24. PERFECTA, ASÍ COMO ELLA

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Capítulo #24

Ryan y Daine habían parado en la cafetería favorita de ambos (aunque la verdad no es como que hayan ido a muchas y, a base de razonamientos y comparaciones, hayan concluido que era su favorita, sólo les gustaba), "Coff, coffe". Los atendió un muchacho peli negro con tatuajes en sus brazos y de ojos azules. Ella ordenó su capuchino de vainilla con leche de soya y Ryan pidió un capuchino de avellana con leche de coco.

Ambos se sentaron en una mesita a esperar sus bebidas mientras tenían las manos entrelazadas para sentir algo de calor en ellas, bueno, y porque lo disfrutaban mucho.

-Ray -dijo Daine.

-¿Sip?

-Lo he estado pensando y creo que, regresando a mi casa, les voy a decir a mis padres que estamos juntos. No sé cómo se lo tomen, es mi primera relación y no sé..., estoy nerviosa.

Los nervios también llegaron a Ryan.

-¿Ya les quieres decir? ¿No es muy pronto? -preguntó.

-Sí, sí siento que es algo pronto, pero no me gusta ocultarle cosas a ellos. Además, ya no quiero que sigas trepando por esa reja para llegar a mi cuarto, siempre me da miedo que te pase algo. Quiero que entres de forma segura por la puerta.

Ryan sonrió mientras sentía como su corazón se apachurraba por la ternura que emanaba Daine.

-Pato..., pero estuve subiendo por esa reja por dos semanas seguidas y nunca me pasó nada. Mírame, sólo me faltan dos dientes -dijo él señalándose a sí mismo con la mano que tenía libre, haciendo que Daine riera.

-Pero no quiero seguir tentando a la suerte, me da miedo que te pase algo. A parte, no eres un amante que entra a escondidas para no ser descubierto, eres mi novio y mereces entrar por la puerta de adelante.

Ryan sonrió tiernamente y se acercó para darle un beso a Daine en la frente.

«Mi chica perfecta. ¿Cómo es que nunca dejas de ser tan perfecta, Daine Miller?» pensó él. Pero dijo:

-Está bien, Dai, gracias.

En eso, los llamaron a recoger sus respectivos cafés. Se levantaron y tomaron el vaso que les correspondía, después, salieron del lugar y volvieron a entrelazar sus manos ante el golpe del aire frío.

Daine iba distraída mirando al suelo cuando sintió cómo Ryan la jalaba del brazo hacia él dejándola del lado de la pared y quedando él en el borde que daba a la calle. Daine sonrió y le dieron muchas ganas de lanzarse a darle un gran abrazo, pero se limitó a acercarse más a él y reposar su cabeza en el hombro de Ryan.

Caminaron por la ciudad sin tener rumbo fijo mientras disfrutaban de ese momento tan simple pero tan hermoso; ellos dos, con las manos agarradas, con un café en la otra y hombro a hombro (aunque, por la diferencia de altura, se podría decir que era más bien cabeza a hombro, pero tú me entiendes). Se detuvieron cuando vieron una banca sola en una pequeña plaza. Decidieron sentarse un rato para descansar.

En cuanto se sentaron, Ryan se acercó a Daine y le dió un beso en los labios. Pero ella no continuó, en su lugar se separó rápido de él.

-Ay, perdón, por un momento se me olvidó que éramos novios -dijo Daine apenada y divertida.

-Oye no, pato olvidadizo, tú no te puedes olvidar de que soy tu novio, claro que no -dijo Ryan haciéndose el ofendido pero algo divertido con la cara de Daine. Después, Daine fue quien se acercó a Ryan para besarlo.

Al separarse, Ryan dijo:

-Recuérdalo siempre, Daine Miller, yo, Ryan Waldof, soy tu novio y tú eres la mía.

No me quiero enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora