21. Prométeme👑

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Lo siento. Demoré. Problemas con la plataforma 😅 Pero sin más excusas, acá está el capi....

Que lo disfruten

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( `Д´)
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-"Eres un asesino". -Escuchó gritar al hetero. Giró con prisa para ver su rostro rojizo del esfuerzo. El rey estaba enojado, totalmente. La persona en la que más confiaba....

– ¿Qué estás diciendo? –Se detuvo en su andar a su asiento.
– ¿Cómo puedes ser igual a ellos y mandar a quitarles las vidas solo por mí? Eres un asesino, no mi amo. –Una súbita mano se cerró sobre el cuello del más joven. Este comenzó a toser peligrosamente. Su tez se volvió del color de la flor que tanto apreciaba. Llevó a ambos a caer sobre el kline* de madera. Rápidamente notó las pocas de ropa en Prem. ¿Había salido sin siquiera considerar su imagen para rogarle que no matara a la ninfa? Odiaba este maldito sentimiento. Amar no debió ser una opción para él. Los celos tampoco, pero ahí estaban.
En cuanto se dio cuenta de sus pensamientos lo soltó y se incorporó, no siendo así con el hetero falto de aire. –Así que es eso. Es por la ninfa que estás así, ¿cierto?
–¿Qué? No. Solo no quiero que sigas asesinando personas en mi nombre, detesto ver muertes por mi causa.
– ¿Cómo viste la de Nerea cuando tu tío favorito te acogió? –La expresión de Prem valía miles de monedas de oro. Ese fue un nuevo descubrimiento. Parecía que todos estaban conspirando en su contra. Aunque quería confiar en Prem, saber que le ocultaba cosas no mejoraba sus ideas. Solo veía rojo cuando se acordaba.
– ¡Mi tío no me acogió, me secuestró y me torturó! Siempre supiste eso.
–Ahora no estoy seguro. Nadie parece ser sincero a mi alrededor, incluso tú me ocultas cosas.
–Si hubiese dicho lo de Nerea, hubieses ordenado mi muerte incluso antes de que tuviese oportunidad de explicarme. No estaría vivo. –Prem se levantó de un salto y corrió a interponerse entre su amo y el cuadro que siempre miraba con las manos enlazadas a su espalda. Colocó sus manos en su pecho sujetando la tela, aferrándose y ahogándose en llanto. – ¿Cómo puedes decir que no confías en mí? ¿Es una broma? Jamás dejaría que me torturasen ni me… hicieran cosas solo por la codicia de infiltrarme en este reino lejos de casa. No soy tan ambicioso. Solo quería vivir con mi hermano una vida tranquila, ni siquiera me interesaba ser heredero de Tróade. Tienes que creerme, por favor. Jamás le haría daño a la persona que am…mo
Ambos quedaron congelados en el tiempo. Las palabras les habían tomado por sorpresa. No esperaban escucharlas de un simple sirviente que ni derecho tenia a decirlas. Una maldición. Eso era. Los dioses le habían lanzado una maldición al rey Boun para caer por sus palabras, por su llanto desconsolado. Le era imposible negarle un simple abrazo, ni podía dudar de su lealtad o su amor. Se odiaba a sí mismo y a los dioses.
Unas simples caricias en sus mejillas hicieron más que dar frases reconfortantes. Limpiar sus lágrimas mientras se miraban a los ojos les hizo ver la Áster que el rey creyó perdida en las pupilas ajenas. Con un suspiro intentando liberarse prosiguió a explicarse. –Cuando me pediste quedarte a mi lado, te dije que yo sería peor que Ésaco si me lo proponía, te dije que no era alguien bueno, eso implica que, si tengo que matar para demorar a otros el poder de las consecuencias al desafiarme, lo haré hasta que lo entiendan.
