No Eres El Único. {Saiki K Ψ}

☕ {Capítulo especial} ☕

|Un poco de atención|

Sábado por la mañana, uno de los favoritos del psíquico de cabello fucsia. Disfrutaba de estar en casa solo y de un aromático café negro, su favorito.

Lo más curioso es que el joven sabía exactamente cuando acaba su paz, pues dentro de cinco minutos una sonrojada y amigable Teruhashi venía para proponerle desayunar en el "Café Mami", que por "casualidad" era el que más frecuentaba el adolescente.

Ya pasados los cinco minutos se oye de fondo que tocan el timbre, ciertamente a Saiki ya no le incomodaba estar con ella, hasta le gustaba de cierta manera. Mientras miraba por la ventana apoyando su mentón en su mano izquierda se preparaba mentalmente para salir con la chica de pelo azul.

De pronto su mirada vio levemente la habitación de su vecina, miraba la silueta de ella tomando algunas cosas de su cajón, ahora que lo pensaba con claridad, no había pasado tiempo con ella desde hace meses. La compañía de Kokomi había absorbido todo el tiempo que pasaba con la chica del frente; los sonidos repetitivos del timbre lo hicieron salir de su pequeño trance.

Pensándolo mejor, ahora cambiaría de planes. Cuando la chica de aura resplandeciente se fue, el joven se dirigió a la panadería más cercana y compró unos panes rellenos.

Se fue a la casa del frente, tocó el timbre dos veces y no esperó mucho porque su castaña compañera estaba allí recibiéndolo.

–¿Saiki? ¡Saiki-shi! ¿Cómo estás?

–el psíquico subió el dedo pulgar indicando su respuesta.

–Hija, ¿quién es? –habló Maite desde la cocina.

–Es el hijo de los Saiki mamá –comentó Anika.

–¿Qué idioma estarán hablando?

–Adelante.

El muchacho siguió a la adolescente y se encontró con la imagen de su mamá sirviendo el desayuno.

–Llegaste en buen momento... ¿Cómo te llamas muchacho?

–Saiki Kusuo –hizo una reverencia y le entregó los panes rellenos a la madre de la chica.

–Muy bien Kusuo, toma asiento –sonríe.

De repente, el busca de la mujer mayor comienza a sonar.

–Denme un segundo –se dirigió a la parte trasera de la casa, después regresó– Chicos, lo lamento mucho pero-

–Tienes una emergencia en la empresa, ¿no es así?

–Sí... Pero, ¿por qué no desayunan en el patio y le enseñas a Kusuo lo que hiciste?

–¡Mamá!

–¿Qué?

–Eso es secreto –susurró.

–Ay por favor, es tu mejor amigo, ¿cuál es el misterio?

Saiki miró a la madre de Yamazaki, y después a ella. El rostro de la adolescente estaba levemente sonrojado y miraba a su madre como diciéndole "ya es suficiente". Su mamá lo entendió y supo que había dicho más de lo que debía, así que terminó de tomar sus cosas y se fue.