Capítulo 32.

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Un mes después...

Me siento muy orgullosa de que finalmente Jack pudiera inaugurar su colegio después de un mes perfeccionando el diseño oficial que hice para los uniformes. A todo el consejo le encantó y con muchas horas de trabajo, pudimos producirlos rápidamente. Verlo cortar el lazo y que todos lo vean con tanta admiración (incluyéndome) me hace sentir la novia más afortunada del mundo.

—Muchas felicidades, señor Connor. — chocamos nuestras copas.

—Muchas gracias, señorita Cross. — damos un sorbo.

—Tenemos que irnos o Lisa y Eric nos matarán. — miro el reloj. ¡Ay, por Dios! Somos los padrinos y casi llegamos tarde. Dejamos las copas en una mesa y nos retiramos de la fiesta. Él en su Cherokee y yo en la mía.

Minutos después.

—¡Uff! Casi pienso que no llegarías. — me dice Lisa en cuanto entro a su habitación.

—¿Cómo puedes pensar eso de mí? Aquí tengo tu velo. — le he diseñado uno muy precioso y algo original. Se ve muy hermosa vestida de novia. Su pelo rubio resplandece con la luz del sol. Está radiante.

—Estoy muy nerviosa. Pensé que este día sería más sencillo. De hecho, pensé que jamás llegaría. — da un trago a su copa y se la quito de inmediato. No quiero que llegue borracha.

—Despacio. No quiero que te emborraches antes de decir que sí en el altar.

—Ay que chistosa. No me ayudas.

—Solo cálmate. No te estás casando con un extraño, te casas con Eric Anderson. El chico más agradable del mundo. — termino de arreglarle el vestido.

—¿Y si todo esto no es real? ¿Y si estoy soñando o estoy en coma? — está entrando en pánico.

—¿En coma? ¿Entonces estaríamos en coma todos juntos? — no evito que las risas salgan.

—No lo sé. Ya ni sé lo que digo.

—Escucha, sé que con tantas desgracias parecía imposible que este día llegara pero aquí está. Finalmente pasarás a ser la señora Anderson y tendrás un compañero de vida a tu lado. Respira profundo y piensa en el gran amor que se tienen. — intento tranquilizarla.

—Parece que alguien se está arrepintiendo de casarse. Todavía estás a tiempo. Ofrezco mi camioneta como vía de escape. — dice Melodie detrás de nosotras, sentada en el sofá. Lleva un bonito vestido negro con botas negras que le sientan muy bien.

—No ayudes, Melodie. — le advierto.

—Chicas, es hora de irnos. — se asoma Junior y nos vamos.

Llegamos.

Es en una zona al aire libre, hermosamente decorado con muchas flores rosáceas y blancas. Las damas de honor (otras que trabajan con ella en el bar) entran primero y se colocan en los laterales hasta que Jack la entregue al altar. Es triste que no tenga ningún familiar que hiciera esto pero que considerara a Jack, los amigos incluso antes de que yo apareciera para entregarla, es lo más hermoso de todo esto.

Eric no para de llorar al ver a la mujer que ama llegar a sus brazos. Su emoción me contagia y solo puedo imaginar el momento en que sea yo quien esté caminando hacia los brazos de Jack. Genuinamente mis ojos lo buscan y ahí está, mirándome perdidamente. No puedo verme pero seguramente estoy muy ruborizada. Es su efecto en mí.

El sacerdote da sus palabras, aceptan ser esposos del otro y sellan su matrimonio con un sentimental beso. Todos aplauden y les tiramos pétalos de rosas mientras salen.

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