Cambio de Planes

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Quince meses han pasado desde que Albert llegó a Londres, ahora Vicent lo ha llevado con él a las fábricas y también a algunos puntos de venta. En otras ocasiones lo envía solo.

-¡Buenas tardes!... ¿Qué esconde?- empieza a mover su nariz, tratando de captar los olores de la oficina- ¿Acaso es toad in the hole?- se apresura a buscar y encuentra el platillo oculto en un pequeño banquito abajo del escritorio-.

La muchacha toma el platillo y se dispone a salir con él de la oficina, visiblemente molesta.

-Espera Candy por favor. Es muy difícil estar comiendo todo el tiempo solo cosas hervidas o asadas. He estado muy bien, creo que merezco un premio por mi disciplina.

-No, Señor, en este plato hay muchas cosas que le hacen daño.
Quién sabe cuantas veces se ha "premiado". Yo le amo como si de verdad fuera mi padre- con lagrimas en los ojos- no quiero que le pase nada malo.

El la abraza conmovido.

-Tranquila hija, soy un roble. Es cierto me he dado mis escapadas, pero no hay peligro. Yo estaré bien. Deja que lo termine, estoy tomando mis medicamentos al pie de la letra. No temas Candy tendrás a tu padre muchos años más- decía con total seguridad-.

Al final ella accede a devolverselo.

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(Toad in the holePlatillo muy popular entre los londinenses los ingredientes básico son huevos, harina, leche y salchichas)

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(Toad in the hole
Platillo muy popular entre los londinenses los ingredientes básico son huevos, harina, leche y salchichas)

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Un mes mas o menos después del incidente, Vicent se llevaba la mano al pecho y parecía que se le hiba el color, estaba en el estacionamiento de la oficina. Cricket lo vio a lo lejos y corrió a su auxilio. Lo traslada de inmediato al hospital y una vez que lo ingresan a la sala de emergencias le avisa a Candy de lo sucedido.

Candy se encontraba en clases con el celular en silencio, entonces le envia un texto. Candy escuchaba las vibraciones así que se apresura a concluir los ejercicios para poder salir y revisar el telefono. Al leer su vista se nubla por las lagrimas, se acerca al profesor para explicar la situación, este le permite salir. Al salir se encuentra con Albert que ya venía por ella.

-Tranquila Candy. Ya le están atendiendo. Afortunadamente Cricket estaba ahí y supo que hacer.

- Se lo dije, que debía cuidarse... Yo también soy culpable... La única ocasión que lo sorprendí me dejé convencer. ¿Qué voy a hacer si algo malo le sucede?

-Va a estar bien- le sujeta la mano brevemente- ya le están atendiendo.

Les encontró la media noche en la sala de espera, el sueño les venció y un garraspeo les despertaba. Candy se había acurrucado en Albert quién la rodeaba con sus brazos, al abrir los ojos se encontraron con la mirada reprobatoria de George. El rostro de Candy se encendía de vergüenza.

-¡George!, gracias por venir. Creí que estaba en Estados Unidos- intenta distraer la atención del incomodo momento-.

-Estaba en Liverpool, cuando Albert me avisó. Así que después de dejar todo en orden, conduje hasta acá.- aclara su garganta-. Me acaban de informar que está estable, traje a la señorita Dorothy conmigo. Les cubriremos para que puedan ir a cambiarse y descansar. Por el momento no permitirán visitas.

-Gracias por la oferta pero prefiero esperar aquí.

-Candy, no queremos dos enfermos en casa, haz caso por favor. Te mantendré al tanto.

No muy convecida accedió, y unas pocas horas después estaban de regreso. George le hizo unas señas a Albert para que le acompañase.

- ¿Qué se supone que estas haciendo muchacho?, parecían una pareja de novios. No sé si te das cuenta que tanta cercanía es peligrosa. Se suponía que en un mes más nos iríamos de regreso, pero esto complica un poco las cosas. Sé que eres joven y se te ha privado de muchas experiencias propias de tu edad. Pero por favor. Sé el chico sensato de siempre.- le da unas palmaditas en la.espalda-.

Albert bajó la mirada y asintió con la cabeza.

-Ese es mi muchacho- lo animaba George revolviendole el cabello con la mano mientras le sonreia en gesto fraternal-.

Un par de horas después George y Dorothy se retiraron, Albert y Candy se sentaban con sus brazos cruzados a veces sus ojos se encontraban y de inmediato bajaban la mirada era evidente que Dorothy también le había llamado la atención a Candy.

Mas tarde al fin pudo ver a su padre.

-Perdón, hija. Te he hecho pasar un mal momento. Te prometo que ya no seré egoísta.

Ella asentía con los ojos inundandos como fuentes.

-No se esfuerce tanto, lo importante es que está bien ahora. Yo le cuidaré.

Después de esto Vicent debe prepararse para una cirugía que le ayudará con su problema de salud, pero será necesario cumplir con ciertos requisitos. Mientras tanto será sometido a estudios y otras practicas médicas que serviran de control.

Candy está a su lado todo ese tiempo, en la escuela le han permitido presentar trabajos especiales con cada materia para salvar el curso y estudiar desde casa pero esto requiere un mayor esfuerzo de su parte.

Albert ahora está al frente de la oficina, pero alguien no está complacido con la idea.

-¡Lo ves Cookie ! Ahora ya lo tenemos de jefe, qué más nos espera.

-La envidia es mala consejera Charlie.

-Nadie me quita de la cabeza que se trae algo con Candy.

-Sólo son amigos, además si asi fuera el único que tiene derecho a decir algo es el señor Brown.

-El no se da cuenta de lo que sucede es tan ingenuo.- habla con resentimiento-.

-Bueno ya, volvamos al trabajo. Que el señor Vicent se sienta orgulloso de su equipo.

Albert pasaba sus días libres con los Brown, apoyando en todo lo que podía, incluso los deberes de la escuela de Candy.

-¡Muchacho! Que pena contigo eres enfermero y profesor particular también- decía Vicent con una gran sonrisa-.

-Les aprecio en verdad, lo hago con gusto.

En la cocina Dorothy y Candy preparaban algo para comer puesto que Vicent permitía que el personal que laboraba en la casa se retirara los viernes por la tarde y regresaran el lunes en la llamada. Así que los fines de semana debían atenderse a si mismos.

-Es un buen muchacho Candice, no cualquiera hace lo que él.

-Sí, pero no sé si me corresponde o lo hace solo por el cariño que le tiene a mi padre, parece ser que le conoce de hace un buen tiempo.

- ¿Y sí el siente lo mismo, crees que el señor dé su consentimiento?

-El no le da importancia a la diferencia de clases, pero no sé si la diferencia de edad sea un problema. Hay cinco años de por medio.

- ¿Será?, no creo que el señor sea ese tipo de persona. Aunque de todas formas estan sujetos a los Ardlay y ahí si no sabemos como lo tomarían... Una integrante de la familia con un empleado.

-¡Dorothy!, no quiero hacerme ilusiones y estrellarme contra la realidad. Yo creo que es su manera de ser con todas las personas y no porque yo sea un caso especial para él.

-Pues el tiempo lo dirá Candy. Vamos ya nos tardamos mucho aquí.

Continuará....

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