Capítulo 27.

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La luz del sol a través de las cortinas de la ventana de mi habitación me despiertan. Veo el reloj y son las nueve de la mañana. Busco a Jack y no está. Me levanto, me lavo los dientes, me ducho y me pongo un vestido sencillo de color rosa. Al peinarme, me doy cuenta de que mi cabello está volviendo a crecer. Eso es bueno. No pretendo cortármelo jamás.

Mientras voy bajando las escaleras, escucho a alguien en la cocina. Es Jack. Está preparando el desayuno mientras escucha las noticias.

—Buenos días, bombón. — lo abrazo por la espalda.

—Buenos días, mi vida. — gira la cabeza para darme un beso.

—¿Qué cocinas?

—Pan integral con huevos, avena y frutas. — algo muy sencillo de preparar pero todo se ve tan...seco que creo que no podré comerlo.

—¿No hay mantequilla, jamón, queso o alguna carne por ahí?

—Tienes que aprender a comer más saludable.

—Y tú comes muy desabrido.

—Los sazones contienen muchos químicos.

—Pero los naturales no.

—Exacto. Todo lo que he preparado contiene ingredientes naturales. — prepara la mesa. Nos sentamos. Tengo mucha hambre.

—Provecho.

—Provecho. — le respondo. Al probarlo, está mejor de lo que esperé pero no quiero admitirlo. No quiero aumentar su ego aunque por la manera en que me mira, sabe que le ha quedado bueno.

Un mensaje de la psicóloga Gardner, hace vibrar mi celular sobre la mesa. "Tus resultados están listos. Ven antes de las 11 a recogerlos". Dice el mensaje.

—¿Quién es? — pregunta al darse cuenta. Prometí no guardarle secretos, así que lo mejor será contarle.

—La psicóloga Gardner. — frunce el ceño. — Le preocupaba mi salud después de los falsos diagnósticos de la otra doctora. Pasé la hipnoterapia pero hoy salen los resultados de la resonancia. — de repente se me quita el apetito. Tengo mucho miedo de los resultados. ¿Y si tengo cáncer o algo similar? Por este tipo de cosas es que no me gusta ir a los hospitales.

—¿Y te preocupa, verdad? — me quedo en silencio. Sujeta mi mano por encima de la mesa. — Mírame. — levanta mi mentón. — Todo estará bien. — me hace verlo a los ojos para devolverme esa tranquilidad que necesito. — Iré contigo.

—Pero tienes cita con el doctor para examinar tu herida. Haz hecho muchos desarreglos.

—Ya cicatrizó. Además, puede esperar. — la verdad es que me encantaría que fuera conmigo. Su presencia me da fuerzas. — Ven aquí. — hace que me levante y me siento cuidadosamente sobre él. Cierro los ojos y puedo sentir cómo mis preocupaciones se desvanecen mientras me acaricia la espalda. — Todo estará bien. — me da un beso y sube a la habitación para cambiarse. Por más que intente, ya no tengo apetito, así que recojo la mesa y termino de arreglarme junto a él.

Minutos más tarde, llegamos y pacientemente, esperamos nuestro turno.

—Melanie Cross, puedes pasar. — dice su asistente y entramos.

Tomamos asiento.

—Agente Connor, es un placer tenerlo por aquí. — lo saluda.

—Gracias. — contesta con una sonrisa.

—Bueno, como te dije por mensaje, tus resultados están listos. Todo parece estar en orden, excepto una acumulación excesiva de sangre en tu cerebro. — nos muestra las imágenes en el monitor de su escritorio. — ¿Ven esto de aquí? Es la sangre, y si la dejamos por más tiempo podría convertirse en un hematoma severo que causaría más daños a todo tu organismo. Sé que no es mi área y que quizás no debería estar explicándote estas cosas, pero me vi en la necesidad de convocar a los mejores especialistas de la ciudad para analizarlos, y detallaron que esto, no los provocaron las primeras lesiones en tu cumpleaños, sino cuando impactaste contra el agua desde ese puente. Un poco más alto con algo más de presión y ni siquiera seguirías con vida. — no puedo dejar de mover la pierna por debajo de la mesa y cuando Jack lo nota, coloca su mano sobre mi rodilla para tranquilizarme.

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