Capítulo 3

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DIMITRI

Desperté en el bosque en medio de la nada, cuando logré enfocar bien mi vista pude darme cuenta de que mi Luna y sus dos acompañantes ya no estaban, solté una maldición e intenté levantarme pero no pude porque estaba atado con cadenas especiales al tronco del árbol.

—Esa bruja me las va a pagar, cuando la encuentre...—Murmuré.

Entonces traté de sacar mi teléfono pero no pude y entonces como pude rompí las cadenas, sin importarme que dichas cadenas me quemaran literalmente. Después de unos minutos logré romper las cadenas, aunque tenía quemaduras de segundo grado no me importó el dolor, en ese momento lo único que quería era ir y buscar a esa mujer que me había dejado atado en el árbol.

En fin... tomé mi teléfono e hice una llamada.

—Hola, soy yo. Oye necesito que me recojas.—Dije.

(***)

ELIANE

Finalmente llegamos a Monreal, Alemania, con el Bastardo de Stefan quien al verme no logró salir de su asombro y murmuró:

—Eliana...—Suspiré pesadamente y pensé: "Él piensa que soy mi Madre." Pero negué con la cabeza y su mirada se tornó oscura, lanzó un largo suspiro y bajó la mirada mirando al suelo.

—No Stefan, no soy Eliana.—Cuando dije eso, él comenzó a negar con la cabeza y después comenzó a murmurar cosas sin sentido, fue ahí donde me di cuenta de que él no entendía lo que le estaba diciendo y entonces cuando menos me lo esperé se liberó de las cadenas y me saltó encima, comenzamos a pelear, me dio el primer golpe y apenas logré esquivarlo, era muy fuerte.

Forcejeamos y después de eso llegó Max, mi Padrino y me lo quitó de encima, acorraló contra la pared a Stefan y le inyectó una especie de sedante, luego de eso Stefan se tranquilizó y finalmente quedó inconsciente.

Max me volteó a ver y con los brazos cruzados dijo:

—Eliane, te dije que no entraras tu sola. Te lo advertí.

—Lo sé, pero...—Max habló.—Pero nada, Eliane, desobedeciste una orden; ahora retírate por favor.—Salí de la celda de mala gana y me quedé afuera esperando a Max para que me diera mi sermón de siempre.

Minutos después salió y me hizo una seña para que lo acompañara a su oficina, al entrar me pidió que cerrara la puerta y en cuanto lo hice, comenzó a regañarme.

—Eliane... es la cuarta vez que desobedeces una orden mía, no porque seas hija de tu madre y mi ahijada eso signifique que puedes hacer lo que quieras, es más... toma.—Me dio una carpeta gris y en ella había dentro un documento que al leerlo sentí ganas de gritar, llorar, maldecir, vomitar, no entendía por qué a mí y solo a mí.

—¿Por qué?—Murmuré con lágrimas en los ojos.—¡¿POR QUÉ?!—Exclamé molesta, no quería regresar al sitio al que había sido secuestrada de niña, me había jurado a mí misma jamás regresar a ese sitio de mala muerte.

—Porque ya es hora de que enfrentes a tus propios demonios, además... esto es algo que tú debes hacer sola, nadie irá contigo, solo tú. Eliane es hora de que enfrentes tus miedos y dejes ir atrás todo el dolor y sufrimiento que has estado viviendo y combatiendo tu sola.—Miré un momento a Max y dije:

—Sabes muy bien que... en ese maldito lugar fui secuestrada y llevada a otro país, estuve recluida en ese sitio por tres años y nadie más que yo sabe lo que vi ahí.—Respondí conteniendo mis lágrimas hasta cierto punto.

—Lo sé y soy consciente de ello porque yo fui una de las personas que te rescató en compañía de tus padres. Eliane, debes saber que si no enfrentas tus miedos jamás podrás vivir en paz y lo sabes. Harás lo que te digo porque es una orden, prepárate tienes que irte mañana al amanecer.—Solté un largo suspiro y me retiré con la carpeta en mano, azoté la puerta y me fui molesta.

Fui a mi habitación y me encerré en ella durante el resto del día pensando en lo que Max me había dicho y pensé que ir a Suiza en realidad sería una prueba de doble filo, porque ese fue el lugar donde me capturaron cuando fui con mis padres y hermano de vacaciones, recuerdo que estuve cerca de seis meses en Suiza siendo entrenada por los Cazadores Nazi y después me enviaron a Holanda a mi primera misión de la cual por poco y no salgo viva.

Pero de alguna manera este viaje podría servirme para dejar atrás aquellos demonios que me han atormentado durante 10 diez años, aunque a veces llegué a pensar que mi Madre pudo haber tenido algo que ver con mi "misión" y esa sospecha jamás la dejé pasar desapercibida.

(***)

A la mañana siguiente me levanté de la cama y vi mi teléfono al ver que eran las 5:30 de la mañana me apresuré a prepararme y me vestí rápidamente con magia y me puse una camiseta sin mangas de color gris, un pantalón negro de mezclilla roto de las rodillas y encima me puse una chaqueta negra de mezclilla con capucha con las mangas remangadas hacia los codos y me puse unas pulseras del mismo color de la chaqueta, y me puse unas botas grises estilo militar y tomé mi mochila guardé mis objetos personales y después tomé mi maleta y guardé toda mi ropa porque estaría fuera alrededor de 3 meses o quizás más dependiendo de la gravedad de la misión.

Después cerca de las 6 de la mañana iba bajando las escaleras con mi mochila y maleta en mano para irme cuando vi a Max conversado con un hombre a lo lejos en el patio trasero otra vez ese olor a menta inundó mis fosas nasales y supe que ese estúpido Alpha me había encontrado y fue ahí donde entendí por qué Max quiso me fuera a Suiza.

Por un lado lo agradecí pero por el otro estaba maldiciéndolo por no decirme acerca de que el  imbécil vendría de visita al Castillo, por suerte había camuflado mi olor y pude pasar desapercibida para su olfato pero para su oído y vista no fue así.

Max venía a lado del imbécil y vestía su traje de cazador y por lo visto apenas había vuelto de su misión con su hija. Aunque habían pasado bastantes años Max seguía igual a como lo conocí de niña con la única diferencia de que se había dejado crecer la barba.

El imbécil al verme su mirada se mostraba molesto y supe muy bien por qué, él no podía sentir mi olor y eso le daba coraje, me daba mucho gusto porque no me importaba que fuera mi Mate, yo nunca sería suya. Él vestía una camiseta blanca que se ajustaba a su musculoso cuerpo que provocaba que mis piernas se me hicieran agua, un pantalón de mezclilla y botas negras pesadas, y encima tenía puesta una chaqueta negra de cuero.  

Pero después volví en sí y solté una maldición en mi mente, y me quedé quieta mientras Max y el imbécil se acercaban hacia donde estaba, suspiré pesadamente y me quedé quieta mirando el suelo con una sonrisa sarcástica en mi rostro que inmediatamente hizo que Max me mirara severamente y mantuve mi sonrisa sin importarme más nada.

—Eliane, buenos días. ¿Ya estás lista?—Asentí.—Buenos días Max, ya estoy lista.—Max sonrió cínicamente y me asusté porque sabía lo que esa sonrisa significaba.

La Cazadora De La Noche: Soy Tu Perdición...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora