Capítulo 12.

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Me tienen atada de la camilla de pies y manos. ¿Qué está pasando? Mientras más se aclara mi vista, más puedo ver los rostros de los ¿enfermeros? que me están asistiendo. Intento soltarme pero es imposible. Estoy muy bien sujetada.

— ¡Hey! ¡Tranquilízate! Solo así podré desamarrarte. — reconozco a Derek.

—No te me acerques. — le advierto. Ya no confío en él. No después de todo lo que he visto.

—Yo no soy el enemigo. No podíamos dejarlos escapar. Eso es todo.

— ¿Asesinándolos?

— ¿Asesi qué? ¡No! No eran balas reales. Suenan y duelen como tal pero solo son cápsulas de goma con sedantes. — por un segundo casi le creo. — Todos están vivos. Menos los que saltaron. Tuviste mucha suerte. — aclara. Solo le creeré cuando los vea con mis propios ojos.

— ¿Y Jorge? ¿Dónde está? — me da miedo oír la respuesta.

—Está...

— ¿Qué?

—Está en cuidados intensivos. Como cayeron juntos fue fácil sacarlos a tiempo. Deberían agradecernos. Sobrepasaron los límites al violar la seguridad.

—Sabía que era una locura hasta que los vi disparar. De ser cierto lo que dices, deberían de ser más cuidadosos. Llevaban tiempo planeando esto y ni siquiera se dieron cuenta. Es normal que todos quieran irse de aquí.

—Quizás tu problema es que olvidas lo verdaderamente importante aquí: todos tienen problemas mentales. No son normales. No piensan civilizadamente. ¿A dónde crees que irían? ¿A su casa? ¿Qué casa? Ninguno de ellos tiene a alguien a quien recurrir. Estarían en las calles como vagabundos robando, matando y violando, ¿eso te parece bien? — después de todo, tiene mucha razón. — Y respecto a lo del túnel, no lo construyeron ellos. Ya estaba ahí, desde hace muchos años. Intentaron sellarlo con muchas cosas pero al pasar el tiempo siempre vuelve a ser hallado por alguien más. Esta vez, fue por uno de los pacientes. ¿Ahora crees que pueda soltarte sin que te comportes como uno de ellos? — señala las correas.

Respiro profundo y asiento con la cabeza para que lo haga.

—Eso es. Buena chica. — me ayuda a sentarme después de desamarrarme. La cabeza me duele más que antes.

—Me duele un montón la cabeza.

—Tienes suerte de estar viva. Parece que el otro paciente con el que caíste amortiguó tu caída. Pero otro golpe más en la cabeza y te perdemos. Tienes un cráneo muy fuerte.

—¿Y qué pasó con el...paciente? — tengo curiosidad.

—Murió. — antes de que pueda hacer más preguntas, entra la doctora con todo un expediente en manos. Los coloca sobre una mesa y se acerca con una linterna para revisarme los ojos.

— ¿Por qué quieres escapar, Melanie? ¿No te sientes bien aquí? — no parece muy impresionada por el reciente acontecimiento.

— ¿Va a empezar con sus preguntas filosóficas otra vez?

—Solo intento ayudarte. Si estás aquí, es justamente por eso.

—No, no es por eso. Solo me tiene aquí como un experimento debido a su obsesión por una identidad que le he repetido cientos de veces que no existe. — y ahora que lo recuerdo todo, estoy muy segura de ello.

—Que lo niegues constantemente es lo que más confirma el diagnóstico. Respóndeme algo, ¿no te has sentido más cansada de lo normal últimamente? ¿Qué crees que sucede cuando duermes? — me quedo en silencio. — Exacto. Ella toma el control y hace cosas. Tu madre también padece del mismo problema, así que no sería extraño.

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