24. La verdad es que...👑

44 6 3
                                    

Abere había llegado. Aún no lo podía creer. No el hecho de que su hermano volvía a estar en sus brazos, no el hecho de que su hijito tuviese su antiguo nombre ni que fuese una cosa adorable en el mundo. Tampoco el hecho de que su esposa fuera tan dulce como la miel con él cuando no le conocía de nada.
El mayor problema que rondaba su cabeza era el hecho de que Eris estaba ahí, frente a él como si no hubiese sucedido aquella tragedia. Él estaba seguro de que vio su cabeza en la pica a la entrada del pueblo. Ésaco había hecho de las suyas para asegurarse que ningún hermano volviese, el destierro de Héctor, su hermano biológico fue un ejemplo claro. Entonces, ¿cómo podía ser que esta hermana suya volviera de entre los muertos?
-Sé que debes tener muchas preguntas, pero déjame explicarte, hermanito. - Eris intentó acercarse y tomar la mano de Prem, mas este la retiró de golpe. No sabía si estaba tan furioso como desconcertado. Había sido engañado. Ahora se estaba plateando qué tan estúpido debió verse para ella cuando pasó por torturas, humillaciones y casi la muerte por un motivo sin valor.
No podía perdonarla. -Cuando te diga lo que sucedió en verdad, lo entenderás. Sé que me entenderás, porque me amas, hermano.
-...Estoy tan feliz de volver a verte. No imaginas lo que tuve que hacer para poder venir hasta aquí. Estoy viva de milagro.
Lo peor, si su rey sabía de ello, tampoco podría perdonarlo. Le había hecho rebajarse a nada, se había enamorado de la persona que le castigó, que le compró como cualquier cosa.
-¿Qué tuviste que hacer? -Las pupilas de Prem se dilataron ante un pensamiento nefasto que lo recorrió tan rápido que pensó que su fatiga le estaba haciendo malas jugadas. Respiró hondo y habló con la mirada fija en su supuesta hermana. Ya no estaba seguro siquiera que ella fuera real. -Dime que te secuestraron, que te engañaron, lo que sea, pero dime que nada de lo ocurrido tiene tu marca.
- ¡Claro que nada de esto es mi culpa! ¡Si madre no os hubiese descubierto, nada de esto hubiese sido necesario!
-¿Madre? ¿Qué tiene que ver Hécuba con tu supuesta muerte? -Tragó con dificultad. Sudor se instaló en su espalda, palmas y bajaron por su frente. No estaba seguro de querer saber la respuesta. Prem es de creencia de que existen preguntas que nunca deberían ser pronunciadas.
-Esa mujer estaba obsesionada con el tío Ésaco, Héctor es fruto de su amor enfermizo hacia él. -Ya no estaba seguro de quién estaba enfermo. Su bilis subía a grandes zancadas por su garganta.
-...Cuando nos descubrió en su habitación consumado nuestro amor real, se puso como loca, empezó a gritar infamias en mi contra. Dijo que yo había seducido al amor de su vida, que me había colado en su cama como una hetera cualquiera que no sabía su lugar, ¿puedes creerlo? A mí, su propia hija me trató de esa manera. -Esto no estaba sucediendo. Dicen que la manzana no cae lejos del árbol. Una madre capaz de deshacerse de sus hijos por un hombre que resulta tener media sangre igual a la suya y una hija que superó sus pasos.
-Entonces, ¿en verdad todo esto fue tu plan? ¡Tú mataste a los reyes, tus padres, desterraste a Héctor y me llevaste a donde estoy ahora!
-Su muerte está justificada, ella fue a donde Príamo a contarle mentiras. Mi padre se puso en medio de nosotras y murió. Y Héctor, era un recordatorio constante de mi madre y su relación con mi esposo, claro que me tenía que deshacer de él. Solo sigue vivo por petición de nuestro tío. Ahora, lo que te sucedió no fue mi culpa, el tío dijo que te podría a salvo y...
Prem comenzó a carcajear con maldad en sus ojos. Se recostó a la pared cercana y con sus manos restregó sus cabellos tirando de ellos con fuerza. -¿Qué? ¿A salvo? Ese monstruo abusó de mí físicamente, dejó que otros lo hicieran también. Me torturó con látigos y sal, me dejaba sin comer y a oscuras. Sufrí eso por tanto tiempo que no lo recuerdo. Pero ¿según tú, iba a estar a salvo?
-Hermanito...
-¡Suéltame! No me toques, te desprecio con toda mi alma. Ojalá siguieras muerta. - Gritó en cuanto vio a su hermana intentar abrazarlo para darle consuelo. Prem giró sobre sus pies para intentar salir de aquel lugar. Necesitaba aire fresco. Necesitaba ser cuidado. Necesitaba libertad temporal.
-¿Por qué te quejas tanto? Terminaste siendo el hetero real del rey de este palacio. Tienes todas las joyas, comida, todo lo que quieras. El rey te ama y haría lo que fuera por ti.
Eso era lo que más temía. Iba a ponerlo en riesgo por nada. Pero ¿y si su rey supiera de todo esto y se confabuló con ellos? HA, nunca podría confiar en él otra vez.
Otra vez con desconfianza a su alrededor. ¿Sería capaz de sentirse seguro con él? Incluso sus temores no podían acabar con su amor. Siempre hallaba palabras para lograrlo enamorar. Una sonrisa y todo volvía a su lugar.
Flashback...

