1. Rumor👑

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Segundo milenio a. C, Hélode. Era finales de un verano abrazador, el calor había sido el más agresivo de todos los tiempos. Al menos eso decían al noreste. Las excesivas temperaturas elevadas habían arrasado con sembradíos y ríos enteros, secándolos y preocupando a la gente del pueblo. Indivisos preguntándose qué habría hecho su Rey para que la sequía turbara sus tierras.

Tal vez sería su intransigencia, quizás había ofendido a los Dioses. Por alguna razón, la mayoría concordó en que se debía a su soltería. La falta de interés filial. Aquel malicioso rumor se había extendido sin conocimiento de procedencia, sin análisis previo, solo porque sus ignorantes habitantes lo habían escuchado en lugares concurridos. Esos rumores poco temerosos de la ira de los Dioses, recorrieron toda la región hasta el palacio.

-Majestad, el siguiente tema es un tanto... inusual... pero debe ser tratado con prontitud. -La temblorosa voz se hizo audible en la sala principal del palacio. El consejero real intentaba sonar lo más firme posible, pero aún temía decir algo en falso y desatar el enojo del Rey. Conocía a su rey, era un hombre testarudo que detestaba ser desafiado o cuestionado por sus acciones.

-Continúe, Consejero. -Instó el Rey al pequeño hombre que pasó saliva con temor y continuó. El consejero Agelao era de las pocas personas que se criaron dentro del palacio desde que nació. El hombrecito era la persona más leal a la corona que existió en todos los tiempos. A pesar de su apariencia joven, de unos cortos 27 años, poseía sabiduría digna de eruditos. Era el más respetado, pues era la única persona capaz de apaciguar las molestias de su rey, mas ese hecho no quitaba que respetara en supremacía a su Rey.

-En el pueblo se ha extendido el rumor de que la falta de alegría en el palacio es lo que ha hecho enojar a la diosa Deméter. La gente dice que al ser este un reino cercano a los Dioses, deberían ser recompensados cada año de maneras diferentes. Por consiguiente, se debería hacer un rito para venerar a la Diosa de la agricultura.

-Hmmp. -El Rey Boun. Un hombre de origen desconocido que nada tenía que ver físicamente con los registros de sus antepasados. Tiránico para los extranjeros, benevolente y castigador para su pueblo cuando lo merecen. Un ser cuya amabilidad es mantenida en secreto para los forasteros, y por sus súbditos recelosos, que lo tratan como una riqueza en sí, temerosos de que otros violenten sus tierras con bisbiseos maliciosos en sus oídos.

Aunque este Rey, según el Consejo poseía un grave defecto que no habían podido remediar. No era su cara ni su hinchado ego como ahora, vueltos una pasa agria cuando su dominación fue desafiada. No. Era su poco interés en crear una familia estable. Jamás había mostrado especial interés en alguna hetera* o sirviente, nadie lograba captar su atención durante mucho tiempo. Santo no era, pero tampoco dedicado al tema filial.

El Rey Boun tenía un hijo, más no podía considerarse heredero al trono. Su primogénito y único hijo nombrado Crono de 16 años. Nacido de una hetera, una cortesana del palacio. Es de las pocas heteras que quedan sin perjurios irascibles o al menos, no conocidos. Ambos viven en el palacio, pero no interactúan muchas veces con el Rey debido a que son considerados invisibles por el resto de las personas. A menos que se exija su presencia. Lo que ocurre tantas veces como lluvias en el último mes.

Nerea es considerada una hetera de valor, no solo por tener al hijo del rey sino porque había durado más que ninguna otra en la gracia de su rey. Entre las mujeres de compañía, era sabido que la competición y los accionares malos, era la comida de cada día. Para ellas había leyes especiales, como que sus hijos no eran considerados ciudadanos, menos herederos posibles del reino. Si el Rey quería, podía otorgarles una pequeña fortuna que les serviría para sobrevivir y no pasar penurias. Nada más.

Esto significaba, que, si lograban tener un hijo del Rey, tendrían asegurado un futuro de paz. Incluso, se decía que, en otros imperios, existían cortesanas favorecidas por sus amos quienes llegaban a tener hasta su propio pequeño palacio, oro y sirvientes. Como Aspasia de Atenas. Entonces, la competencia debía ser eliminada y ellas iban a utilizar todos los trucos que pudieran para captar su atención y ser la favorita. La mayoría tenía habilidades extraordinarias en danza e instrumentos musicales y eróticas. Pero en este reino, no eran requeridas con frecuencias por la máxima autoridad. Sólo Nerea lo había conseguido a través de Crono.

-Eso quiere decir, que están creyendo en parloteos infundados. -Afirmó pensando en voz alta.

- ¿Majestad? -Indagó un miembro del Consejo Regente ahí presente. Los nervios en el gran salón se hacían notar, todos estaban esperando atentamente el momento en que el Rey perdiera la paciencia e hiciera cortar sus cabezas por algún traspié en sus palabras.

-Quiere decir, que ellos me están obligando a tomar acciones porque piensan que hice algo mal. -La estrepitosa carcajada resonó por todo el lugar, estremeciendo a los consejeros y otros sirvientes presentes. Se decía que el Rey se volvía desquiciado cuando su autoridad intentaba ser socavada por alguien más. Raudamente detuvo su vista en su consejero más leal, ya que aquel hombrecito aún con reticencia, no tenía reparos en decir la verdad y guiarlo de la mejor manera. - ¿Cuál crees que sería el mejor rumbo de acción?

Agelao secó el sudor de su frente y carraspeó bajo. -Si el pueblo dice que debemos venerar a la tierra, pero el problema viene de la familia, entonces eso influye directamente en la Diosa Hera. Por tanto, majestad, debería contraer matrimonio. Quizás una joven de noble cuna. Quizás una simple unión apacigüe las labias o tal vez sea tener más hijos. Un heredero legítimo.

-Majestad... -Interrumpió enérgico un hombre reverenciando en el centro del salón. El miembro del consejo, Sefes, quien no era alguien muy fácil de tratar puesto que sus ideas siempre eran atroces, pero se convirtió en jefe de su Casa y consiguió suficientes influencias para mantenerse por años en el Consejo, pidió la palabra cortésmente. El Rey hizo un ademán invitándolo a proseguir.

-Este súbdito recordó que la caravana de su Alteza Real el Rey Edawn está de camino a visitar este reino. Según han dicho sus mensajeros, el Rey trae consigo algunos exquisitos regalos, entre ellos, oro, esclavos y algunas cortesanas valiosas como ofrenda a su majestad. -Sefes levantó un poco la mirada encontrándose con la de su Rey, serio y analítico, esperando su reacción. La que para su decepción no se dio.

-Sigue. -Hizo un ademán apático.

-Aunque no pueda desposar a ninguna cortesana legalmente, puede tomarla asegurando el buen trato entre nuestras ciudades estado vecinas y apaciguando los rumores. -La frente del Rey se arrugó un poco, sus ojos se llenaron de furia contenida y sus dientes sonaron apretados. Los presentes volvieron a temblar.

- ¿Estás diciendo que debo bajar la cabeza y ser educado con un príncipe extranjero? O peor, ¿debo tomar una extranjera de ese inmundo reino para mostrar sumisión?

-Lo que dice el Consejero Sefes no está del todo erróneo, Majestad. -Boun miró a Agelao dubitativo. Ya que no interrumpió, el hombrecito continuó dando un paso hacia adelante. -No debemos pleitesía a nadie, pero tampoco podemos descuidar al pueblo ni a los aliados. Corrija a este súbdito si se equivoca. Majestad, usted no pretende tomar a ninguna mujer como esposa, no le interesa por el momento gestar a otro hijo, qué mejor solución que la que Sefes está dando.

Pensativo, Boun se recargó suavemente en el asiento real. Ceder ante manipulaciones del Consejo a veces era bueno, eso les hacía creer que el Rey se preocupaba por ellos, otras veces, solo le parecía que daba una imagen débil. Era su trabajo saber cuándo era el momento preciso de dar un paso atrás en la terquedad. Le dio vueltas durante largos minutos y decidió. Era cierto que muchas personas habían despertado su deseo carnal, mas no su interés a largo plazo, pero si no quería revueltas en el futuro, debía "contentar" a los Dioses.

-Bien, cuando llegue el Rey ese, tomaré una de sus personas como regalo. Solo digo, la elección final es mía. Después de todo, ninguno de ustedes tendrá que aparentar ser feliz con una extranjera a su lado mientras la estadía dure.

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[Glosario]

Hetera* <<Cortesanas, mujeres de compañía.>>

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