Capítulo 24.

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—¡Tranquilo, tranquilo! Estás en el hospital, estás bien. — intento calmarlo después de que se pusiera muy nervioso. Sostengo su cara en mis manos hasta centrar sus ojos en los míos. — Estás a salvo. — inhala y exhala hasta poder calmarse.

Sé que entra en razón cuando me sujeta la mejilla y pega nuestras frentes.

—¿Y esto? ¿Quién te hizo esto? — nota los rasguños en mi cara.

—No es nada, estoy bien. Intentaron matarte de nuevo por esa memoria y no los dejé.

—Dime que quien se atrevió a tocarte está muerto... por favor. — apenas le sale la voz pero ni herido de bala pierde su esencia.

—Lo está. Le disparé dos veces. Tuvimos una intensa pelea pero nada más. — sigo acariciando sus mejillas. — sonríe orgullosamente.

—¿Y los demás, están bien? ¿Eric?

—Sí, están todos bien. Teníamos mucho miedo de perderte. — vuelvo a llorar de nuevo. No puedo evitarlo.

—Hey, mírame, estoy bien. Solo fue... un descuido.

—Ese descuido casi te quita la vida.

—No pasará otra vez. — la enfermera entra, le toma los signos vitales y le hace un chequeo general.

Segundos después, entra el doctor.

—¿Cómo se siente señor Connor?

—Bien. Un poco mareado, es todo. — ilumina sus ojos con una linterna.

—Debe ser porque no ha ingerido nada las últimas horas. ¿Recuerda lo último que le pasó?

—Me dispararon.

—¿Puede sentir esto? — con algo metálico toca las plantas de sus pies.

—Sí. Puedo sentirlo.

—¿Y aquí?

—Sí. ¿Qué pasa? ¿Me dispararon en la pierna también?

—No, pero la bala en el lateral derecho de tu espalda baja lesionó varios de tus nervios sensitivos. Por lo que pensamos que posiblemente se te dificulte caminar con normalidad. — pone cara de miedo. — Que puedas sentir estos toques es una buena señal. Con algo de terapia física podrás recuperar la movilidad. Intenta mover los dedos de tus pies. — lo intenta y aunque le cuesta, lo logra. — No se esfuerce demasiado o empeorará. Hasta ahora es bueno que pueda sentir y mover los dedos pero hasta que su herida no cicatrice por completo, será mejor que si quiere levantarse, use estas muletas. — las señala. — No haga desarreglos si quiere salir pronto de aquí, ¿de acuerdo?

—Me aseguraré de ello, doctor. — asevero.

—Y lamentamos mucho el inconveniente. El estado ha reforzado la seguridad del hospital para prevenir estos eventos.

—No se preocupe doctor, lo peor ya pasó. — al menos eso espero.

Nos deja algunas indicaciones, nos desea un buen día y se marcha.

—Ya lo escuchaste: nada de desarreglos. — lo ayudo a sentarse.

—¿Cowen dónde está? ¿Pudieron atraparlo? — abro la comida que ha llegado para dársela yo misma.

—Muerto. Tus agentes lo dejaron grave pero los terroristas que vinieron lo remataron. — me siento con cuidado a su lado mientras saco una cucharada del puré de patata.

—¿Entonces el tema está cerrado? — cuando acerco la cuchara a su boca, come de ella.

—No, quedan muchos más. Son una banda completa. Parece que mientras más se investiga, más implicados hay. Sobre todo el supuesto señor anónimo "Marcus" para quien tu hermano trabaja. Eric piensa que te tendieron una trampa.

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