Un profundo dolor

327 48 53
                                    

Al llegar a la casa, encuentran todo limpio y en orden. En una mesita se encuentran la billetera, las llaves, el celular y bolsa con compras aparentemente de una tienda cercana.

Recorren el lugar y no hay rastro de Albert. Candy se recuesta sobre la cama pasando su mano suavemente por las sábanas.

- ¿Dónde estás?- las lágrimas caen una tras otra humedeciendo las sábanas-.

-Esto es muy extraño. Debemos contactar al señor George-dijo Dorothy-. Él sabrá que hacer.

-Pero se va a dar cuenta que teníamos planes de casarnos.

-Eso ya no importa, necesitamos que lo encuentren y que esté a salvo.

-Tienes razón. Vamos a casa.- antes de retirarse toma una camisa que estaba colgada en el perchero-.

- ¿Qué haces Candy?, ¡déjala donde estaba!

-Se la devolveré cuando lo encuentre.

Después de estar un buen rato ahí consideraron prudente regresar a casa, habían intentado comunicarse con el francés sin éxito, probablemente estaba ocupado, así que optaron por enviar un sencillo mensaje de texto explicando que necesitaban hablar con él.

En cuanto George revisó su celular y leyó el mensaje regresó la llamada. Escuchó cada detalle que la joven relataba.

-Entiendo, gracias señorita Candice por notificarme. Estoy en Derby. Saldré de inmediato para Londres. Por favor mantega la calma. Me encargaré de buscarlo.

-Gracias, George.

✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳

Fue una noche agitada en aquella clínica en Hertford.
Poco a poco abre sus ojos , le cuesta enfoncar pero puede ver un par de ojos verdes que le observan, con dificultad intenta levantar su mano y acariciar el rostro femenino.

-Can...dy.

-Shhhh, tranquilo. No hable ni haga esfuerzo.

No no era, ella. Esa voz era diferente. Parpadeo varias veces y puso todo su empeño en enfocar la mirada.

 Parpadeo varias veces y puso todo su empeño en enfocar la mirada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La mujer sonrió con ternura.

-Esta a salvo. Debe descansar. Hay muchos daños en su cuerpo.

El no constestaba, era obvio que se encontraba confundido.

-Perdón. Soy Sophia Foster. Su médico. Estará aquí un buen tiempo, así que espero que sea un paciente obediente. Le dejaré para que pueda descansar- ajustando el goteo del suero-.

La mujer sale del cuarto y convoca a una junta con el personal.

-Les pido que por favor no se revele este asunto, no sabemos porque razón le golpearon ni de quién se trata. Todo aquél que llegue a preguntar por sujetos desconocidos le diremos lo mismo: "aquí no ha llegado nadie con esas caracteristicas".- recorre con la mirada a los presentes-. ¿Entendido?

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora