Capítulo 3: Camino equivocado.

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Aquí está otro capítulo, espero que no los defraude y que alguno me diga que opina de lo que va pasando hasta ahora.

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__ Bueno, eso es todo por hoy, espero que tenga un buen día, siga así y nos vemos la próxima semana. 

Mi último paciente del día acaba de irse, de nuevo estoy solo con mis pensamientos. Justo cuando me comenzaba a preparar psicológicamente para esa regañina que me hecha mi cerebro al final de cada día por todas las hipocresías que he dicho a lo largo del mismo, como que fumar es lo peor y nadie debería, mis ojos captan ese nombre en la lista de los atendidos: Nathalya Black. 

Saco mi encendedor y mi paquete de cigarros y por instinto me llevo uno a la boca, cuando voy a encenderlo mi mente recuerda sus palabras: ¨lo odio, te estaré vigilando, no me hagas fumar mucho por favor.¨ Dejo el cigarro sobre el escritorio, enciendo el mechero y me quedo mirando la llama, me pregunto si de verdad… Bah, descarto mis pensamientos tontos, es imposible, ni que fuera una acosadora, me sonrío a mí mismo y me vuelvo a llevar el cigarro a la boca, lo enciendo y doy una larga calada.

Cuando saco el humo de mis pulmones y me relajo, mi teléfono suena, es mi tono de notificación, utilizo la huella y desbloqueo al instante, deslizo mi dedo sobre la pantalla y veo que es un mensaje de texto, inmediatamente lo abro, nadie a excepción de mis pacientes y Tobby tiene mi número y ninguno me escriben si no es después de que yo los llamo para recordarles de sus citas. 

Mis ojos parpadean sorprendidos, el número no lo tengo registrado pero tampoco es que fuera necesario, sé de quién es el mensaje: ¨ Te lo advertí.¨ Adjunto trae una foto y cuando la veo… Nathalya. Tiene el cigarro en la mano cerca de su boca y está con esa típica sonrisa suya, a su alrededor se puede notar el humo que debe de haber acabado de exhalar. 

Cuando dejo mi cara de idiota a un lado y reacciono me doy cuenta, esto no es posible por dios, rápidamente apago mi cigarro en el cenicero y tomo mi Samsung a21s y le hago una fotografía, y al paquete de cigarros que acabo de tirar al cesto de la basura y se las envío junto a un mensaje: ¨Te creo, chica lista, pero esto es acoso.¨

¨Puede ser, pero soy menor de edad, y tu paciente no me puedes denunciar, además es por tu  bien. ☺ ¨

¨Buena jugada, no nos conviene a ninguno, lo tendré en cuenta para la próxima sesión.¨

¨Como digas doc. ;) ¨

Cuando termino de leer su mensaje me sorprendo a mí mismo viendo la foto de la chica y sonriendo, embobado, no sé por qué me pongo sí, nunca he tratado a un paciente como un amigo, y mucho menos me he fijado en su aspecto más allá que para formarme una primera impresión, y vengo y lo hago de una niña, es que prácticamente lo es, tiene solo dieciséis años por dios.

Para cuando salgo del piso en el que tengo mi consultorio son las doce de la noche, el camino a casa es largo, pero no veo ni un solo taxi a la vista, y bueno por cuestiones personales no soy de los que piden un Uber, así que me encamino hacia mi destino como de costumbre, doblar a la izquierda, cruzar la calle, pasar por un callejón y después por la calle central hasta mi piso, sencillo y seguro. 

Voy caminando a punto de entrar al callejón y me llama la atención ver una sombra detrás de mí, me giro, solo veo contenedores de basura, respiro aliviado, pero cuando volteo hacia mi ruta… 

Cuando reacciono acababa de recibir un puñetazo en la cara, siento mi cara caliente y la sangre que sale de mi pómulo izquierdo, el hombre que tengo delante, viste de negro y tiene un pasamontañas, me encesta otro puñetazo en el estómago antes de que pueda hacer nada, entonces saca una navaja y me la pega al cuello desde atrás, pero, ¿en qué momento quedó detrás de mí?

