BLIND: Aunque no te pueda ver [Michael Jackson y Sabrina Carpenter Fanfic]

Capítulo 40: "...Despídete bien..."

¿Cómo es eso de que no pudo estar cuando desperté de la cirugía? Mi familia me dijo que ella no había ido en ningún momento... claramente alguien está mintiendo aquí. Mi familia jamás lo haría sabiendo lo importante que era su presencia para mi. Bueno, tal vez Sabrina estaba mintiendo, ya no se que creer.

Volvi a mi casa muy feliz por haber aclarado lo más importante con ella y podía hablarla cuando quisiera, todo volvía a la normalidad poco a poco.

Todo transcurrió de maravilla los siguientes días, aunque Sabrina y yo no nos hablamos en la universidad siempre me sonreía cada que nos cruzabamos por ahí además de que nos mandabamos mensajes todas las noches. Le comenté a mi madre que todo lo que había pasado desde que empecé a trabajar y que ya todo estaba bien entre Sabrina y yo, no saben como se puso de contenta y prácticamente me obligó a invitar a Sabrina a comer el fin de semana, lo hice y ella aceptó.

El fin de semana llegó rápido y al caer la noche del sábado, la reluciente motocicleta negra de mi pitufina se hizo presente en la entrada de casa. Me dirigí a la puerta espere pacientemente a que esta fuera golpeada, unos segundos después pasó lo que esperaba.

-¿Quien es? -pregunte, obviamente sabia quien era, pero me pareció algo lindo hacerlo a al manera que lo hacía antes debrecuperar la vista-

-Darth Vader -respondio y sonreí-

-Mejor trae a la princesa Leia... -me quejé-

-No seas pretencioso -me regañó-

Abri la puerta y me encontré a una Sabrina poco arreglada pero con un conjunto de ropa muy lindo, era claro en su totalidad y de verdad le quedaba muy bien, como todo lo que usaba.

-Hola, espero no llegar tarde -entró-

-Descuida, mi madre acaba de terminar la cena

-¡Oh! Traje postre -puso delante de mi una bolsa con algo que parecía ser un pote de helado-

-Genial, me encanta el helado -sonreí-

-¡¡Sabrina!! -gritó mi madre-

Al voltear vimos a mamá caminando hacia nosotros lo más rápido que su pierna enferma le permitía y, para acortar el camino Sabrina se acercó a ella, las dos se abrazaron y hasta podía jurar que vi la emoción brotar de los ojos de mi madre, una emoción que me llegó al corazón.