-Todos fuera. ¡AHORA! -Con un ademán imperativo, no quedó un alma más que el rey y su hetero dentro de la habitación.
El lugar quedó tan silencioso como un desierto. El rey se dedicó a mirar al hetero a los ojos como si intentase descubrir qué parte era real y cuál no. La respiración pasada de molestia, la postura erguida, los brazos cruzados sobre el pecho, cejas arqueadas.
-No quiero, realmente no quiero que esté aquí.
-¿Quién? -La postura cambió. Los brazos se descruzaron y se acercó a abrazar a su hetero.
-¿Que escuchaste ahora que esa cabecita no deja de dar vuelta a tonterías
-Ya sé que trajiste a esa joven personalmente
-Así es, pero no entiendo que tiene que ver con tu llanto desmesurado
-Ella será tu nueva hetera, ocupará mi lugar y ahora que no te sirvo más me devolverás a Ésaco para deshacerte de mi
-Eh, eh, eh. Yo nunca dije eso
-A veces no se necesitan palabras, hay cosas en el aire que solo necesitan respirarse o verse con ojos abiertos. Está claro que ya no soy de utilidad para nadie. Odio esto, pero tienes razón, no puedo caminar sin que me dé un ataque de tos, es mejor botar el trapo que no sirve ante de...
-Quieres callar esa boquita que tienes. -gritó el rey. Prem, sorprendido lo miró a los ojos. Sus bicolores pupilas estaban oscuras, nubladas de furia y algo más peligroso. Dio un paso hacia atrás por temor.
-Vio al rey pasar una mano por su cabello y no pudo evitar apreciar como sus músculos duros se contraían y se estiraba su quitón ante cada movimiento. Era tonto de veras, la situación era para sentirse como una presa con su depredador pensando cómo matarlo, pero él solo pasaba su lengua por sus labios e hincaba sus uñas e sus palmas, el deseo se estaba saliendo de su control. Si había una diosa de la lujuria, estaba haciendo brujería con sus intestinos.
El rey sonrió ladino y autosuficiente.
-Así que quieres dejarme. Y se puede saber ¿Cómo harás eso si apenas puedes mantenerte cuerdo cuando me acerco?
Engreído. Se cree Dios solo porque le ve como uno.
Fin flashback...

Miró a Eris. Su pequeña hermana estaba muerta para él ahora. -Asi es Eris, terminar aquí no fue lo más malo que me ha sucedido, al contrario. Encontré a alguien que me ama de verdad, no sólo por un capricho de querer mostrar superioridad. Porque esa persona no necesita mostrar eso, él ya es superior por sí solo.
-...Pero no te jugaré más de lo que debo Eris. Al final, ambos somos producto de una persona desquiciada con una relación tan tóxica y aberrante como la nuestra. Ambos enamorados de personas prohibidas que para nuestra suerte nos corresponden, pero que sabemos, no durará para siempre. Ni aunque volvamos a nacer por segunda vez.
Prem no sabría qué significaba La Maldicion del Milenio, hstaa que era muy tarde. Todo por darle su vida a un Dios que no podía controlar su propio destino.

..............Hola mis amores.

ANUNCIO que pronto estará el final. Se acerca el desenlace de esta historia de Dioses y mortales.

Quién tiene idea de qué sucederá que levante la mano y responda!!!🤭🤭🤭🤭

Apostar Todo Por Ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora