El destino

401 60 30
                                    

Vicent recibe unos conocidos en su oficina.

—¡Muchacho, eres todo un hombre!, me alegra verte.- le saluda efusivamente y le abraza con afecto-.

—Gracias por tu apoyo, Vicent- le decía el joven de veintitrés años-.

—George, bienvenido- estrechando las manos-.

—Cómo ya se te ha informado Vicent, la señora Elroy no se encuentra bien de salud, de hecho Stair y Archie viajaran a Masachusett, se incorporan a Harvard, la señora Aldray ya está instalada en la ciudad. Debido a esto desea que William esté preparado para asumir el puesto y por ello solicita tu ayuda.

—Claro, saben que pueden contar conmigo.

—Por cierto ¿Cómo se encuentra tu corazón?- le pregunta George-

—Gracias por preguntar, estable ,por el momento. Debido a mis problemas de salid Candice decidió matricularse en la universidad de Londres en lugar de ir a Oxford.
De hecho creo que podríamos aprovechar y capacitarla también. Debe estar lista en caso de ser necesario.

George aprovechó para tomar la palabra.

— Es importante que sus compañeros, incluso tu hija; no sepan quien es en realidad. Será difícil acostumbrarse tal vez, pero deberan llamarle Albert.

—Entiendo. Así se hará.- respondió el señor Brown-. En realidad solo hay tres personas además de Candy y de mí con las que tendrás contacto: Dorothy, Cricket al que todos llamamos "Cookie" y Charlie.
Llamaré a los muchachos para que los conozcas.

Minutos después el señor Brown ingresaba con dos caballeros jovenes de mas o menos la edad de Albert

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Minutos después el señor Brown ingresaba con dos caballeros jovenes de mas o menos la edad de Albert.

— Albert, ellos son Charlie, es estadounidense también, le conocí en un viaje. Me impresionó lo meticuloso que es en su trabajo y le invite a venir conmigo. Cricket fue recomendado por un amigo mío y debo decir que es muy dedicado también. En ellos también puedes apoyarte en caso de tener dudas.

Los jóvenes estrechaban su manos vigorosamente en señal de bienvenida.

—Mucho gusto, soy Albert.

—¡Bienvenido!, te va gustar trabajar aquí- decía "Cookie" con una sonrisa sincera-.

— Lo que necesites, estamos para apoyarte- exclamaba Charlie un poco serio-.

—Bien jóvenes, gracias por su apoyo. No les entretego más. Pueden regresar a sus labores.

Los jóvenes hicieron a la par un leve movimiento con la cabeza indicando afirmación, dieron la media vuelta y se retiraron.

—Candice en este momento se encuentra en la universidad, combinará los estudios con su trabajo aquí. Más adelante la conoceras. ¿Y dónde vivirás?

—Ya me encargué de ello- se adelanta George a responder-. He alquilado una pequeña vivienda y conseguiré un auto modesto para que se traslade.

✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳

Unos días después Candy regresa a casa y encuentra la casa aparentemente vacía, se asoma en la cocina pero no ve a Anne la cocinera y tampoco a Dorothy, toma una fruta del refrigerador y se dirige al biblioteca. La puerta se encuentra entre abierta y al ingresar voltea a ambos lados del lado derecho (hacia donde se abre la puerta) se topa con un desconocido de largos cabellos rubios, el cual se encontraba de espaldas, leyendo los titulos de los libros.

—¡Quién es usted! Y ¡Qué está haciendo aquí!-la joven tiene los ojos desorbitados y busca en su bolso el telefono-.

—Tranquila- decia con suavidad el hombre, levantando ambas manos para mostrarle que no pretendía dañarle-.

Ella fruncia el ceño, estaba descorcentada, el rostro del joven tenia una apariencia amable y su voz tenía un efecto calmante, pero no sabía quien era y por que estaba en su casa. En ese momento Dorothy ingresaba a la sala al oir los gritos.

—Candice, tranquila. El joven está trabajando con el señor Brown. Vino por unos documentos y las medicinas que tu papá olvidó cuando se fue a trabajar.

Al oir aquello, el rostro de Candy se enrojeció de verguenza al pensar en lo ridículo de su comportamiento.

—Mil disculpas- sonreía nerviosa- soy Candice - extiende su mano al hombre-.

—Soy Albert, perdón si le he asustado.

—Así que está trabajando con mi padre. Así es señorita Brown.

Quería corregirle y decirle que ella no llevaba ese apellido, Vicent era su tutor, no se le había concedido adoptarla pero a pesar de eso se trataban como si realmente fueran Padre e hija, sin embargo era alguien a quien apenas estaba conociendo, no tenía porque darle explicaciones.

—Aquí tiene,ahi anoté los horarios, el señor es un poco distraído- decía Dorothy en un tono divertido-.

El solo sonrió, inclinó ligeramente la cabeza a manera de saludo, repitiendo el gesto frente a cada jovencita. Tomó el folder que estaba en el escritorio y se encaminó a la salida.

—Gracias, con su permiso señoritas.

Ambas lo observaron asombradas y después se miraron entre ellas. Dorothy se encaminó hacia la puerta principal para asegurarse de que se había marchado.

—¡Es muy guapo!, ¿Verdad Candy?- decía entusiasmada- ¡Tan educado!

—Pues no me di cuenta de si es guapo o no, pero sí es un caballero, nada que ver con su apariencia tan informal- Mirando a su amiga-  ¿Hice el ridículo verdad?

Dorothy asiente con la cabeza y ambas se sueltan a reir. Despues de unos minutos retoman la compostura.

—El señor no vendrá a comer,  ¿ preparó la mesa para ti?

—Comere contigo Dorothy, tengo una clase mas en dos horas, debo terminar unos ejercicios y regresar a la escuela.

—Esta bien Candy. Prepararé todo y en cuanto esté listo te llamo.

Un día de mucha actividad terminaba, alrededor de las 7:30 Vicent llegaba a la residencia, Candy ya estaba en casa, realizando los deberes escolares en la biblioteca.

—Trabajas duro jovencita- saludaba el caballero- espero que pronto puedas darte un tiempo para ir a la oficina y aprender sobre el negocio.

La joven dejó lo que estaba haciendo y se acercó a saludar con un abrazo, después le tomó del brazo para ir al comedor.

— Sí lo haré, solo tengo que organizarme con mi horario de clases.  Sé que es muy importante para usted.

—Gracias hija- dandole palmaditas en la mano con la que la chica sujetaba su brazo-. Bueno vamos a cenar.

En la noche Candy recordaba lo sucedido a medio día y no podía evitar volver a sonreir, el cabello largo del muchacho y su vestimenta casual había hecho que lo juzgara mal, " bueno... además es un desconocido, qué más podía pensar" decía para si misma en sus pensamientos.

Continuara...

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora