Solo tú

Un golpe de realidad

— ¿Por qué lo preguntas, George?. Sólo soy un padre preocupado por el bienestar de su hija.

— ¿Ya se te olvidó que te brinde mi apoyo en aquel tiempo?

—¡Por favor!, ambos sabemos que no fue por mí.
Candy, hay algo más que debo decirte... William es mi cuñado... es el tio de Anthony.

Candy al oir aquello dirige una mirada recriminatoria a Albert.

—Permitiste que me ilusionara contigo,  ¿Por qué?...- ya no puede hablar, siente que todo se desmorona a su alrededor-.

—Me enamoré de tí, yo no pedí ser quien soy... Por primera vez me sentí libre de ser yo mismo... Por favor Candy... Te amo, no lo olvides- la miraba con ojos suplicantes-.

—No quiero que el nombre de mi hija ande en boca de todos. Así que... Solo alejate vamos a fingir en público que todo está en paz.  ¿De acuerdo?

—¡No me iré sin ella! - tiene una mirada desafiante-te pedí tu consetimiento y me lo negaste.

—¡ah! De eso se trata, no se le puede negar nada al "Señor Aldray"- hace ademanes teatrales-, porque cuando algo se le niega él de todas formas lo toma. Era un capricho del niño.
¿Te das cuenta Candy?

—¡No es verdad! Y Candy sabe que mis sentimientos son reales. Saldré de tus instalaciones, pero no me iré sin ella.

—¡Eso está por verse muchacho!- lo fulmina con la mirada-.

—Vicent, el puede reparar el daño. Permite que la despose.-apela George-.

— ¿Creen que es así de fácil?, ¿Ya se les olvidó que Elroy la rechaza?
No jamás, no permitiré que la lastimen. Bien esta conversación se acabó. ¡Vamonos Candy!.

Al llegar a casa da instrucciones precisas, tal parece que Candy será prisionera dentro de su propia casa, Dorothy debe ser su sombra a partir de ahora.

En la oficina organiza una pequeña despedida para Albert, quien se presenta más tarde en compañía de George, frente a todos el trato es cordial.

—¡Buen viaje muchacho!- decía a grandes voces, dandole un fuerte abrazo- olvidate de mi hija- susurro en su oído al abrazarle-.

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George recorría la sala del departamento de ida y vuelta a lo largo de la estancia.

—Te lo advertí y no me escuchaste. Los Dunn abriran una  fábrica en Derby, la apertura será en dos meses y la señora Elroy asistirá al evento.

—Entonces me quedaré.

—No quiero más problemas muchacho.

—Cuando tome mi lugar no podrá negarme su mano.

— ¿Y ella?, ¿Te aceptará?. Estás muy seguro... Hoy fueron muchas revelaciones.

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Mansión Brown.

Candy continúa sollozando en su habitación.

—¡Vamos Candy!. Lavate la cara y come algo. Te puede hacer daño estar así. Animate. No sé que ha pasado. Pero todo tiene solución pequeña- le acaricia el cabello en un gesto fraterno-.

—¡ay, Dorothy! Me duele el alma- decía entre lagrimas-, quiero derramar hasta la ultima lagrima que me quede, solo quiero que se vaya este dolor que siento.

Días después más tranquila le revelaba todo a Dorothy, la cual le escuchaba atentamente y no podía creer lo que oía.

—Candy, te he aconsejado mucho. No lo tomes como reproche, pero esperaba que mis consejos fueran útiles.