Puedes tener el verdadero amor frente a tus ojos y aún así perderlo por malos entendidos?
O puede ser tan fuerte el amor como para romper cualquier barrera?
Fanfic de Albert y Candy.
Los personajes no me pertenecen, es una historia alternativa con f...
Aún cuando Candice no participó con los Ardlay en los festejos de navidad cuando regresó encontró bellos presentes para ella.
-¡Vaya Candy! Sí que eres un miembro distinguido en esta familia- decía en tono alegre Stair-.
-¡Te extrañamos Candy!- agregó Archie-.
-¡Nos hiciste mucha falta, sin ti no.es divertido- decia Anthony sonrojado-. Pero tenemos unos pocos días antes de regresar a la escuela y podemos aprovecharlos.
Con el permiso de la tia abuela asisten a Millenium Park para patinar y pasar un momento muy divertido
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Dias maravillosos al lado de Anthony, Archibald y Alistair. La primavera llegó y con ello la temporda deportiva.
Anthony y Neal eran integrantes del equipo de soccer, su escuela sobresalía en este rubro. Anthony entrenó con gran dedicación, estaba decidido a dedicarle la temporada a Candy.
La temporada deportiva fue exitosa, el equipo salió victorioso. Llegaron las vaciones de verano y Eliza, que se había tomado una tregua para no distraer a Anthony, regresaba con nuevas tretas.
-¡Candy, no robó nada!, ¡Eliza miente!- Anthony encolerizado, levantaba la voz-.
-¡Anthony!, ¿Cómo te atreves a levantarme la voz y poner en tela de juicio la palabra de Eliza?, tú no eras así hijo.
Elroy lo miraba sorprendida, no daba crédito al celo con que Anthony defendía a Candice, no podía tolerar ese cambio de actitud.
-Eliza es una dama Anthony, siempre intachable. Por favor retractate de tus palabras- con tono firme y su usual mirada fría-.
-¡No lo haré!, ¡Eliza es la reina de la hipocresía!.
-¡Anthony...!
Sin más el joven abandonó el despacho dando azotando la puerta, Candice se mantenía en un rincón con la cabeza agachada, los hermanos Cornwell observaban atónitos, no tenían palabras que sirvieran para mediar la situación.
-Iré a buscarle- dijo Stair con seriedad.
-Vamos , Candy- le decía Archie al ver la forma en que la tia la observaba-.
-Ella irá a su habitación, no tiene permiso para salir.- intervino la mujer-.
Anthony ensillo el caballo y cabalgó velozmente, deseaba que el viento arrancara esa frustración que sentía, forzaba al animal a correr a todo galope hasta internarse en el area de caza, justo en ese momento un cazador tenía a un siervo en la mira cuando el chico se atravesó, era como si la dama de la oscuridad tomara el control de los hilos del destino en ese instante.
Pronto llegaba el aviso a la hacienda, Elroy acudía al hospital más cercano, los jovenes llegaron minutos después. Cada segundo parecía una eternidad, órganos vitales fueron comprometidos, después de varias horas, se les permitía verle.
-Tia, lo siento.
-No hables hijo, te recuperaras- con tono maternal le hablaba mientras acariciaba el cabello-.
Los jovenes sólo le vieron atraves del ventanal, sonriendole y agitando sus manos para darle ánimo, pero el destino es caprichoso y de un momento a otro las cosas se complicaron, médicos y enfermeras se desplazaban con agilidad luchando contra la muerte que se empeñaba en llevarlo aun sueño eterno, finalmente la triste noticia fue transmitida: el chico había fallecido.
Parecía la peor de las pesadillas, deseaban despertar y verle de nuevo con su sonrisa angelical, pero ya no era posible, se había marchado.
Elroy se mantuvo aparentemente serena durante los servicios funerarios, era como ver una estatua con la mirada fija, se mantenía tan erguida como podía pero sus ojos estaban humedos, cuando todos se retiraron se fue a su alcoba donde se abandonó al llanto sin tener testigos de su pesar.
Dias más tarde en un area reservada de la hacienda, Vicent Brown, Elroy y el presidente del clan se encontraban reunidos.
- ¿Nadie te vio llegar?- preguntaba Elroy con preocupación-.
-¡Nadie!. - el joven se giró y se dirigió a dónde se encontraba el dolido padre y le abrazó fraternalmente- lo lamento, en verdad.
Vicent solo asentía con la cabeza con lo ojos inundados y un nudo en la garganta. Elroy miraba fijamente al jardín.
-No deseo volver a ver a esa niña.
-Pero tía, no podemos abandonarla a su suerte. Anthony no lo aprobaría.
-Anthony ya no está- con voz quebrada-.
Vicent meditaba a medida que les escuchaba.
-Yo me haré cargo. No tengo heredero y sé que mi hijo fue muy feliz teniendola cerca. No lo voy a defraudar.- hablando con serenidad-.
- ¿Estas seguro Vicent?
-Sí, William. Yo la recibiré en mi hogar y la preparé para que sea mi sucesora.
-No conviviste con Anthony y ahora recibirás a una extraña.- Elroy hablaba con resentimiento-.
-¡Tia!,por favor. No es ni el lugar ni el momento- intervino William-.
-Anthony estaba feliz con sus primos, por eso no me atreví a alejarlo de ellos. En verdad deseaba tenerlo a mi lado, pero elegí su felicidad- agregó Vicent con tranquilidad- George, ¿Podrias apoyarme con el tramite?- viendo a los ojos al ingles que permanecía en silencio-.
-¡Por supuesto Vicent!- respondió en el acto-.
-¡Gracias!, hablaré con ella entonces. Volveré a Inglaterra y en cuanto todo esté listo vendré por ella.
Tal y como lo dijera así sucedió, Candy convecida que estar lejos de ese lugar que le traía tantos recuerdos era lo mejor, accedió. Dorothy fue contrata por Vicent para que asistiera a la jovencita. El solía viajar mucho debido a los negocios.
Candy que en ese momento ya tenía quince años de edad ingresó a uno de los mejores colegios privados en Londres, ahí conoció a una chica muy agradable llamada Patricia. Días después le informaban que los hermanos Cornwell también se mudaban; Alistair ingresaba a Oxford y Archie terminaría la Hihg School en el mismo colegio que Candy.
El colegio era mixto, los jóvenes podían tomar las clases juntos, señoritas y jovencitos pero tenía dormitorios segregados, para los estudiantes que permanecían en calidad de internos. Los padres o tutores podían optar por matricular a sus hijos como estudiantes externos, es decir, que solo se presentan a clases y al terminar el horario de estudios regresan a casa. Candy ingresó como una estudiante externa mientras que Archie era interno pero los fines de semana podía salir. Pronto entablaron amistad con Paty quien quedó prendada del simpatico y atractivo joven inventor.
Parecía que los días de alegría regresaban para no irse de nuevo. Pero siempre hay retos que enfrentar. Tres años maravillosos estaban por cumplirse desde que llegó de América. Candy recien cumplia los dieciocho años de edad. Paty y Stair habían iniciado una bella relación amorosa. Annie Brigthon logró convencer a sus padres para estudiar en Londres, Archie le gustaba mucho y quería estar dónde el se encontrara. Paty y Annie simpatizaron y se hicieron muy amigas ambas permanecían en el internado después de clases mientras Candy regresaba a su hogar. Los fines de semana eran lo máximo para los cinco jóvenes.
Pronto las tres muchachas terminarían el High School e ingresarían a Oxford donde los hermanos Cornwell estudiaban.
Pero una cosa es lo que nosotros planeamos y otra muy distinta lo que la vida o el destino nos depara.