__ ¡Uff! - Suspira de placer.- De pronto me entraron unas ganas de una malteada de chocolate con avena y miel, gracias. - Me mira con una amplia sonrisa, su cara tiene la marca del batido en forma de bigote porque no usó la pajita.-
__ Bueno, eso es por culpa de nuestro bebé, Martina.
__ No recordaba que esto supiera tan bien.
__ Cuando quieras algo, solo dímelo y yo te lo conseguiré.
__ Ay, está bien. - Se da otro largo trago de la malteada.-
Desbloqueo mi celular, otro nuevo que me compré por cierto, mismo modelo, es mi favorito. Ni rastros de Nathalya, ni una llamada, ni un mensaje, nada. Marco de nuevo y me llevo el celular al oído.
__ A quién llamas, estás muy distraído. - Se mete en la boca un puñado de pellys de jamón.- ¡Qué... bueno... eftá!
Después de dos tonos me manda al buzón. Cuelgo.
__ Nada, no importa. – Agarro uno de los diminutos pellys y lo pruebo, ¨ ¡vaya, delicioso! ¨- Sabes, estoy pensando en ir a casa del padre de una amiga, estoy preocupado por ella.
__ Ya, claro, Nathalya. – Toma el último trago de su bebida y me mira con expresión seria.- Nate, te seré sincera, no me gusta nada esa chica, tú podrías ser más feliz a mi lado, déjala ir, sácala de tu mente. – Suspira.- Vamos a ser padres, eso debería significar algo, es el destino, nos quiere juntos.
__ Martina, no lo intentes. – Me relajo en el asiento y destenso el cuerpo.- Yo no siento nada por ti. En cambio ella, por ver su sonrisa todos los días haría lo que fuera. Me da igual si no soy feliz, mientras sea con ella todo vale la pena, así sea sufrimiento y dolor. Porque en el fondo sé, - miro al suelo, rendido- que la única que me aceptará con mis errores, es ella.
__ Cómo digas. – Se rinde.- ¿Nos vamos?
__ De hecho, me voy. – Me levanto y cojo su celular para ver la hora.- ¿Dieciséis y treinta? Tienes el celular en formato hora militar.
__ Me parece más cómodo. – Se encoje de hombros.-
__ Veinte horas… Veinte h… Joder, qué estúpido soy. – Saco de la cartera unos billetes y los dejo caer sobre la mesa con descuido.- Me tengo que ir ahora.
Aparco mi auto en el garaje y subo al elevador, espero impaciente viendo los números de los botones de los pisos alumbrarse hasta que llegamos al mío. Entro al departamento y voy directo a la cómoda de mi cuarto, saco una caja de cartón y rebusco en ella buscando algo.
__ ¡Ajá! – Saco una hoja de papel algo arrugada.- La tercera clave cifrada de las cartas del asesino de Bella.
La última vez que hablé con la agente que nos ayudaba con el caso me prohibió buscar cualquier cosa por mi cuenta y por ello había dejado estancada la investigación, pero ellos no han llegado a ningún nombre de alguien relacionado con Bella. ¨Era por esto.¨
A mi entender definitivamente las claves tienen este significado, viéndolo de este modo las letras serían: a, b, c, m, n, o, t, u, v y por último la d sería: g, h, i. Ahora, solo resta encontrar el nombre.
Despierto y siento una punzada en el cuello, logro entender que me quedé dormido con la cabeza sobre la mesa. ¨Joder.¨ Me quedé hasta muy tarde, no sé qué hora específica, buscando algún nombre que coincidiera con algún amigo de Bella, pero nada, demasiado complicado teniendo todo el tiempo en mente a Nathalya.
Desbloqueo mi celular nuevo y veo en primera plana la tétrica noticia: ¨Nueva víctima del Aserrador silencioso.¨ Abro el enlace a la noticia y aparece el vídeo:
¨- Mujer rubia con micrófono.- __ Buenos días y feliz San Valentín. Esta mañana ha sido encontrada la sexta víctima del asesino en serie conocido como el Aserrador silencioso. La víctima, Mateo Sanz de veintidós años, ha sido encontrada con las mismas heridas que las anteriores.
Nuestra fuerza policial aun está trabajando en el caso y no se han encontrado pistas concluyentes. En el parque central, desde Seattle para las noticias matutinas, Judit Prescott. ¨
__ Así que volvió a aparecer. – Entro a Instagram.- ¿Nathalya?
La foto que sale en la pantalla es de una Nathalya con las mejillas sonrosadas, una copa de vino en la mano y únicamente un sweater de lana claro, apoyada sobre la pared de ladrillos pintada de blanco que hay en su departamento. El comentario en la foto dice: ¨Se siente distinto si no es contigo. ;) ¨
Entonces noto que el símbolo de los mensajes privados está parpadeando y cuando entro me encuentro con uno de ella.
__ ¡¿Cómo?! – Abro los ojos como platos cuando veo una fotografía mía, sentado en la sala de espera del hospital, y otra, se nota que fue tomada a través del cristal de una puerta, estoy al lado de Martina, en una camilla, a la que le hacen una ecografía. – Esto es imposible.
El mensaje debajo de las fotos dice: ¨Estaré contigo siempre.¨ Una lágrima sale de mi ojo y entonces busco desesperado la hora de su última publicación, fue hace diez minutos. Salgo corriendo para buscarla.
Cuando llego a su puerta llamo desesperado, entonces Nathalya abre, tal y como vestía en la fotografía de Instagram. Sus mejillas están aun más sonrosadas, la copa de su mano está medio vacía y tiene el pelo un poco revuelto.
__ Nat… yo… - Me abraza repentinamente a la vez que deja caer la copa de vino al suelo.-
__ Feliz día de San Valentín… - Me besa inesperadamente.-
Los labios de Nathalya están calientes, su piel sonrosada y el vello un poco erizado. Su lengua acaricia la mía y me muerde ligeramente el labio inferior, eso basta para ponerme a mil.
__ Nat, no, - la separo a regañadientes- estás borracha.
__ No, - me mira muy seria- estaba masturbándome pensando en ti.
Sus palabras me toman por sorpresa y no puedo evitar abrir un poco la boca, ella reprime una sonrisa burlona y vuelve a asaltar mi boca. Me jala hasta entrar al departamento, sin cerrar la puerta ni nada. Me hace caer de espaldas sobre el sofá del salón, que queda frente a un espejo muy grande.
__ Supuse que vendrías, - camina deliberadamente lento y sensual hacia mí, pasándose la mano por el pelo- así que me puse un poco cómoda mientras te esperaba. – Deja caer el sweater y sonrío al descubrir que no lleva nada debajo.-
__ Sabes que podrían vernos. – Señalo la puerta abierta, desde la cual nos verían con facilidad.-
__ Pues que no miren. – Se sienta a horcajadas en mi regazo, rozando con su mojada entrepierna mi duro miembro, siendo la tela de mi pantalón lo único que nos separa.-
Me olvido por completo de todo. La agarro por el cuello y la beso con firmeza, con posesividad y deseo, mucho deseo. Bajo a su cuello y la beso ahí, haciéndola gemir y temblar en mis brazos.
__ Eres solo mía. – Jalo con un poco de fuerza su cabeza hacia atrás por el pelo y con la mano libre bajo la cremallera de mi pantalón y saco mi miembro duro y palpitante rozando con él su mojada intimidad.-
__ Y tú sabes que eres mi obsesión. – Se mueve tentadoramente, me saca la camisa por la cabeza y después me conduce hacia ella. Gime de placer y me entierra las uñas en la espalda.-
Nos movemos al compás, danzando y provocando nuestros sentidos, sin nada que se interponga entre nosotros. Solo ella y yo. El gran espejo nos refleja, jadeantes sudados, confiriéndole a la situación un toque de excitación mayor. De pronto Nathalya me aprieta con fuerza por el cuello, mucha fuerza, muy real y detiene su movimiento.
__ Nathalya… - Logro articular, más su mirada tiene un brillo intimidante y diferente.- Soy yo Nat… Nate… - Agarro con fuerza su cintura y la muevo haciéndola sentir como la lleno con mi miembro, ella relaja un poco el agarre y entonces fija su mirada en la mía.- Soy yo Nathalya, Nate, el único que te hace sentir así.
La hago caer acostada sobre el sofá, agarro su cintura y la jalo hasta hacerla quedar en cuatro, me deshago del todo de mis pantalones y los bóxers y entonces la penetro con delicadeza pero a la vez intensidad mientras jalo su pelo, ella gime y arquea la espalda, sus manos se aferran con fuerza a la tela del mueble.
__ Soy el único que te puede hacer sentir así. – Arremeto contra ella de nuevo y me muevo de arriba hacia abajo.-
__ Eres el único, - se incorpora y queda de frente a mí, mirándome a los ojos- mi psicólogo con problemas mentales. – Muestra una sonrisa burlona.-
La tiro y cae de espaldas sobre el mueble, me cuelo entre sus piernas y la penetro otra vez, con deseo y desesperación. Me muevo con fuerza y agilidad, ella eleva sus caderas, buscando crear más contacto entre nosotros y araña mi espalda con rudeza.
__ Nate…
__ Nathalya…
Nuestros cuerpos tensos, nuestras respiraciones desacompasadas y aceleradas. La sensación de plenitud me llena y me hace tensarme aun más, entonces recuerdo que no estamos usando protección e intento salir.
__ No, Nate. – Me aprieta con fuerza con las piernas sobre mi trasero y se mueve con más velocidad.- Vente dentro de mí.
Entonces me vengo, en su interior, llenándola por completo. No pude evitarlo ante su provocación. Caigo a su lado, jadeante y sonrojado.
__ ¿Por qué hiciste eso? – La miro sin comprender.-
__ Porque yo no puedo quedar embarazada.
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Psicológicamente Inestable
Teen FictionÉl no se siente merecedor de amor, nunca ninguna mujer le llamó verdaderamente su atención, hasta q vio esos ojos como la plata y esa sonrisa peculiarmemte fingida. Nathael Stewart esconde un secreto, el mayor de los pecados bajo la piel de un psic...