Capítulo 30: Indecisión.

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Mis ojos se abren y siento cómo mis párpados se quejan. Tardo unos segundos en comprender que estoy acostado en la alfombra con Nathalya, completamente desnuda, durmiendo con su cabeza apoyada sobre mi pecho, la miro durante unos minutos, disfrutando de la vista y soltando unas risitas cuando veo que un hilo de saliva se escapa de sus labios entreabiertos para embarrarme el pecho.
__ Eh, Nathalya… - Le acaricio el pelo y la nariz.- Despierta.
__ ¿Qué? – Masculla sin abrir los ojos.-
La aparto un poco y me incorporo.
__ Me estabas babeando. – Sonrío vacilón.-
__ ¿Cómo? – Reacciona y abre los ojos de pronto para llevarse el dorso de la mano a la boca y limpiarse el rastro de saliva.- Perdón.
__ No pasa nada, ya es media tarde, no sé tú pero yo estoy muy hambriento.
Se incorpora y se pasa la mano por la cara.
__ No te voy a mentir, - se acaricia el vientre plano- me comería dos docenas de tortitas con miel de maple y fresas con nata montada. – Se relame los labios y frunce el ceño.- Pero estoy muy cansada, voto por dormir un poco más.
__ No seas testaruda, te dolerá mucho el estómago después. – Me pongo en pie y le tiendo la mano.- Yo te ayudaré. – Me mira, dudando.- No tendrás la oportunidad de probar mis tortitas todos los días, yo lasa hago y tu picas las fresas y preparas lo demás.
__ Bueno, - se levanta y coge su ropa para vestirse- pero solo si me preparas un jugo de fresas también.
Asentí, y así pasamos el resto de la tarde, viendo películas y comiendo palomitas de queso y mantequilla. Todo genial, hasta que sonó su teléfono.
__ ¿Qué pasa? – Me llevo las últimas dos palomitas a la boca.-
__ Es Adrien.
De inmediato me pongo de mal humor. No sé con qué me vaya a salir ahora. ¨Te va a dejar aquí solo viendo películas en San Valentín y se va a ir a coger con ese payaso al que le gusta mutilar cadáveres y ver que tienen dentro de los pulmones las víctimas de envenenamiento.¨
De verdad tengo que dejar de ver series policíacas. Como sea ella me dijo que es mía, hace apenas cuánto, ¿dos horas? No creo que ahora vaya a dejarme solo para irse a tener sexo con otro, después de todo lo que ha pasado hoy. Definitivamente ha sido un día muy largo y con mi suerte, claro que tenía que pasar algo más antes de que acabara.
__ ¿Qué quiere? – Trato de sonar tranquilo y restarle importancia.-
__ Yo… Adrien y yo hicimos planes para hoy Nate, ¿te acuerdas? Es mi novio.
__ Pensé que después de todo lo que habíamos vivido hoy, que después de saber lo que siento por ti, no sé… Pensé que todo sería como antes de que él llegara.
__ Te refieres a todas las veces que me dijiste que te gustaba y aun así no podías estar conmigo.
__ Te he dicho mil veces que tengo una buena razón para querer alejarte de mí. – No puedo evitar sonar más duro de lo que debía.-
__ A sí, y por qué no me la cuentas y me dejas decidir a mí si mereces estar cerca de mí o no. – Me pongo serio al instante.-
__ ¿A qué viene eso ahora?
__ ¡No lo sé! ¡Dímelo tú que eres el psicólogo aquí! Con todo lo que está pasando, lo que tengo en la cabeza. No sé qué pensar. – Se levanta y comienza a andar en círculos mientras se masajea la frente.- Ni siquiera tengo claro lo que siento.
__ ¿Qué? – Parezco un tonto ahora mismo, lo sé.- ¿Cómo que no estás segura de lo que sientes? – Me levanto y voy hacia ella, agarrándola de la muñeca.- No me vengas con eso cuando hace menos de dos horas estabas gimiendo y gritando mi nombre, diciéndome que eres solo mía y que me quieres. Y eso no ha sido una alucinación, o sí.
__ ¡No! Claro que no… pero…
__ ¡Pero qué Nathalya! – Aprieto mi agarre más fuerte.-
__ ¡Me haces daño! – Tira con fuerza y la dejo zafarse.- Nathael, - me reta con la mirada- métete en tu puta cabeza que en la cama se dicen muchas cosas, y que no todas tienes por qué ser verdad. ¡Yo no soy de nadie!
__ Pues eso no es lo que me dice la otra Nathalya, ni lo que piensa tu noviecito.
__ ¡¿Qué quieres decir con eso ahora?! – Gesticula con las manos, agobiada.-
__ Adrien me llamó, o cogió tu teléfono, no recuerdo bien. Lo que sí sé es que me dijo que tú eras suya. Así que a mi entender si eres de alguien, aunque no de él por supuesto.
__ Cómo quieres que te crea cuando te imaginas cosas que no pasan.
__ Cómo mismo yo te creo a ti a pesar de que te personalidad está dividida en dos. – Agarro su rostro entre mis manos.- Cómo mismo yo te elijo a ti, por encima de ella aunque ella no dude de lo que siente por mí y tú sí.