Prem asintió tembloroso apoyado en su pecho, sus manos pasaron a rodear el ancho torso de su amo y la humedad en su cara fue secándose poco a poco. El contacto, la conexión entre sus emociones y la voz de su rey se reconocían mutuamente. Era un catalizador aquella voz. Una vida entera buscando algo así y cuando por fin lo encuentra, casi lo pierde. Prem solo pensaba en que, si estuviese en sus manos, detendría el tiempo en esos momentos.
–Cuando el castillo se quema, el rey construye un mejor. Una serpiente ha entrado a mi reino, no puedo esperar a que muerdan a la gente que me es leal. Ya lo hice una vez y mira cómo terminaste. –El rey tomó sus hombros para separarlos y mirarse a los ojos. –No somos eternos, Prem, pero haría lo imposible para que pudiésemos durar más juntos. Quiero que nuestras almas mueran jutas cuando llegue la hora.
–Mi ser es tuyo. Todo él. –La expresión del hetero cambió de repente. –Pero si alguna vez tienes que proteger tu pueblo, y tienes que deshacerte del que represente el caos, si soy yo, lo harás como con cualquier otro criminal que perturbe la estabilidad del reino.
–Prem, ¿qué dices? ¿estás loco? Deberías ir a dormir. –Intentó disuadirlo de semejante pedido. No pudo.
–Promételo. Promete que, si alguna vez soy el causante del caos, te desharás de mí. Promételo.
Podía hacer una promesa vacía ahora mismo, pero estaba seguro que Prem lo sabría. Después de todo, su expresión, no era más que seria, dura y muy expresiva. Suspiró. Se arrepentiría de esto. –Si para proteger a mi pueblo tengo que deshacerme de tu cuerpo, que así sea.
–Bien. –Sonrió ampliamente. ¿Cómo podía? El rey no entendía este tipo de actitudes. Al parecer, sí que carecía de algunas emociones importantes. O tal vez de pureza e inocencia. – Estoy vendiendo mi alma a ti, buscando que abras tus brazos e intentes hacerme pertenecerte solo a ti.
–Ya es mía tu alma. No tienes que venderla ni buscar mis brazos. Acá están, solo tuyos. –Luego de un abrazo acogedor, de llenarse mutuamente del olor del contrario, de caricias en el cabello, mejillas, después de jugar a ser adultos en el kline, que por suerte no era tan pequeño. Luego de darse y recibir todo el amor afectivo y carnal que tenían para darse y más. Más allá de haberse rozado, explorado, redescubierto y besado los miles de lunares en sus pieles ásperas por el sol y suaves a la vez por las brisas del aire. Después de haber pasado sus manos tiritantes y desesperadas por tocado cada recóndito lugar. Mucho después de eso, Prem yacía con su cuerpo sobre el de su amo, adormecido, mirando la ropa desperdigada por el suelo y la escasa luz en la habitación.
En ese momento, el sueño pasó rápido. Su piel se tornó caliente, rojiza de vergüenza. El rey lo notó. – ¿Qué sucede? ¿te sientes mal? Puedo haberte dañado, no debimos hacer esto. Debo llamar a Goldie…
Intentó levantarse, más Prem lo impidió con una risa sutil pero auditiva. Era adictivo su amo, pero era algo que no diría. Tampoco que su preocupación natural era lo más bonito. –Solo recordé que todos están afuera esperando. Deben habernos escuchado. Es vergonzoso.
–Ah, eso. No te preocupes por nada. Ellos no dirán nada al respecto.
–No es eso. Ellos lo escucharon, me escucharon cuando… –No pudo terminar la frase. Prem, no se creía capaz de salir de la habitación hasta que se olvidara de ello. Sin embargo, sabía que, de no hacerlo, volverían a hacer lo mismo una y otra vez hasta que su amo estuviese satisfecho. Le costó mucho convencerlo de detenerse hasta que llegasen a la habitación real. La excusa de la comodidad.

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Pregunta: ¿Conoces alguna curiosidad de Grecia antigua? Dime una.

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/    づ ♡

kline* Mueble de descanso utilizado en la antigua Grecia y Roma. Estaban hechos de madera y decorado con diferentes telas, etc.

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