FÉLIX:
Cuando vamos llegando hacia las mesas que el Jeremías había señalado unos segundos antes, siento nervios. Esto debido a que veo a un grupo de gente, que parecían un poco más grandes que yo, riendo y tomando. Se veían muy bacanes. Y aunque yo fuera la persona más extrovertida, la gente bacán me intimidaba.
Me acabo de dar cuenta de aquello.
El Jeremías vuelve su cabeza hacia mí y alza las cejas, como si quisiera transmitirme tranquilidad, pero lo único que logra provocarme es más nerviosismo. El cual se me hace difícil controlar, pero sí puedo disimular al momento en que llegamos a la mesa y todos los ojos quedan puestos en mí.
Eran tres hombres y dos mujeres, quienes se veían muy simpáticos. Y bacanes, vuelvo a repetir.
Tampoco iba a negar que al lado de ese adjetivo estaba el bonito.
—Hola...—digo, sintiéndome totalmente intimidado.
Una de las mujeres alza las cejas y sonríe sin mostrar los dientes, pero antes de que pudiera decir algo, el Jeremías se adelanta.
—Cabros, él es el famoso cantante po. El Félix.—Me apunta con desinterés mientras que noto como intentaba fingir seriedad. Aunque le estaba costando un poco.
—Hola...—dicen todos al unísono. Sonrío con nerviosismo y me acerco aún más a ellos.
Estrecho mi mano con uno de ellos, quien tenía el pelo crespo y se llamaba Alex. Para luego hacer lo mismo con todos.
Una vez que termino de saludar a la última, quien se había presentado como Ximena, caigo en cuenta que se trataba de la persona que el Jeremías había mencionado hace unos minutos atrás. Además de que sonríe ampliamente mientras mantenía su mirada fija en mí.
—Siéntate po, Félix.—dice uno de ellos. No recordaba su nombre, pero lo reconocía porque tenía un piercing.
Apunta la única silla desocupada, que al parecer pusieron recién, y me siento lentamente. Un poco incómodo porque el Jeremías estaba frente a mí y no al lado.
Me hubiera gustado tenerlo cerca para sentir un poco de confort.—¿Y no vay a tocar hoy día?—Pregunta la castaña, que se llamaba Florencia, o Noelia. No me acuerdo.
—Eh... No, no me necesitaban hoy día.—Presiono mis labios y veo al Jeremías fugazmente.
La verdad de las cosas es que el Roberto me había pedido que tocara hoy, y la semana pasada, pero me había excusado diciendo que se le habían cortado las cuerdas a mi guitarra y que no había tenido tiempo para comprarle unas nuevas. Todo esto porque no tenía ganas de tocar. Bueno, la semana pasada había dado esa excusa porque me estaba curando como pico.
—Ah... Bacán.—Dice el pelinegro, quien estaba a mi lado y si no me equivoco, se llamaba Jorge.
—¡Ya po, Xime! ¡Hazle la pregunta!—Dice el Diego, el del piercing, provocando que la susodicha se sobresalte y me mire de inmediato.
La verdad es que todos me estaban mirando y eso me hacía sentir aún más incómodo y nervioso.
Mi único reflejo era esquivar las miradas de todos, y refugiarme en el rostro del Jeremías, a pesar de que él miraba el suelo.
—¿Qué... Qué pregunta?—hablo, fingiendo demencia, a pesar de que sabía de qué se trataba.
—¡Ah! Nada.—La Ximena mueve sus manos, restándole importancia, para luego removerse en su puesto.—Que aquí queríamos saber si... Estabai soltero no más.
Escucho un par de carcajadas a mi lado, y mi única reacción es sonreír ampliamente, para luego presionar mis labios.
No sabía qué responder, por lo que me quedo en silencio por un par de segundos, titubeando entre decir que estaba soltero o que en verdad estaba en algo.
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Lo difícil de quererte
Teen FictionLa vida amorosa del Félix nunca ha sido tema para él. Siempre se intentó reprimir en ese aspecto, sin ningún porqué, pero, no vamos a obviar sus enredos en los carretes. Todo para él parecía ir normal, ser un adolescente triste que se desahoga con l...