Nathalya se pone seria, mira al suelo y luego a mis ojos, una lágrima recorre su mejilla y deja un rastro húmedo.
__ Lo siento…
Veo como se va y la puerta se cierra tras ella. Con mis manos en puños, me permito derramar una única lágrima en silencio. ¨Esto es lo que te mereces por pensar que podrías ser feliz.¨
Esa noche no dormí, literalmente me quedé parado toda la noche en el lugar dónde me dejó Nathalya, aun viendo la puerta y recordando una y otra vez todo lo que pasó entre nosotros. Desayuné un vaso de leche con chocolate poco animado y me puse a ver las noticias, por si había alguna novedad del asesino, nada.
Mi celular suena sobre la mesa y la pantalla se ilumina con la cara de Martina.
__ Hola. – Contesto con poco entusiasmo.-
__ Hola. ¿Qué tal todo?
__ Genial. – Miento.-
__ Ya, claro… Bueno, te llamo porque papá, quiero decir, el tío Alexander quiere que vayamos todos juntos a la casa del bosque este fin de semana que viene. Me pidió que te llamara yo porque no está muy acostumbrado todavía a esto de tener un hijo. – Silencio incómodo.-   Bueno, sí que estás de humor hoy.
__ No dormí muy bien. - ¨Nada en realidad.¨-
__ Hoy comienzan tus consultas en el hospital, debes estar emocionado.
__ Sí, hasta doy brinquitos de alegría.
__ Sarcástico y todo, empezamos bien.
__ De verdad no estoy de humor.
__ Eso ya lo veo. Bueno, ya dentro de poco hay otra consulta para ver cómo va el bebé, así que si quieres ir…
__ Claro. – No lo dudo ni por un segundo.- Tú solo dime cuándo y te pasaré a buscar y así vamos juntos.
__ Está perfecto. Por cierto Nate, feliz San Valentín, atrasada. – Imagino como rueda los ojos y sonríe.-
__ Ya, igual para ti, pensé que me llamarías o algo la verdad.
__ Es que ese no es un día muy bonito para mí. Es el aniversario de muerte de mis padres.
__ Lo siento mucho. – Me rasco la cabeza.- Sé lo que se siente en esos días.
__ Ya, lo peor es que por mucho que lo intento no recuerdo sus voces y eso me duele muchísimo más que todo, porque siento que poco a poco los estoy olvidando.
__ Si te sirve de consuelo, yo no recuerdo cuando fue la última vez que vi a mi madre sonreír, ni siquiera tengo fotos. 
__ Estamos muy jodidos.
__ Ya. – Acaricio el cristal de la mesa, en el que veo la cara de mi madre toda pálida y ausente.-
__ Nos vemos.
__ Nos vemos.
Colgamos al mismo tiempo y me quedé unos minutos mirando unos haces de luz que entraban por las ventanas de cristal, refractados, haciendo visibles un montón de partículas bailando en el aire.
Luego vine a mi consulta, la que recién estreno. Así de impactado me quedé cuando Nathalya entró por la puerta y sin mediar palabra alguna tomó asiento y me miró a los ojos. 
__ Voy a intentarlo con él. – Suelta secamente.-
__ Entonces por qué vienes. – Levanto una ceja.-
__ Somos amigos. Y eres mi psicólogo, ahora psiquiatra también supongo.
__ Tienes razón, no soy un crío, estoy bastante mayorcito como para separar las cosas. – Relamo ligeramente mi labio inferior cuando mis ojos viajan al escote de su blusa. Ella se pone nerviosa y relame los suyos mientras juega con sus manos sobre su regazo.-
Va vestida que parece una diosa, una blusa de escote suelto y tirantes de un rosado extraño pero bonito y unos jeans como los batidos de fresa, botas blancas y el pelo en una coleta alta. Sus curvas se enmarcan perfectamente en ese conjunto, siento el calor en mi entrepierna y no me molesto en disimular cuando lo acomodo en mi pantalón. Sus ojos siguen mis movimientos.
__ Entonces quieres hablarme de lo que sientes. – Me levanto y me paro frente a ella, retándola con la mirada.-
Ella se para sin pensarlo y quedamos cara a cara. Me mira fijamente y yo, pues aflojo los botones de las mangas de mi camisa y levanto la barbilla desafiante.
__ Me lo pones muy difícil.
__ ¿A qué te refieres? – Sonrío con malicia.-
__ A que esa camisa te queda de maravilla. – Se muerde el labio interior.- Pareces el puto Christian Grey.
__ Me intentas decir que quieres que te amarre las manos con mi corbata. – Aflojo el nudo de la corbata y me relamo los labios.-
__ Enserio te odio.
Nuestros cuerpos se buscan instantáneamente y nuestras bocas se encuentran con brusquedad. La cargo y la llevo a mi escritorio sin despegarme de su boca. Ella comienza a zafarme los botones de la camisa y yo lo quito la blusa por la cabeza dejándola en ropa interior, entonces me acerco a la curva de sus pechos para besarla y…
__ Buenas doctor, espero que no le moleste que venga a la consulta de mi hija…
Nos detenemos al momento y miramos hacia la entrada, donde el padre de Nathalya nos mira sin poder mediar palabra alguna. Nathalya cubre su torso con la blusa.
__ Papá.

Psicológicamente InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora