¡Sorpresa!

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Candy se prepara para reunirse con el dueño de su corazón, elige cuidadosamente su vestuario y cada detalle de su apariencia, así como de su pequeño.

— ¿Estas segura de llevarlo?, han pasado muchos meses imagino que querran privacidad y con el bebé no creo que sea posible- dice Dorothy reprimiendo una risilla picarona- mejor si llevalo, no queremos más sorpresas tan pronto

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— ¿Estas segura de llevarlo?, han pasado muchos meses imagino que querran privacidad y con el bebé no creo que sea posible- dice Dorothy reprimiendo una risilla picarona- mejor si llevalo, no queremos más sorpresas tan pronto.

—¡Dorothy!- le da un empujoncito, tras el cuál Dorothy finge caerse- Sí me cuide pero ... Algunas veces se me olvidó y como no vi consecuencias me confíe un poco- tiene la cara teñida de rojo-

Dorothy está muy divertida con la situación.

—Te propongo algo, saldremos juntas de aquí pero Aiken y yo te esperaremos en la camioneta y me avisas cuando sea el momento de llevarselos.

— ¿Será?, ¿Y si los hago esperar mucho?

— ¿Quéeee?, ¿entonces piensas tardar?- dice entre risas-.

—¡Ya, Dorothy!, ¡No te burles de mi!- dice haciendo gestos teatrales de rendición-.

—jajajaja es broma Candy.

—Mejor esperen aquí en casa y yo te hablo.

— ¿Pero si llega tu papá y no te ve aquí?.

—Tienes razón, vamos pues.

Unas cuadras antes de llegar a la casa,cerca de un pequeño parque recreativo  estaciona la camioneta y decide caminar hasta la casa. A medida que se acerca su corazón late aceleradamente. Cuando llega a la casa , saca la llave de su bolso y abre la puerta.
Una voz surge desde la cocina.

—¡Llegas temprano amor!

Candy se siente confundida, repasa rapidamente el lugar con la mirada  ¿Acaso se equivocó?... No, no está equivocada es la casa de Albert, pero no es él quien habló.. Es una voz femenina.
La sangre en sus venas se agita, "¿Qué rayos sucede?"-piensa-.
Una figura femenina camina hacia ella. Ambas se miran con sorpresa.

—Disculpe, creí que era mi novio ¿Le puedo ayudar en algo?

— ¿Su novio?- siente que se le va el alma al hacer aquella pregunta-.

— Sí, seguramente dejé la puerta abierta-sonríe de manera amistosa- ¿Está usted bien? Se ha puesto pálida.

—Estoy bien, gracias me confundí de casa. Perdone mi torpeza.- dice con el poco aliento que le queda-.

Se retira apresuradamente ante la mirada divertida de la mujer que se apresura a salir en cuanto Candy se pierde de vista.

—¡Vámonos Dorothy!,-con la voz entrecortada y el rostro bañado de lágrimas-.

— ¿Qué sucedió?, ¿Por qué vienes así?.Calmate por favor. No puedes conducir en ese estado.

—Tienes razón, dame al bebé. Conduce por favor.-con un poco más de aplomo, ver a su bebé le da fuerzas-.

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