__ Si no quieres que rebane tu preciado cuello dame la cartera y el móvil. 

__ Ok amigo tranquilo.

Levanto mi mano para indicarle que me deje sacar la cartera, se  la paso y entonces saco mi móvil y se lo voy a dar cuando caigo en cuenta, ¨Oh no, todas las sesiones de terapia grabadas en audio están en él, no tengo copia de seguridad, sin ellas no puedo analizar bien los casos de mis pacientes, si comienzo a perderlos por eso me voy a ir al caño antes de empezar prácticamente.¨  

Hago lo primero que me viene a la cabeza, suelto el teléfono delicadamente como si se me cayera, el tipo se distrae para agacharse a recogerlo y entonces aprovecho mis habilidades de boxeo adquiridas durante las clases de secundaria con Will McKinley y en cuanto se levanta le asesto un puñetazo en la barbilla y uno en el abdomen bajo, hago que suelte la navaja y la lanzo lejos con el pie, mientras se retuerce cojo mi teléfono y salgo corriendo, pero, antes de salir del callejón el hombre me alcanza y se dispone a apuñalarme con una botella rota que debió ver en el  basurero, entonces aprovechando que aun está descoordinado por el mareo que le causó mi golpe, esquivo su ataque poniéndome ágilmente a su espalda y cuando se gira para atacarme de nuevo lo empujo contra la pared, pero uso tanta fuerza que su cabeza choca contra la misma y la macha de sangre.

Sangre…

Sangre…

…-Sirenas de policía sonando.- La sangre mezclada con el sudor cae de mi cara y resbala por mi abdomen desnudo. Mi cuerpo está tenso. –Policía, ponga las manos en alto y contra la pared.-…

Todas las imágenes invaden mi mente, un sentimiento de déjà vu se apodera de mi, flash backs tan vívidos que me aterrorizan, mis manos comienzan a temblar descontroladamente, mi mente se llena de voces sin orden o sentido: ¨Hola, me llamo Marré. Yo sé lo que me hiciste… El pecado más mortal de todos. Duérmete mi niño, pronto se irá. Como digas doc. ¨  

Sin pensarlo dos veces agarro mi cartera que está en el bolsillo de los pantalones del tipo y trato de comprobar si aun respira colocando la pantalla de mi teléfono cerca de su nariz, NADA, ¨mierda¨, arreglo mi ropa torpemente, me aclaro la garganta y salgo del callejón lo más rápido posible, cuando veo frente a mí las farolas del parque, un suspiro de alivio sale de mi pecho y trato de caminar lo más rápido posible pero sin causar sospechas.

__ Mierda. - Digo por lo bajo. 

Esto no debería haber pasado, por dios, fue un accidente, si regreso y llamo a la policía, si lo hago a tiempo, ¡no!, no puedo que estoy diciendo, si algo sale mal y me deciden fichar o algo peor mi carrera como psicólogo y mis estudios como psiquiatra se vendrían a bajo, se supone que no puedes tener ninguna mancha en tu expediente y eso ni mi muy afamada ¨memoria fotográfica¨, como todos dicen, podrá salvarme.

 Necesito llegar ya a casa y relajarme dándome una ducha, lavar mis manos porque lo que veo en ellas cada vez que las miro me da escalofríos, están manchadas de sangre, las froto contra el pantalón intentando limpiarlas pero no  lo consigo solo logro manchar mi ropa, mi portafolios, mi teléfono, todo lo que toco. 

__ Es una ilusión. – Murmullo. 

Miro a mí alrededor y comienzo a ver las sombras que provocan las hojas de los árboles sobre la acera moverse de un lado a otro, pero no por el vaivén de las mismas, ni siquiera corre una brisa de invierno, se mueven como si tuvieran vida, como si quisieran salir a por mí para arrastrarme con ellas a una profunda obscuridad  como castigo por lo que he hecho, y no solo es por este hombre, es por ella, es por mi madre…

Nota: Por favor recuerden si les gustó dejarmelo saber para así ver si continúo con la historia o la deja de publicar. Tengan lindo día.

Psicológicamente InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora