
__ Eso usted no lo puede asegurar, tal vez todo nos funcione y nos vaya bien. - Enarco una ceja.-
__ Entonces estás dispuesto a que llame a la policía y se arruine todo tu futuro.
Me quedo en silencio, él sabe que no lo estoy.
__ Lo que me imaginé, aléjate de ella.
Y con eso se va y me deja solo con mis pensamientos. El resto del día lo pasé meditando y analizando la situación y todo lo que podría salir mal. Las consultas fueron muy bien y recibí a varios pacientes nuevos, pero mi cabeza seguía estando con Nathalya. Había decidido darse una oportunidad con Adrien, pero aun así estaba dispuesta a acostarse conmigo porque no puede resistirse a lo que siente. Pero tampoco quiso renunciar a mí cuando pasó lo de su padre.
Nathalya me comenzó a llamar después de la comida, llamaba y seguía insistiendo a pesar de que le colgué el teléfono todas las veces. Su padre me tiene acorralado y no sé si estoy dispuesto a pagar ese precio tan alto por ella, porque aunque suene mal, por mucho que mis intenciones sean buenas para estar con ella, nuestra relación tampoco tendría futuro si yo estoy en prisión por mantener relaciones sexuales con una menor. Además, sé que seré juzgado y perderé a mis pacientes y probablemente también mi licencia de psicología.
Estoy sentado en mi sofá acomodando los nuevos expedientes en la base de datos del hospital cuando vuelve a llamar a mi celular. Vuelvo a colgar, a estas alturas ya debe haber deducido que me alejaré de ella por las amenazas de su padre. Entonces llaman a la puerta, con fuerza y desesperación. Es tan tarde que inmediatamente intuyo que sea ella. Abro la puerta y entra, muy molesta.
__ De verdad vas a dejarme por las amenazas de mi padre.
__ Sabes perfectamente que no puedo arriesgarme.
__ Es que no entiendo por qué no me crees cuando te digo que él mató a Bella, podemos chantajearlo con eso si investigamos todo y encontramos pruebas concluyentes.
__ Pero por qué, ¿por qué estás tan segura de que él la mató?
__ ¡Porque fui yo quién se lo insinuó joder!
Tardo un segundo en reaccionar.
__ ¿Qué?
__ ¡No sé, no sé Nate! Tengo la cabeza hecha un lío, pero me veo a mí diciéndole a mi padre algo así como que quisiera que se muriera, me veo como si fuera otra persona que está viéndome. - Se tira de los cabellos con rabia.- Él la mató, estoy segura, y fue por mi culpa.
__ Yo... no sé qué decir. - Me apoyo en la barra de los tragos.- Es que de verdad esto no me lo esperaba.
__ Tú sabes que yo no soy así Nate. Estoy segura de que fue ella. Fue ella, y... creo que ella sabe la verdad y que nos estuvo manteniendo lejos de esto todo este tiempo.
Mi cerebro procesa la información, pero siento que le genera un corto circuito o algo porque la verdad, no sé ni qué pensar sobre esto.
__ Mira, - masajeo mi frente, escogiendo mis palabras- si estás tan segura, habla con la policía para que revisen de nuevo todas las evidencias y cuéntales lo que sientes.
__ Está bien.
__ Pero, creo que lo mejor si es que nos alejemos.
__ ¿Qué? - Mira confusa hacia el suelo, intentando procesar mis palabras.- ¿Me tienes miedo por lo que te he contado?
__ ¡No! Por supuesto que no. Es solo que ya veo que tu padre tiene razón, esto que pasa entre nosotros solo te hace más daño que bien.
__ Pero qué dices, claro que no. - Se pasa las manos por la cara y respira para calmarse.- Nate, por favor, no me hagas esto.
__ Nathalya, por favor vete. No podemos seguir con esto.
Nathalya me mira, atónita. Parpadea par de veces y comienza a caminar en círculos, procesando lo que va a decirme, pero entonces se detiene y me mira con un brillo raro en los ojos, ¨ella está aquí, de nuevo.¨ Con determinación pasa a la parte trasera de la barra y coge el cuchillo que está junto al cuenco de limones para los tragos. Me mira y camina seriamente hacia mí.
__ Nat, creo que deberías calmarte, baja el cuchillo. - No sé qué pensar, podría reaccionar de cualquier manera.-
__ Tú no puedes renunciar a nosotros Nathael. He hecho muchas cosas para que estemos juntos, incluso, cosas que ella no haría jamás.
__ Te refieres a la verdadera Nathalya.
__ Ella no es la verdadera, soy yo. Todos los dichos tienen un poco de verdad, y ese de ¨tal palo tal astilla¨ no puede tener mayor razón, porque en el fondo, todos tenemos algo de nuestros padres. Yo también.
__ ¡No! Ustedes son la misma persona, tu personalidad se dividió por todo lo que has vivido, separando a la Nathalya buena e inocente de la rencorosa y oscura. Pero son la misma persona, y tanto ella como tú son la verdadera.
__ Cómo sea.- Rueda los ojos.- Tú no me puedes dejar, no nos puedes dejar, sé perfectamente que ella también siente cosas por ti. No nos hagas esto Nate.
__ ¡Es lo mejor! -Pierdo la paciencia.- Vete Nathalya, vete y trata de superar todo esto, encuentra a alguien que no te cause más problemas que felicidad. - Gesticulo frenéticamente.-
__ Si nos dejas, no seguiremos aquí. - Se lleva el cuchillo al cuello.- Sin ti no queremos vivir. - Presiona un poco su piel y sale un hilo de sangre.-

Nota: La recta final, leamos que pasa jj.

Psicológicamente InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora