Capítulo 34

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ELIANE

Vi a Stefan mirando hacia el portal, estirando su mano como si tratase alcanzar algo pero me di cuenta de que había algo en él que no estaba bien y debía saber qué era, pero antes de pensar en alguna otra cosa, miré a Dimitri y su mirada estaba puesta en la esfera de cristal que mostraba el Mundo De Los Malditos. Ese mundo era peor que el mismo infierno de mundo en el que nadie desearía vivir.

Aquel sitio era tan seco y tan árido, que no se podía comparar con un desierto sin vida alguna, era tan caliente y crudo que eran pocos los que podían soportarlo, aquellos que lo soportaban no tenían la capacidad o fuerza de sobrevivir, porque ver y sentir lo que vivieron fuera de ese lugar era como recibir una apuñalada a un costado del hombro.

Mientras tanto mi mirada se dirigió a Dimitri nuevamente y lo que vi en él me dejó preocupada, tenía miedo de que cometiera una locura, pero al tomar su mano él se calmó y le sonreí, él me correspondió.

Su mirada se suavizó y se me calmó, porque no quería que el plan que se tenía para lidiar con Stefan fracasara y que todos nuestros esfuerzos se fueran al carajo. Confiaba en mi Mate, pero... tenía miedo de que Stefan, lo provocara porque ese maldito tenía la habilidad de provocar a alguien sin mucho esfuerzo y eso ya ha ocurrido antes.

Respiré profundo y Gretel, estaba a punto de cerrar el portal cuando vimos una grieta en esfera en ella nos dimos cuenta de que el Mundo De Los Malditos estaba en los comienzos de un colapso total, en pocas palabras Stefan, estaba planeando escapar y había que hacer algo para impedirlo.

-Gretel, cierra el portal ahora mismo.-Gretel, asintió y cerró el portal sin dudarlo.

-¿Qué diablos fue eso?-Preguntó Dimitri mirándome.-No lo sé... pero lo único que si sé es que sino detenemos a Stefan, lo más pronto posible se desatará el caos.

-¿Qué haremos?-Dijo Gretel preocupada.

-Tenemos que ejecutarlo lo más pronto posible, sino seguirá haciendo de las suyas.

-¿Cómo haremos eso?-Preguntó Gretel.

Sonreí antes de dar una respuesta porque sabía muy bien qué hacer para hacer caer a Stefan, pero antes debía hacer algo primero. Tenía que hablar con cierta vampiresa francesa.

-No, no Eliane, no lo harás. Esa mujer es el mismísimo diablo en persona.

-Gretel. Antes de ser secuestrada en el avión hablé con ella y créeme ha cambiado.-Frunció el ceño con duda. Entonces lanzó un largo suspiro y dijo:

-¿Qué viste?

-La vi a ella con Stefan. Es su alma gemela.-No dijo nada y simplemente se retiró. Dimitri, me miró con duda y siendo honesta no era para más, porque... sabía muy bien que no se rendiría hasta saber qué era a lo que nos referíamos Gretel y yo.

-¿Qué quiso decir?

-¿Recuerdas... cuándo me seguiste a Francia... fuimos a ver a una mujer que en su momento nos ayudó a irnos de allí luego de ser atacados por los cazadores Nazi?

-Sí, ¿Por qué?

-Esa mujer... es la Alma Gemela de Stefan.

-¿Qué?-No me sorprendió su reacción, es más eso ya me lo esperaba.

-¿Cómo es posible?

-Es sencillo. Esa mujer hizo lo mismo que yo cuando te conocí... usar una poción para esconder su olor y no ser encontrada por su alma gemela.

Levantó las cejas con ironía y sonrió manteniendo esa expresión, por supuesto que no le sorprendió mucho, porque yo lo hacía antes y obviamente que para ningún hombre lobo o vampiro no era ninguna gracia que su Alma Gemela escondiera su olor.

Pero en el caso de esa Mujer no era más que comprensible que ella escondiera su olor, no era sólo por orgullo sino también por... el deseo de no ser encontrada por su alma gemela. Incluso ese deseo yo tuve y no me duró mucho ese gusto porque Dimitri, me había encontrado y siendo honesta me alegra que lo haya hecho porque sin él no sería la mujer que soy hoy en día.

-Ustedes las mujeres son muy complicadas...-Murmuró el infeliz. Le di un golpe con mi una de mis muletas detrás de la pierna y soltó un quejido.

-¡Eso dolió!-Exclamó.-Entonces deja de quejarte, porque si fuera por mí no tendrías todo esto.-Señalé mi hermoso cuerpo pasando una mano suavemente.

Vi cómo tragó saliva, se sonrojó y me retiré de ahí con una sonrisa burlona en mi rostro victoriosa ante mi acción.

Entonces cuando me di la vuelta para irme sentí como me tomó del hombro y tomó de la cintura con bastante fuerza y me quitó las muletas dejándolas caer. Me puso sobre su hombro y me llevó como al igual que un saco de papas a mi habitación.

Me reí y me dio una palmada en el trasero haciendo que gritara, me llevó prácticamente corriendo y al llegar a la cama no me di cuenta en que momento me había quitado la ropa, me introdujo dos de sus dedos en mi interior e hizo que gimiera, apreté las sábanas con fuerza y levanté la cabeza contorsionándome.

Después sacó sus dedos y me empezó a besar desde el abdomen hasta el pecho, tomó uno de mis senos y los lamió, chupó haciendo que gritara, dejó mi seno en paz y le puso la misma atención al otro.

-¡Ah! ¡Maldito!-Se rió sobre mi seno y su cálido aliento me hizo estremecer de una manera sin igual. Dejó mi seno en paz y se dirigió a mi cuello depositando en él besos húmedos, me perdí entre tanto placer que no pude evitar gritar cuando introdujo su miembro en mi interior, fue tan excitante que no me importó en lo más mínimo que todos me escucharan.

Entonces miré a mi Mate, quien estaba jadeante y sudado, que fue la imagen más excitante que nunca antes había visto. Sentí el deseo e impulso de cambiar de posición y eso hice, al hacerlo me puse a horcajadas y lo monté.

Tomé su miembro con mi mano y lo majasee de manera perversa y muy sutil, para mí fue divertido y satisfactorio pero para él fue una tortura porque me suplicaba que lo tomara y que lo hiciera punto porque ya no aguantaba más.

Me reí y seguí torturándolo, hasta el punto en el que finalmente me digné a dejarlo en paz y deposité besos húmedos en sus abdominales hasta el pecho, y seguí besándolo hasta el cuello, soltó un ronco gemido que me excitó todavía más y dirigí mis labios a los suyos, nos comenzamos a besar apasionadamente y luego lo monté con ganas y ambos gemimos.

Luego de unos minutos caímos rendidos y agotados, nos miramos y nos reímos en respuesta. Dimitri, me abrazó y dijo:

-Me torturaste mujer...-Dijo todavía jadeando. Me reí ante su comentario y me abrazó con más fuerza de la cintura.

-Te amo...-Le dije. Él me miró con un poco de sorpresa.-También te amo.-Sonreí y ambos nos quedamos dormidos.

Pero antes de poder dormir miré hacia el techo y rogué a la Diosa Luna porque todo saliera bien ala hora de ejecutar a Stefan y así poder darles a todas las víctimas que sufrieron por su culpa la justicia que tanto merecían.

La Cazadora De La Noche: Soy Tu Perdición...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora