2. Favor Maldito👑

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El Príncipe. Hah, no hay título más honorable que ese al que pueda pretender. O sí. Ser Rey de Tróade es más supremo. Para alcanzarlo, Team debía sobrepasar a su padre Príamo, el Rey e hijito predilecto, su hermano segundo, Héctor. Pero, siempre hay un ''pero'' en todas las cosas que considera buenas.

Desde antes de nacer, ya una profecía escrita por los Dioses estaba rondando en el palacio: "El primer príncipe sería la antorcha que incendiaría la ciudad". Según el hermanastro mayor de su madre, Ésaco, eso era un mal augurio para el reino así que debían encargarse del problema. Por fatalidad del destino, el primogénito ya estaba a punto de nacer.

Por lo que se escuchó de algunos aldeanos, matar a un recién nacido traía mala suerte. A Ésaco no le importaron las supersticiones en realidad, a pesar de aclamar que poseía el don de interpretar sueños. Le envió con un sirviente a matar, pero este se compadeció de sí mismo creyendo que eso desataría la ira de las deidades, quienes les dieron a la reina la bendición que tanto pedía, y luego desechó sin una segunda mirada. El sirviente le dejó en un monte del cual Team no recuerda ni el nombre. Por hados del destino terminó siendo encontrado y criado por labradores.

Cuando cumplió dieciséis, su hermana Eris, princesa de Tróade le encontró y le contó su versión de la historia. Ella decía que cuando lo supo fue a buscarle al monte, pero ya había desaparecido y aquel sirviente misteriosamente se suicidó. Entonces ella juró vengarse. También le dijo que llegó tarde, su padre había asesinado a la reina y luego se quitó la vida.

Nadie sabe cuál es la verdad detrás de los hechos, solo rumorean que se debía a una infidelidad entre Hécuba y su medio hermano.

Casualmente, Ésaco se volvió el rey heredero, aún cuando no era su cometido en el reino. Todos sabían que Héctor debería ser quien tomara el lugar de sus padres, pero el príncipe vivía en otra ciudad estado del reino y al parecer no tenía intenciones de asumir responsabilidades. Y claro, nadie sabe de la supervivencia del verdadero heredero de Tróade.

Aún cuando Eris vino a contarle aquello, pasaron años y Team no se interesaba por reclamar el trono. Quería seguir viviendo en su tranquila paz. Pero entonces, algo ocurrió; Eris no volvió. Pensó que era por su repentino casamiento del que le había contado con el rey de Hélode asi que no se preocupó. Dejó correr el tiempo y nada. No sabía que jamás volvería a verla.

Desconociendo las razones, solo los hechos que se regaron como polvo de arena en una ventisca furiosa, Team viajó a la ciudad estado más cercana a su vivienda. Eris había sido ejecutada públicamente por el autoproclamado Rey.

No diría que su hermana era digna de poseer el título de princesa, no era apta para gobernar un pueblo. Ella no era magnánima, sino que hacía honor a su nombre, que fue dado en deferencia a la Diosa de la discordia. Aún así, era su hermana, la única persona que le recordó y tomó su ira en sus manos. Fue cuando supo, debía vengarla no importaba qué.

El mareo provocado por el calor y la fatalidad de la notica lo llevaron a correr a esconderse de su propia pena en un callejón sin salidas ni otras vistas. Volcó su estómago en el suelo mientras sudaba frío, perdiendo el equilibrio y la conciencia. Cuando despertó en un lugar desconocido se sobresaltó y corrió fuera del incómodo lecho.

-Tranquilo, no te haré nada. -Sonó una voz baja y sutil. Una joven con hermosa y llamativa túnica estaba frente a él. -Deberías sentarte antes de que vuelvas a colisionar.

Team le tomó la palabra al ver que era inofensiva. Volvió al sitio y respiró con calma. -Lamento ser poco educado. Gracias por ayudarme, señorit...a.

Aquella mujer rió sutil llevando una de sus delicadas manos a su boca con un movimiento grácil. Evidencia de ser de la nobleza. -Puedes llamarme Nerea. Soy cortesana en el palacio del señor de Hélode.

En seguida recordó que ese señor era el prometido de su hermana. Sus ojos estaban al borde de las cuencas, los hados del destino no podían ser tantos.

- ¿Qué haces tan lejos? -Pocas personas podían salir de las ciudades estado con tal libertad. O eras noble o tenías el favor de tu señor. Si esta mujer era de la segunda categoría, entonces debía ser la madre del único hijo del señor de aquellas tierras sino era hija de una familia de alta alcurnia.

-Vine por visita de cortesía enviada por mi rey. Volveré en dos días a mi ciudad. ¿Quieres volver conmigo?

La amabilidad de aquella mujer era demasiado sincera y asfixiante, lo cual le dejaba un mal sabor de boca. Ella quería algo, pero no le parecía que tuvieras malas intenciones. - ¿Volver? Yo vivo aquí, ¿a dónde iría?

-No daré tantos perífrasis. Tengo una propuesta que nos beneficiará a ambos, Príncipe Team. -Los parpados perplejos de Team se abrieron grandemente. Espiraba sin poder formar una frase entera.

- ¿Qué estás...? ¿Cómo? Tú... ¿Cómo sabes...? -La mujer volvió a sonreír como conociendo muchos secretos en su mente.

-Oh, no se preocupe, Príncipe. Su hermana me había pedido ayuda para mantenerlo a salvo si algo le sucedía a su persona. Vine una vez en su búsqueda, pero usted estaba a salvo con su familia, así que regresé sin preocupaciones. -Lo que decía Nerea no era erróneo. Team era feliz con las personas que lo acogieron. Los que hicieron de padres fueron personas muy queridas para él, lo hacían olvidar que no tenían lazos de sangre y le mimaban tanto como a su hermano Abere. Por infortunio, ambos murieron hacía un año por una epidemia mientras trabajaban.

Este suceso fue un pesado golpe en su corazón, pero aún le quedaba su hermanito. Por suerte, logró concretar un matrimonio para el menor con una joven de familia humilde como ellos, pero con mejor estatus entre los labradores del pequeño pueblo de Sardes.

No necesitaba nada más. Su adorado hermanito estaba en buenas manos, y lo estaría aún más cuando reclamara lo que le pertenecía por derecho legítimo. El reino de Tróade.

-Le agradezco una vez más, señora Nerea. Mas no me será posible ir con usted. Debo vengar la muerte de Eris y bajar a ese tirano del trono que no es de su propiedad. -Se levantó para salir del lugar. No podía ir a vivir felizmente una vida que no era suya, no otra vez. Él tenía el deber de hacerle justicia a la persona que más lo quiso en el mundo.

- ¿Irás y dirás solamente quién eres? No sea ingenuo, príncipe. En cuanto ponga un pie en esa ciudad, usted será decapitado sin siquiera poder pisar el salón principal. -La exaltación hizo acto de presencia, tomando control de las emociones de la mujer.

-Gracias por cumplir su palabra con mi hermana. Cuando tenga el poder, le devolveré el favor. -Pero la insistente no le dejaba ni dar un paso más allá.

-Sé quién puede ayudarlo. -Dijo entre un susurro y un grito. La cabeza baja, la expresión de tristeza, lo hizo reconsiderar escucharla. De todos modos, él le debía algo.

-Pu...puede devolverme el favor con esto y ayudarse a sí, se lo juro. -Unas lágrimas corrieron por las mejillas de la mujer. Team suspiró como si tuviese en su pecho un bloque de mármol recién cortado. Giró y volvió a su puesto anterior. La mujer tomó una bocanada de aire. -Mi señor, su Majestad el Rey de Hélode, desprecia al Rey Ésaco. Si usted va conmigo, yo puedo ayudarlo a tener una audiencia. Por favor, príncipe, ¡¿es que acaso usted no quiere hacer pagar a ese monstruo como se debe?! ¡¿No sufrió bastante con la muerte de su hermana?! Piense en ella, siendo humillada delante de su propio pueblo.

Team se tensó, apretó sus puños causándose una rojiza lesión con sus uñas en las palmas. Desde que nació, no ha tenido esos lujos y derroches de riquezas que siempre Eris le dijo que merecía. Incluso dejó pasar por alto las fechorías de su hermanastro. Aunque sabía que el tiránico y actual Rey graznaba de envidia por todo lo que quería poseer, pero era de otra persona, tampoco hizo nada. Ahora sabe que por su causa y dejadez, mucha gente muere, así como le sucedió a su hermana.

Ahora debe deshacerse del Rey que consumió una vida que no le pertenecía. Todo por su culpa.

Entonces, aparece esta persona benevolente que dice ser cercana al señor del Reino de Hélode. Él necesita riquezas, apoyo militar y consejos. Necesita de un desconocido.

Eso le hace preguntarse, ¿dónde estaba Héctor en ese momento? Su hermanomenor real. En ese instante era un niño más, pero ahora es capaz de reclamar eltrono. ¿No le importa realmente el poder ni su familia?

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